En estos días, se ha suscitado nuevamente un debate por el “daño” que significarían los lobos marinos para la pesca artesanal y el cultivo de los salmones, con propuestas de permitir la matanza masiva de los lobos para controlar su población, pasando por alto la ley que lo impide, o a través de supuestas “pescas de investigación” que según la Ley General de Pesca y Acuicultura no tienen como objetivo la extracción masiva de recursos marinos.
El problema se crea por que no se entiende o no se quiere entender que la acción depredadora del hombre sobre los recursos marinos, es ajena a la forma cómo en los ecosistemas marinos se establecen las relaciones naturales entre las especies, como resultado de miles de años de interacciones en las cuales el hombre no ha formado parte.
En todos los ecosistemas marinos hay complejas redes o tramas trófica, en las cuales ocurre un flujo de energía desde los niveles más bajos, constituidos por lo general por organismos vegetales hasta los niveles superiores, como peces y mamíferos marinos, donde se ubican los depredadores topes cuya actividad alimentaria mantiene la estructura de las redes o tramas tróficas que están bajo su dominio. En otras palabras, la energía solar que llega hasta la superficie de los océanos es captado por el fitoplancton (microorganismos vegetales) que sirve de alimentos a los peces fitoplanctófagos (e.g., anchovetas) los que son capturado por peces carnívoros (e.g. merluzas) que pueden servir de alimento a otros animales carnívoros (e.g., jibias) que finalmente sirven de alimentos al depredador tope de la trama trófica (e.g. cachalotes). Todas estas relaciones están balanceadas armónicamente de tal modo que alteraciones inesperadas (e.g. la acción del hombre) produce un desequilibrio !
o reacomodación de las tramas tróficas.
En el caso específico que nos preocupa, los lobos marinos son parte de los depredadores topes y como tales siempre estarán buscando alimentos para cumplir con la ley natural de crecer y reproducirse, y las merluzas y los salmones son alimentos que le entregan los requerimientos energéticos y metabólicos necesarios para ello. Por lo tanto, es natural que los lobos marinos dentro de sus estrategias de optimización energética (gastar lo menos posible en buscar alimento para tener el máximo de energía para crecimiento y reproducción) compitan con la pesca artesanal por el mismo recurso: los peces. Además, no hay que olvidar que los lobos marinos son mamíferos de gran inteligencia y sobre todo con un alta capacidad de aprendizaje, por lo que siempre encontrarán la manera de acceder a los recursos que les interesan. El pretender disminuir los daños con matanzas masivas es una muestra más de la arrogancia del hombre de creerse dueño de la naturaleza y no parte de ella.
En resumen, el problema denunciado es una simple competencia entre depredadores, donde los lobos marinos por ser partes naturales de las tramas tróficas marinas, llevarán siempre todas las de ganar. Por lo tanto, no queda más que aprender a convivir con ellos, no eliminarlos.
Eduardo Tarifeño Silva
Biólogo Marino, Ph.D.
Departamento de Zoología, Universidad de Concepción
Miembro Titular del Consejo Nacional de Pesca, Vice-Presidente Sociedad Chilena de Ciencias del Mar.
4 de octubre de 2010.