Mucha gente asocia el nombre de Arturo Merino Benítez, con el pinochetismo. Nada más errado. Fue el presidente Salvador Allende quien propuso bautizar el aeropuerto con su nombre. El general del aire era un ferviente allendista.
(Óleo del Comandante Merino por Juan Francisco Jara – 1983)
Un agitado debate generó en las redes sociales la nueva proposición de algunos diputados de cambiarle el nombre al aeropuerto Arturo Benítez, por el del poeta Pablo Neruda. La iniciativa cuenta con el apoyo de los diputados Camila Vallejo (PC), Pedro Browne (Amplitud), Pepe Auth (PPD), Nicolás Monckeberg (RN) y Gustavo Hasbún (UDI), entre otros.
La propuesta no es nueva. Hace cuatro años atrás la Cámara de Diputados rechazó un similar proyecto de ley.
El comodoro Arturo Merino Benítez, en cuyo homenaje el aeropuerto de Santiago lleva su nombre, murió el 30 de abril de 1970. El presidente Salvador Allende el 26 de abril envió al Congreso Nacional un proyecto de ley con un artículo único que decía: «Denomínase «General del Aire Arturo Merino Benítez’ al Aeropuerto Internacional de Pudahuel (Santiago)».
Fue recién en febrero de 1980 que la Junta Militar de Gobierno concretaría la iniciativa ideada por el mismo Presidente que derrocó.
Por eso mucha gente asocia al comodoro con el pinochetismo.
Nada más errado.
Tal como lo afirma la periodista Rocío Montes en un artículo que se adjunta y publicado en el diario La Tercera el año 2003, el general del aire Comodoro Arturo Merino Benítez era un ferviente Allendista. Este fue parte de su discurso de proclamación del candidato de la izquierda, el 15 de agosto de 1964, en el Teatro Baquedano
«…Nadie duda de la necesidad de efectuar cambios profundos en nuestros hábitos políticos y administrativos, a fin de poner término a la fuga de nuestras riquezas y poder mejorar la triste condición cultural y económica en que vive nuestro pueblo. Y, ¿quién puede ofrecernos mayores garantías que el senador Allende que, por más de 30 años, se ha mantenido leal y convencido junto a las ideas socialistas, que significan un más justo reparto de las riquezas, para hacer menos pobres a los pobres?»
Luego del vehemente discurso que el Comodoro Arturo Merino Benítez pronunció a favor de la candidatura de Salvador Allende, el abanderado socialista lo saludó calurosamente. Presenciando la escena se observa a la señora Hortensia Bussi. La fotografía fue publicada por el «El Siglo» el martes 18 de agosto de 1964.
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ARTURO MERINO BENÍTEZ.
Otro ingrediente en el debate sobre el nombre del aeropuerto de Pudahuel:
El Comodoro era allendista
21 de Septiembre de 2003
Luego del ferviente discurso que el Comodoro Arturo Merino Benítez pronunció a favor de la candidatura de Salvador Allende, el abanderado socialista lo saludó calurosamente. Presenciando la escena se observa a la señora Hortensia Bussi. La fotografía fue publicada por el «El Siglo» el martes 18 de agosto de 1964.
Se le vincula al régimen militar, porque en 1980 el aeropuerto de Santiago pasó a llamarse Arturo Merino Benítez. Pero en realidad el general del aire, quien no tiene ninguna relación de parentesco con el almirante José Toribio Merino, fue durante los últimos años de su vida un ferviente activista de la campaña de Salvador Allende en 1964. «Defenderemos su triunfo, que será el triunfo de la nación entera», señaló el Comodoro en uno de sus discursos.
ROCÍO MONTES R.
¡Allende, Allende sólo Allende!», eran los gritos que, según la prensa de la época, se escuchaban la mañana del sábado 15 de agosto de 1964 en el Teatro Baquedano de Santiago durante el acto del personal en retiro de las Fuerzas Armadas, Carabineros, «Prisiones» y «Servicio de Investigaciones» para proclamar al candidato presidencial del Frente Revolucionario de Acción Popular (FRAP).
¿El hombre que organizó la concentración? El Comodoro Arturo Merino Benítez.
Bajo el lema «La familia militar junto a Allende», y en un Teatro Baquedano adornado con banderas chilenas, esa mañana de invierno cientos de ex uniformados presenciaron no sólo el acalorado discurso del candidato socialista, sino que, además, cómo el septuagenario Merino Benítez se instaló en el podio en representación de sus ex compañeros de armas para declarar, en una maciza pieza oratoria, que «sólo Allende es garantía de que se harán grandes cambios en Chile».
Tras la muerte de Merino Benítez, el 30 de abril de 1970, sería el mismo Salvador Allende quien el 26 de abril de 1971 – ya como Primer Mandatario- enviaría al Congreso Nacional un proyecto de ley con un artículo único que decía: «Denomínase «General del Aire Arturo Merino Benítez’ al Aeropuerto Internacional de Pudahuel (Santiago)». Curiosamente, recién en febrero de 1980 la Junta Militar de Gobierno concretaría la iniciativa ideada por el mismo Presidente que derrocó.
Hoy, en 2003, nuevamente se ha abierto la polémica en torno a cambiar el nombre del aeropuerto Merino Benítez. El Consejo Superior de Turismo y diversos parlamentarios de la Concertación han centrado sus argumentos en que el nombre del Comodoro no es atractivo desde el punto de vista de la imagen internacional de Chile, que el general del aire no es conocido ni en el extranjero ni en el país.
Y, efectivamente, pocos saben quién fue realmente el hombre que fundó la FACh, el Club Aéreo de Chile y la Línea Aérea Nacional (LAN). Menos son quienes conocen de su intenso compromiso político con la izquierda y, más aún, que en 1964 apoyó irrestrictamente la campaña del socialista Salvador Allende oganizando a los retirados de las Fuerzas Armadas. Aquí, la desconocida faceta allendista del Comodoro, que se asoma como un ingrediente más en el debate sobre el nombre que debe llevar el aeropuerto de Santiago.
Era nacionalista de izquierda
El 4 de septiembre de 1964 se enfrentarían en las urnas los tres candidatos a la Presidencia de la República: Julio Durán, del Partido Radical; Eduardo Frei Montalva, de la DC; y Salvador Allende, del Partido Socialista.
«Convencido que sólo con el triunfo de la candidatura del Dr. Salvador Allende la ciudadanía podía tener la posibilidad de superar el difícil momento político, económico y social que vivía Chile, Merino (…) trabajó apasionadamente para organizar, y orientar después, la opinión de sus ex camaradas de armas en favor de la postulación del senador por Valparaíso», se señala en la biografía del Comodoro Arturo Merino Benítez, de Alejandro Pizarro, denominada «Hombre del Destino».
El Comodoro del Aire no pertenecía a ningún partido político y ya estaba retirado de las FF.AA. desde el año 1932, es decir, hacía más de 30 años. Sin embargo, y tal como se señala en «Hombre del Destino», siempre fue un «nacionalista de izquierda». Por ello, Merino se decidió a participar activamente en la tercera postulación de Allende a la Presidencia representando, eso sí, a los sectores autónomos que apoyaban al FRAP.
En representación del «Comando Nacional de Independientes» el 3 de julio de 1964 organizó, por ejemplo, una gran convención en el Teatro Roma de Santiago en apoyo a Allende. Y, en la que quizás fuera su mayor acto de compromiso con el candidato, lideró en conjunto con otras dos organizaciones allendistas de ex uniformados – «Frente Cívico Militar» y «Baluarte del Pueblo»- la concentración «La familia militar junto a Allende» que se efectuó el 15 de agosto en el Teatro Baquedano.
Esa mañana de 1964, además de los ex uniformados, estaban presentes todos los «hombres fuertes» del FRAP: el candidato y su esposa, Hortensia Bussi; el presidente de la campaña, Fernando Luengo y, entre muchos otros dirigentes de izquierda, el Secretario General del Partido Socialista, Raúl Ampuero. Todos, sentados en el escenario frente a la multitud que copaba los dos niveles del Teatro Baquedano – según se puede observar en las fotogra-fías publicadas por los periódicos- y con una gran imagen de Allende a sus espaldas.
La tradicional melodía castrense «La Gran Retreta» indicó el inicio del acto de proclamación de Allende. Y el primero en pisar el estrado, para realizar un larguísimo discurso que el diario «El Siglo» calificó como «sensacional» y de «extraordinarias proyecciones políticas» – y que fue reproducido textualmente en la edición del martes 18 de agosto- , fue el Comodoro del Aire Arturo Merino Benítez, quien entonces tenía 76 años de edad.
«Sensacional» discurso
Faltaban sólo 20 días para las elecciones del 4 de septiembre de 1964, las últimas que presenciaría Merino Benítez, puesto que el Comodoro del Aire falleció seis años después, el 30 de abril de 1970, antes de que se realizaran los siguientes comicios para elegir a otro Presidente de la República. Por quién habría votado ese año… un misterio.
Sin embargo, la prédica pronunciada durante la jornada del 15 de agosto de 1964 en el Teatro Baquedano, por lo menos da muchas luces respecto de su posición política:
«…Nadie duda de la necesidad de efectuar cambios profundos en nuestros hábitos políticos y administrativos, a fin de poner término a la fuga de nuestras riquezas y poder mejorar la triste condición cultural y económica en que vive nuestro pueblo. Y, ¿quién puede ofrecernos mayores garantías que el senador Allende que, por más de 30 años, se ha mantenido leal y convencido junto a las ideas socialistas, que significan un más justo reparto de las riquezas, para hacer menos pobres a los pobres?», dijo Merino Benítez.
Y, acto seguido, el Comodoro emplazó a los otros dos candidatos a la Presidencia de la República al señalar duramente:
«¿Podrían realizar esto, lo que el país necesita, el señor Frei o el señor Durán, ligados como se hayan por sí mismos o por los partidos que lo apoyan a la alta banca y al capital extranjero que se adueñó de nuestras riquezas?».
Merino Benítez ironizó, luego, la llamada «Revolución en Libertad» que proponía Frei Montalva – «en libertad seguirá también el pobre, en libertad de morirse en la miseria con las bendiciones del cielo y alguna limosna vergonzante de Caritas para tranquilizar la conciencia»- , cuestionó la independencia de Chile respecto de Estados Unidos, y criticó la entonces reciente decisión de la OEA de romper relaciones diplomáticas con la Cuba del revolucionaio Fidel Castro.
Lo más destacable y llamativo, sin embargo, es el momento en que el Comodoro se refiere al Golpe de Estado del que ya se hablaba en 1964 poco antes de las elecciones presidenciales de ese año. Aludiendo a las FF.AA, señaló:
«Con su alto nivel patriótico perturbado por esta lucha política de embustes y mentiras (…), ni aún así podría flaquear el espíritu de nuestros abnegados hermanos en servicio activo. Para ellos, es cosa bien clara dónde está su deber y como la independencia nacional es su única razón de ser».
Y, continuando en su tono comprometido, remató al finalizar su discurso:
«Doctor Allende, estaremos en el puesto que la Patria señala, y defenderemos su triunfo, que será el triunfo de la nación entera».
En la biografía «Hombre del Destino» se señala que la versión del discurso de Merino Benítez que entregó «El Siglo» omitió una frase importante: «Por estar con usted, Dr. Allende, nos llaman a todos comunistas, ajenos como somos al socialismo marxista-leninista».
En ningún caso, señala el libro, la adhesión de Merino a la candidatura de Allende significó una toma de posición política en favor del comunismo internacional.
Finalmente en 1964 Allende sólo alcanzó el 38,9% de los votos, resultando elegido el candidato decé, Eduardo Frei Montalva, con el 56,1% de las preferencias del electorado. Pero la derrota en las urnas del FRAP, dice «Hombre del Destino», no desmoralizó a Merino, quien continuó con su posición política.
Es por ello que para las elecciones generales de marzo de 1965, Merino Benítez fue tentado por el entonces senador Baltazar Castro para presentarse como candidato a senador por Santiago, cosa que el Comodoro rechazó desilusionado por considerar que la vía electoral desfiguraba la opinión del pueblo.
Sin embargo, en una carta dirigida a su amigo político, con fecha 7 de noviembre de 1965, expresó que, pese a su negativa a postular como congresista, «lo dicho no obsta para que, en concordancia con sus ideas y las mías, nos pongamos en franca campaña, utilizando la ocasión para demostrar al pueblo la necesidad que existe de formar una izquierda poderosa que responda a los ideales nacionalistas que nos guían».
Determinantes declaraciones, sin duda, que hoy revelan el lado más íntimo e ignorado del Comodoro.
EL CLAN
Voz de los descendientes
Hijo: Carlos Merino Ossa (76 años)
Carlos es el menor de los siete hijos que Arturo Merino Benítez tuvo con su primera esposa, Delia Ossa García, y uno de los tres que todavía viven.
Vestido moderno, con una camisa color verde canario, este ex empleado se apasiona a la hora de hablar de su familia y con entusiasmo muestra las fotografías medio amarillas que guarda con recelo en su departamento de Avenida Kennedy.
No le gusta nada, como era de esperarse, la idea de rebautizar el aeropuerto.
«Esto es desconocer la historia de Chile. Dicen que nadie conoce a mi padre, pero que el aeropuerto lleve su nombre es una forma de dar a conocer su brillante trayectoria que, por lo demás, en su momento fue celebrada por todo el mundo», reclama.
¿, qué opina de que su padre contribuyera a la campaña de Salvador Allende el año 1964? Bueno, no lo desconoce: «Él fue un gallo macanudo. Ahora, que fue medio revolucionario… lo fue». Sin embargo, asegura que Arturo Merino Benítez iba a votar por Jorge Alessandri en la elección de septiembre del 70. «Tenía idea socialistas, pero socialistas puras, no apoyaba la transformación que hubo después… Él para el 70 estaba con Alessandri, y se lo aseguro».
Eso sí, aclara, su hermano mayor – Arturo- aseguraba que su padre «fue allendista hasta el último».
Nieta: María Inés Merino Fernández (52 años)
«Mi gordita regalona», le decía Arturo Merino Benítez a su nieta mayor cada vez que la niña lo visitaba en el departamento que tenía en la céntrica calle Agustinas. Eso es lo primero que se le viene a la mente a María Inés Merino Fernández a la hora de referirse a su abuelo.
Hija de Arturo, el primogénito del general del aire, María Inés no disimula su malestar ante la reciente propuesta de cambiar el nombre al aeropuerto internacional de Santiago.
«¡Es que hay una ignorancia total!», comienza. «Hay mucho desconocimiento, especialmente de la juventud, sobre la historia de Chile… y eso me da mucha rabia, que no haya amor por las tradiciones y la patria… ¡Porque mi abuelo fue un gran personaje!», dice en su casa de Las Condes.
Está consciente de que muchos chilenos hoy en día relacionan a Arturo Merino Benítez con el Gobierno Militar, por el hecho de haber sido un uniformado. Sin embargo, dice, muy pocas personas saben que fue Salvador Allende quien propuso primero la idea de bautizar con el nombre de su abuelo el aeropuesto internacional de Santiago (claro que, acota, no cree que esta iniciativa haya tenido que ver con razones políticas).
Porque la ayuda que prestó su abuelo a la campaña de Salvador Allende en 1964, ella dice no tener idea. Le carga la política.
Sobrino: Alfonso Cuadrado Merino (84 años)
Es hijo de una de las hermanas menores de Arturo Merino Benítez, Ana Rosa. Y, además, según se reconoce en la familia, el sobrino predilecto del Comodoro. Es que Alfonso Cuadrado Merino también es un «hombre del aire», ya que durante más de 25 años se desempeñó como piloto de Lan Chile. Y su pasado queda al descubierto al pasear por su departamento de la comuna de Providencia: en su despacho hay más de algún retrato de su tío, condecoraciones varias cuelgan de las paredes y son innumerables las figuras e imágenes de aviones que adornan el espacio.
Se siente orgulloso del Comodoro, y se le nota. Tanto, que incluso en 1994 publicó una biografía de su tío. Una de las pocas que existen.
Con su hablar pausado y caballeroso, y sobre todo muy moderado, explica que «Merino Benítez era un hombre tan conocido años atrás… y ahora mucha gente no tiene idea. Sin embargo, los que vivimos la época sabemos el gran hombre que era», se lamenta el octogenario hombre.
«Fue grandioso lo que hizo, y ahora querer quitarle el nombre al aeropuesto lo hallo pobre, sucio, no me gusta», dice.
Cuadrado no recuerda con exactitud la faceta política de Merino Benítez, ni su rol en la campaña de Salvador Allende en 1964. Sin embargo, aporta datos. «No me recuerdo bien, pero entiendo que Allende lo apreció mucho. Difícil meterse en esas honduras, pero se conocían».
OTRO NOMBRE PARA EL AEROPUERTO
El arribo de Pablo Neruda
«Es un tema de márketing, nada más», dice Gabriel Délano, presidente del Consejo Superior del Turismo (Consetur), sobre la idea de cambiarle el nombre al aeropuerto Arturo Merino Benítez. Algo así, explica, como vender de mejor forma la «marca» de Chile.
Le parecería bien que se rebautice el aeropuerto como «Pudahuel», «Los Andes» o «Patagonia», que según Délano son denominaciones más atractivas para el turismo. Pero definitivamente cambiar «Arturo Merino Benítez» por el de «Pablo Neruda» es la propuesta que más le seduce (idea que, por lo demás, aclara, nació del senador del PPD Fernando Flores, pero que en realidad José Piñera había propuesto antes).
Y la diputada del PPD Carolina Tohá, impulsora en Cámara Baja del cambio del nombre para el aeropuerto por el de Pablo Neruda, dice que no hay ninguna razón política detrás de la iniciativa.
Y agrega: «A Arturo Merino Benítez le tenemos que hacer un homenaje, se lo merece, pero en otro lugar… de otro tipo».
La sola presentación de un proyecto de ley permitiría comenzar la discusión sobre el cambio de nombre del aeropuerto Merino Benítez. Y la diputada del PPD está dispuesta a presentarlo.
En tanto, Consetur ya le pidió a la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados que se pronuncie sobre el cambio de nombre del aeropuerto Arturo Merino Benítez y en los próximos días se pedirá una entrevista con el Presidente Lagos.