19 - septiembre - 2024

UN AÑO DE DISTANCIAMIENTO ENTRE GOBIERNO E IGLESIA

Nulo protagonismo en ceremonias públicas, advertencias a que se dedique solo a su misión pastoral y duras criticas a los emblemáticos Hogar de Cristo y Un Techo para Chile, son algunos de los signos de esta separación. ¿Dinero, luces, o es la «nueva derecha» la que asoma?

Santiago de Chile, 29 de diciembre 2010. (Radio del Mar). Hace un poco más de medio siglo, al dejar República Dominicana rumbo a su exilio definitivo en España, el entonces depuesto Presidente de Argentina, Juan Domingo Perón, con su reconocida sabiduría popular, le expresó al dictador Trujillo: «General, no se pelee con la Iglesia, mire lo que me pasó a mi».

Esto, que para muchos pudo ser considerado una gran verdad, que para otros fue una simple anécdota, y que para algunos sólo fue un reflejo del resentimiento de un político casi fracasado, parece no jugar ningún rol en la visión del actual gobierno chileno. Pese a que el actual gobierno está formado en su inmensa mayoría por católicos practicantes y muchos de ellos con un largo historial en cargos y poderosos vinculos religiosos, las relaciones de esta administración con la Iglesia Católica son las más distantes desde el termino de la dictadura.

Es evidente que en esto ha estado presente una serie de factores que han influido en las partes. Por el lado de la Iglesia, ha sido evidente el desperfilamiento del Cardenal Errazuriz y una objetiva debilidad en el ejercicio de su cargo, hecho que pudo haber estado ligado a su pronto reemplazo, pero al que no es ajeno su rol complaciente en los casos de pedofilia, desde el más reciente -ocultando antecedentes y postergando la investigación sobre el caso Karadima-, hasta situaciones en que favoreció la huida del país de sacerdotes denunciados por las mismas aberraciones  para evitar procesos judiciales. Por otra parte, la extraña y sorpresiva venta de Canal 13, en un precio irrisorio para el valor  de mercado, no deja de llenar de suspicacias el fin de su gestión. Los esfuerzos de Monseñor Goic por llenar ese vacío de conducción, pese a su capacidad y el  cargo que ocupaba como Presidente de la Conferencia Episcopal, no fueron suficientes para compensar la falta de liderazgo, pues es conocido que en esa institucionalidad jerarquizada, es finalmente quien ostenta el cargo de Arzobispo de Santiago, el que decide.

En la acera de enfrente, el gobierno no de la Alianza, sino de Piñera, como lo han expresado los Senadores Longueira y Allamand, no está dispuesto a ceder un milímetro a nada ni nadie que impida el lucimiento total del Presidente, es decir que podríamos estar en presencia de un conflicto de protagonismos. Acostumbrados como se estaba a la presencia eclesiástica en todo lo que fuese de cierta relevancia en el país, a sus opiniones sobre temas terrenales, sobre todo de tipo laboral, salarial, social, de pobreza y tantos otros, como a no ser nunca motivo de ninguna crítica, pese a ser conocidos sus intereses económicos en distintas áreas económicas, de pronto se pasa a una especie de ostracismo en que, salvo su mediación en la huelga de hambre de los comuneros mapuches, su presencia se ha desperfilado totalmente.

La primera señal y muy dura, se hizo visible inmediatamente después del terremoto de febrero, cuando no hubo invitación para ninguna visita a los terrenos devastados o celebración de alguna ceremonia especial religiosa, seguido del ataque de la Intendenta de la Octava Región del Bío Bío, Jacqueline van Rysselberghe, que por primera vez cuestionó el rol del emblemático Hogar de Cristo y Un Techo para Chile, como proveedoras e instaladoras de mediaguas, denunciando la calidad, la rapidez, el precio y la competencia desleal de este sistema de recolección de dinero, con las empresas privadas al trabajar sin pagar remuneraciones y sólo hacerlo con voluntarios. En ese momento hubo un claro llamado a la Iglesia a dedicarse a los temas esprituales y dejar los terrenales a los expertos. No menos directo fue poco después el Ministro  del Interior, Rodrigo Hinzpeter, reiterando el llamado a los sacerdotes a concentrarse en los temas de fe. Pese  a las protestas del Cardenal, el secretario de Estado nunca se disculpó.

Luego tuvo lugar el derrumbe de la mina San José y todo el proceso que culminó con el rescate de los mineros. Aquí no hubo bendiciones públicas para nada y menos para la operación final, donde claramente la estrella era otra.

El Tedeum de septiembre y el ceremonial en torno al Bicentenario, no fueron más que eso, pero en la Parada Militar, en el izamiento de la bandera en la Alameda y los otros actos alusivos, la imagen eclesial brilló por su ausencia. Pero nada de esto es comparable con el gran desaire hecho a la propuesta estrella de la Iglesia para celebrar los doscientos años de la República. El trabajo de casi dos años realizado para seducir, encantar y motivar a todos los sectores de la sociedad sobre la necesidad de realizar un gesto supremo de hermandad y reconciliación nacional como el Indulto del Jubileo, no sólo no fue rechazado por este gobierno, sino que peor aún, fue ignorado y se propinó a la Iglesia una derrota impensada de consecuencias aún imprevisibles.

Es evidente qe con su experiencia centenaria de tratar con amigos y otros que no lo son tanto, la Iglesia ha optado por un prudente silencio y no ha hablado para defender a los  trabajadores en huelga y sus justas reivindicaciones, tampoco cuando vé que sus símbolos desaparecen de los billetes que circulan en el país, o cuando sigue desplazada públicamente de las ceremonias oficiales. Como siempre la Iglesia sigue esperando.

Pero el gobierno no es así, se ha acostumbrado a golpear sin pausa y por todo a quien quiera oponérsele en algo, criticarlo o quitarle protagonismo, para lo cual tiene una batería de recursos que utiliza de acuerdo  al momento y su conveniencia. Por eso, en esta escalada de un conflicto que se ha buscado solo, hizo salir a la luz a un señor de vinoso apellido, amigo y asesor personal del Presidente, de ese llamado y misterioso «Tercer Piso», reservado a la gente de más confianza. Su misión esta vez, fué entregar un mensaje de bienvenida y  advertencia al nuevo Cardenal que asumirá en enero.

El señor Jorge Errazuriz Grez, propietario de Celfin Capitales, socio de la familia Lucsic y asesor de Piñera expresó lo siguiente: «Me gusta un estado laico y que trate a los inviduos como adultos deliberantes y libres, sean hombres o mujeres  de cualquier creencia;   ¿ Si los liberales somos mayoría en Chile, especialmente la juventud, porque nos dejamos pasar la aplanadora eclesiástica ?. Exijamos respeto.

No es posible creer que las palabras de Errazuriz no respondan a una estrategia más elaborada y que es absolutamente imposible que al originarse en el gabinete presidencial no cuente con el acuerdo y el apoyo del propio Presidente. Lo extraño es que los políticos de la Alianza, siempre tan celosos de su fe y de salvaguardar los derechos de su Iglesia, ni siquiera hayan dicho una palabra al respecto.*****FIN*****

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