Por JCR.-
Ya pasó. La hojarasca verbal de nuestro pequeño Macondo político ya se la lleva el viento. Allí se van volando, entre la polvareda, las frases y los dichos de sainete y farsa. El asunto Burgos-Bachelet ha muerto miserablemente. Es un cadáver maloliente y no hay nadie que lo entierre ni lo llore.
Al cadáver le falta un zapato. Es algo ridículo ver un finao sin un zapato. Pero a nadie le preocupa. Nadie pide un certificado de defunción tampoco. El huevón se murió no más. Allí está el muerto sin zapato. A esos políticos no les preocupa la ridiculez que hay en esto.
Pasó la banda bananera por el centro de nuestro pueblo seguido por la hojarasca, un remolino de insensatas y atolondradas palabras, el alboroto de desperdicios. Los rastrojos y la polvareda de unos políticos más tristes que el hambre.
Todo eso ya parece remoto.
Han pasado solo unos días y ya nadie recuerda.
El calor es sofocante. Se oye el zumbido del sol de enero por las calles, pero nada más.
Pero el aire sigue estancado. Se tiene la impresión que podría cortarse como si fuese una lámina de acero.
Hay olor a desperdicios, a caca.
Volvemos en lo que estábamos. Aparecen los nombres de diputados y senadores que se prestan plata fiscal en el parlamento. “Tenía problemas de caja”. “Nunca lo vi como un préstamo” . “Era un adelanto de mi sueldo”.
BanCongreso, le pusieron en la redes sociales.
Hay olor a caca y a basura.
El Concejal de Maipú, Marcelo Torres, acusa al actual ministro de obras públicas, el demócrata cristiano, Alberto Undurraga, de que habría recibido 350 millones en coimas, de parte de una empresa de basura “Proactiva”.
“Es absolutamente falso”, acaba de decir el ministro demócrata cristiano, Alberto Undurraga.
Se siente el olor nauseabundo de descomposición.
El olor es tan desagradable, como si reciclaran un condón reversible, para seguir dándose entre ellos. Algo bien cochino.
El aire está más hediondo que tubo toplero. Es un dicho algo barriobajero, claro.
Lo cierto, es que hace mucho calor y todo está tan hediondo, como los sobacos en el metro.
¡Puaj!
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