Santiago de Chile, 14 de Diciembre 2010. (Radio del Mar). Con el aplauso casi unánime de la ciudadanía, fue promulgada la Ley contra el Femicidio, que incrementa las penas que deben sufrir las personas culpables de violencia contra las mujeres en el ámbito de la familia. Largamente esperada y necesaria en un país que ha visto fallecer por esta lacra casi 50 mujeres en el transcurso de este año, aunque son decenas los casos que no han tenido un desenlace fatal.
Pero esta Ley ataca solamente uno de los aspectos en que la violencia está presente en esta sociedad. Son muchas las voces de diferentes sectores que han planteado desde hace tiempo que se vive en una realidad en que se ha instalado este cáncer social, que tiene diferentes expresiones, unas abiertas y otras solapadas que actúan bajo el amparo y complicidad de los medios de comunicación y las estructuras de poder, sin que parezca interesar abrir un debate para ir al origen de lo que está sucediendo, donde no puede obviarse el tipo de sociedad en que se vive, en que el consumo salvaje y la ley del más fuerte ha instaurado un egoismo individualista en el que «todo vale» con el fin de tener la razón.
Es peligroso ver también, como ésto se ha transformado en política de Estado, con fuerzas policiales que humillan a los ciudadanos por el simple hecho de ser comerciantes ambulantes, que reprimen con brutalidad toda forma de expresión democrática, aunque venga de estudiantes, empleados públicos o personas de los pueblos originarios que se manifiestan en forma pacífica y que llegan a asesinar por la espalda a un comunero mapuche con el fin de «restablecer el orden».
El Ministro del Interior, ante todo promete mano dura y ni muchas cárceles más serán suficientes si sigue pensando en encarcelar a todos los que se expresan sin estar de acuerdo con el discurso oficial. Actúa con rapidez y la eficiencia que caracteriza a este gobierno, pero lamentablemente, no lo hace para reconocer los abusos que se cometen en cumplimiento de sus órdenes, pues esa es una violencia de carácter muy grave y que deja secuelas que durarán por muchos años.*****FIN*****