Santiago de Chile, 23 de Enero 2011. (Radio del Mar). Hace muy poco tiempo, la opinión pública tomó conocimiento de la escandalosa colusión existente en el mercado, en torno al negocio de los medicamentos en que las Cadenas de Farmacia y los laboratorios, establecían acuerdos ilegales para incrementar los precios, lo que afectaba directamente los intereses de los consumidores. Todo esto originó una investigación y aplicación de sanciones a raíz de lo determinado por la Fiscalía Nacional Económica (FNE). Este organismo estatal encargado de velar por el respeto a la libre competencia, determinó que en este caso se trataba de un atentado a la misma.
Pero esto no es nuevo en Chile, porque los laboratorios tienen un largo historial de denuncias sobre sus prácticas y manipulación del mercado, pues ya en 1982 el abogado Pablo Rodríguez Grez que vivía su desencanto con el modelo económico imperante entonces, realizó la primera denuncia, luego de que en 1980 el gobierno decretara la libertad en los precios de los medicamentos. Esta denuncia llevó a una investigación que concluyó en el informe firmado por el actual Ministro Secretario General de la Presidencia y entonces Presidente de la Comisión Preventiva, Cristián Larroulet, en que se concluía que las prácticas eran absolutamente ilegales.
Han pasado casi 30 años desde entonces, pero los problemas se han incrementado porque la posición monopólica de un grupo de laboratorios, hace que esa actitud de discriminación a todos los que no conforman el núcleo de las tres cadenas principales de farmacias sea algo habitual como lo ha denunciado en reiteradas oportunidades el Presidente de la Unión de Dueños de Farmacias, Raúl Alvarez, agrupación que reúne a todas las pequeñas y medianas farmacias que actúan de manera independiente. Dentro de la investigación llevada a cabo por la denuncia, la FNE ha podido comprobar también que son los laboratorios los que sugieren los precios de ventas de sus productos, que se entregan estímulos económicos a dependientes de farmacias por vender determinado tipo de productos de marcas específicas, que se niega la existencia de lo prescrito en las recetas médicas, y se presiona a los clientes para que los sustituyan por los de determinada firma, y muchos ejemplos más que sería largo señalar.
Los representantes de esta industria particular y sensible para la salud de la población, han demostrado su poder economico y gran capacidad de presión en diferentes oportunidades, por lo que no sorprende, aunque resulte indignante y casi escandaloso, que se anuncie el fin de la Central Nacional de Abastecimiento (CENABAST), del Ministerio de Salud, como poder comprador del Estado a nivel central y desde la cual se abastece toda la red asistencial del país.
Esa capacidad centralizada de compra, además de permitir mayores índices de transparencia, asegura la obtención de precios que sólo se logran cuando se transan grandes volúmenes en medicamentos, pero también en insumos, lo que de esta manera se perdería, ya que los laboratorios negociarían directamente con los consultorios y hospitales, y esto naturalmente, significará un alza de precios e incremento de las ganancias de los laboratorios productores y distribuidores.
Es evidente que se está ante un proceso acelerado de privatizacionnes, que tiene una etapa previa de desprestigio y debilitamiento de lo público y una visión de que lo privado será la solución para todas las dificultades existentes. La anunciada disminución de las listas de espera en los hospitales no se realiza con nuevas inversiones en los servicios de salud, sino con el envío de las personas a clínicas privadas, en un negocio de dimensiones insospechadas que favorece a los grupos económicos de siempre.
Ahora se pretende hacerle este nuevo regalo de Navidad a la industria farmacéutica, por lo que habrá que esperar que historia inventa la vocera de gobierno para explicar esta situación como una necesidad ante las consecuencias del terremoto pasado.*****FIN*****
