Santiago, 5 de noviembre de 2010. (RdM)– Este Jueves en Chile se habló de fútbol como no se hacía desde el campeonato del Mundo. Pero no había partido para celebrar una victoria de la selección ni goles para quedar roncos gritando un ceacheí. Se trataba simplemente de la elección de una directiva para la ANFP, donde unos veinte señores decidieron que nadie mejor que un ciudadano español era capaz de dirigir esa asociación gremial.
No importó en absoluto la opinión ni el deseo de casi 17 millones de personas, pues como aclaró el Presidente electo cuando se le consultó sobre las protestas en las afueras de Quilín: “esa gente no vota”.
Hay unanimidad en reconocer lo impecable de la gestión del derrotado Presidente, en lo deportivo ni hablar, pero sobre todo en la administración de los recursos que, como nunca, se obtuvieron en su gestión.
Pero es necesario reconocer que se cometieron errores y que estos terminan pagándose caro, como no ser obsecuente con el poder establecido, ni favorecer a los accionistas de los clubes grandes en desmedro de los pequeños, como estaba establecido por las administraciones pasadas.
Se debe entender que el fútbol dejó de ser lo que aprendimos de nuestros mayores, en deporte popular que hacía vibrar a todos, desde las canchas de tierra en las poblaciones hasta las memorables jornadas de una selección, que por primera vez, nos hizo sentir orgullosos de no ser los “arratonados” de siempre y que se nos mirara con respeto en cualquier cancha en que estuviéramos.
Hoy en día, nuestra ilusión se transa en las Bolsas y los conspicuos señores que ayer decidieron por el castigo, solo están interesados en el valor de sus acciones y los ingresos de los mecanismos de publicidad y derechos de transmisión. Son los mismos señores que deciden las extrañas contrataciones de jugadores que llegan con mucha pompa y que nunca llegan a jugar ni un solo partido como titulares y que al año siguiente son vendidos en transacciones extrañas, para que llegue un nuevo grupo de personajes extraños y en decadencia.
Pero en Quilín se decidió algo más, pues la elección de Segovia, llevaba implícito el alejamiento de Bielsa como Director Técnico, que también molestaba al poder y sus consortes.
Y ese loco lindo, consecuente hasta en el último de sus actos, aclaró que con ese señor no pensaba trabajar. Es cierto que nadie es insustituible y que vendrá otro que aceptará que le formen la selección, que le presten los jugadores que convenga mostrar a los clubes grandes y tendremos a los seleccionados en cuanto programa de farándula se nos pueda ocurrir.
Pero termina una etapa en que se tuvo disciplina, seriedad, empuje, respeto en el trabajo, en que no hubo intocables, pero sobre todo hubo mística y alegría para la gente.
Esto que ha pasado es una burla y un atropello a todos los chilenos, pero como ya nos tienen acostumbrados los grandes inversionistas de este país, nada importa lo que quiere el pueblo, sino lo que interesa y sirve a los tenedores de acciones.*****FIN*****