21 - septiembre - 2024

MINISTERIOS: El poder histérico


Por Omar Perez Santiago

Hemos entrado en la era del Poder Histérico. La prensa llega hoy siempre morosa. Las noticias circulan on line, y las redes sociales las diseccionan, de modo autónomo, y se distribuyen a la velocidad de la red. Han cambiado los modos de fabricación de la realidad en la imaginación pública y el poder de influenciar la mente. Al otro día, no puede ser de otro modo, normalmente la noticia, si no ha sido muy relevante, ya está muerta. Es la tendencia de la pulsión del «ya»  de las redes horizontales y autónomas del tiempo real. Los medios de comunicación ya no definen toda la agenda pública.

La inmediatez y la autocomunicación de masas golpea duro en los gabinetes ministeriales. Gabinete Ministerial debe leerse aquí como un concepto teórico-ficcional y paródico de los agentes funcionales del Estado. Con las redes móviles, el Gabinete Ministerial se ha transformado en un Poder Histérico.

En el año  1995,  el francés Regis Debrey, en su libro El Estado Seductor, describió el paso de la Grafoesfera a la Videoesfera, de la cultura libresca a la del poder de la imagen, El dominio de la imagen obligó a los gabinetes ministeriales a realizar planes de agenda diaria, para estar presente en la televisión durante el día. Gobernar era administrar los eventos públicos con asertividad, para aparecer en el noticiero de la tarde. Era el Estado Seductor que le hablaba a la audiencia. Los Gabinetes ministeriales aprendieron las herramientas para controlar y manipular la agenda. Era lo que la argentina Beatriz Sarlo definió en Escenas de la vida posmoderna en 1994. Esa realidad dio de comer a muchos periodistas y mercaderes de imagen pública durantes las últimas décadas.
                                                                             
Pero eso ya está superado. Es anacrónico. Ya no funciona más. Y aunque ciertos profesores la sigan vendiendo en universidades como categorías muy actuales, la verdad es que ahora estamos en un momento transformación.

Por eso, los Gabinetes ministeriales están desfasados. Las audiencias ya están informadas por agentes colectivos y algo anónimos desde la noche anterior. Los temas ya están en la mentalidad pública. Esto no les da tiempo a los gabinetes ministeriales a pensar sus intervenciones en los medios. Entonces en los gabinetes ministeriales surge la neurosis, surgen tics neurológicos, paresias, cegueras momentáneas, parestesias o ataques convulsivos. Los gabinetes ministeriales sufren de amnesia disociativa, tienen lagunas de memoria y trastornos de identidad disociativa, (dos o más identidades).

Además, en el gabinete del Ministro aparece el síndrome Briquet. El síndrome Briquet es el gusto por la victimización. Ven fantasmas donde no los hay. Siempre creen que hay algún tipo de conspiración. Entonces gritan. Pierden los nervios. Por eso es que en los Gabinetes Ministeriales predomina la mala educación y tratan a los demás como un trapo. Son  hiperexpresivos e histriónicos. Después piden leyes absurdas para controlar las redes sociales.

El señor ministro aparece en las cámaras y se le nota una mueca que es disociación de afecto, se le nota una discrepancia entre lo que el señor ministro dice y en como lo dice. El señor ministro sufre de afectividad incongruente.
Las dos formas de histeria ministerial, (la victimización y la incongruencia) tienen en común la lamentación, que delata una impotencia, una incapacidad, un déficit.

Es el perfil histérico de los gabinetes ministeriales. Con este nuevo tipo de ministros debemos tener mucha paciencia

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