Santiago de Chile, 18 de Febrero 2011. (Radio del Mar. Fuente: Tangocity, Argentina). Cuando nació el 18 de febrero de 1918 en el porteño barrio de San Telmo, ciudad de Buenos Aires, fue inscripto como Mariano Martínez. Desde niño estudió en el conservatorio D’Andrea, de Lanús Oeste. Eran tales su precocidad artística y audacia, que con 14 años se presentó en el bar Vicente, de la Avenida Corrientes que era angosta, donde solicitaban un pianista que ejecutara música internacional, leyera a primera vista y transportara. Le tomaron una prueba, la superó y comenzó a trabajar por una diaria de tres pesos con cincuenta. Poco después estudió en la academia de Luis Rubinstein, con quien mantuvo una sólida amistad. Concurrían allí a vocalizar las más prominentes figuras de la canción popular y otros que se iniciaban. Conoció a Rodolfo Sciamarella -tenía buen oido, era calificado letrista pero no sabía escribir música- quien le pedía que pasara al pentagrama las notas que se le ocurrían.
De tal relación surgió Salud, dinero y amor que originalmente era una zamba y Mores la convirtió en vals, alcanzando notable suceso. Posteriormente le pidió una letra a Rubinstein, le puso música y dio origen a Gitana, una canción de corte español que nunca ejecutó, aunque lo hiciera el tenor Tito Schipa. Como por entonces estaba de moda la música paraguaya a partir de la guarania India, de Samuel Aguayo, escribió Flor de hastío, creación a la que perdió el rastro y años después estando en Asunción se enteró que había sido un éxito resonante pero la presentaban como de autor anónimo.
Más tarde el director de la academia nombra profesor a Mariano Martinez y lo relaciona con las hermanas Margot y Myrna Moragues, de quien el joven se enamora perdidamente, Es así que se integra al dúo que ellas formaban, Las hermanas Mores y queda como Trío Mores, actuando en radios porteñas y distintos escenarios, hasta que Mariano se integra a la orquesta de Francisco Canaro. Recibió la primera plata grande como paga de los arreglos musicales que hizo para unos japoneses: cinco mil dólares -una fortuna por entonces- para pasar música popular nipona a tiempo de tango. Siempre atento a su imagen, con la suculenta paga se compró siete trajes, otras tantas camisas y todo lo que podía acompañar a ese atuendo.
El dandy bajaba del tranvía en la esquina de Callao y Corrientes y caminaba hasta Florida sólo para hacerse ver y que la gente preguntara quien era ese cajetilla. Corría 1938 cuando creó el tango No quiero, en dupla con Rubinstein. Y un año después su primera creación en alcanzar la fama eterna: Cuartito azul, que en realidad era una introducción, especie de arreglo para La cumparsita, pero cuando la escuchó Mario Batistella sentenció que eso no era otra cosa que un tango. Lo bautizó así por una piecita que alquilaba en Palermo, para vivir cerca de su novia. Un día se le ocurrió renovarlo y disolvió pastillas de blanqueador para ropa -que venía en cubitos azules- en la pintura. La letra estuvo a cargo de Battistela, quien la escribió sobre la música.
Tenía nada más que 17 años cuando debutó en el Teatro Nacional, donde conservó su vigencia hasta 1948, cuando formó su propio grupo para debutar en la sala del teatro Presidente Alvear al frente de una gran orquesta. Hizo su primer aporte al cine con la música para Senderos de fe con Amanda Ledesma, Juan Carlos Thorry y Pedro Baratea, estrenada el 26 de octubre de 1938. El filme no resultó y las composiciones pasaron al olvido. Como galán trabajó en la película Corrientes calle de ensueño. Poco tiempo después hizo La doctora quiere tangos, con Mirta Legrand y un lustro después La voz de mi ciudad, con Diana Maggi.
En cuanto a las creaciones de Mariano Mores, sin dudas la más popular fue Adiós pampa mía, una especie de tango con ritmo de pericón y estilo, homenaje al folklore de la llanura. Lo mejor de su música fueron los trabajos junto a Enrique Santos Discépolo como Cafetín de Buenos Aires, Sin palabras y Uno. Con Homero Manzi, Una lágrima tuya. Con José María Contursi: Tu pìel de jazmín, En esta tarde gris, Grisel, Cada vez que me recuerdes, Cristal; con Enrique Cadícamo, A quien le puede importar, Copas, amigos y besos; con Cátulo Castillo, La calesita y El patio de la morocha. Aparte, piezas inolvidables como ese icono de la milonga que es Taquito militar. Y El firulete o Por qué la quise tanto. Realizó más de trescientas grabaciones y pocos recuerdan que su primer cantor, Enrique Lucero, escondía en ese seudónimo a su propio hermano.
Por su agrupación desfilaron numerosos vocalistas, entre los que se destacaron Miguel Montero, Mario Ponce de León, Mario Campoamor, Carlos Acuña y su hijo Nito, quien falleciera en 1984. Trabajó en varias comedias musicales: con Delia Garcés y Osvaldo Miranda y posteriormente con Virginia Luque y Hugo del Carril. Formó el sexteto rítmico moderno integrado por piano, bandoneón, guitarra eléctrica, órgano, bajo y percusión. Sin embargo, sus mayores éxitos fueron logrados con su orquesta de corte sinfónico en la que predomina el piano. Mariano Mores ha realizado innumerables giras por el mundo, sin dejar de hacer escuela entre las nuevas generaciones de músicos del tango. Participo en el proyecto Café de los Maestros y durante 2009 realizó una gira por toda la Argentina.*****FIN*****