Santiago, 18 de enero 2011. (Radio del Mar)– Están frescos aún los recuerdos de todos los esfuerzos por rescatar con vida a los 33 mineros que habían quedado atrapados en la Mina San José y una de las cosas que más se destacó siempre, fué que su unión como grupo y la solidaridad entre ellos había sido un factor determinante en su sobrevivencia. Inmediatamente después del exitoso rescate, llegaron los discursos, las promesas, los compromisos de ayuda de parte de las autoridades y de ellos mismos, la voluntad de mantener esa unidad dentro del grupo.
Pero han pasado los días y la realidad ya no es la misma. Han viajado y recibido homenajes, pero no existe esa férrea unión de las primeras horas, como tampoco se han concretado las tantas promesas recibidas. Mientras un grupo no se recupera de los trastornos sicológicos causados por ese tiempo bajo tierra y subsisten del pago de sus licencias médicas, muy inferiores a sus salarios como mineros, otros viajan a celebrar el cumpleaños de Elvis Presley en Estados Unidos como Edison Peña. En tanto, su compañero, Mario Sepúlveda, da conferencias, charlas motivacionales y en una actitud casi mesiánica ofrece donar 400 casas para los damnificados de Parral; mientras Carlos Mamani su colega de grupo y desventura en la mina, vive a sus 23 años de edad junto a su familia, sin salario, en una casa sin agua ni alcantarillado y habiendo recibido la información de la Municipalidad de Copiapó y la Intendencia Regional de que no existe ninguna posibilidad de prestarle ayuda.
La situación económica de la mayoría del grupo comienza a complicarse y a medida que pasa el tiempo y los homenajes se vuelven esporádicos, las esperanzas de una pronta solución se diluye. La Asociación Chilena de Seguridad ya ha manifestado que no está dispuesta a continuar pagando las licencias médicas pues los damnificados no cumplen con el reposo ni los tratamientos indicados para su recuperación, tampoco se está cumpliendo el acuerdo o compromiso inicial de repartir en el grupo el dinero que ingresara por entrevistas pues no lo cumplen quienes reciben altas sumas. Y los trabajos prometidos por el gobierno no están en agenda, además el temor no superado de los mineros, no les permite trabajar bajando nuevamente a otra mina.
Parece que la oscuridad está volviendo, pero no al interior de la mina, sino que ahora está pasando en la superficie.*****FIN*****