19 - marzo - 2025

Ronald Reagan sigue siendo un ícono de los conservadores de EEUU

Santiago de Chile, 23 de Febrero 2011. (Radio del Mar). Los presidentes estadounidenses han sido en general procónsules o redentoristas. Aquéllos coincidieron más bien con presidentes republicanos, y los últimos con presidentes demócratas, aunque no siempre de una manera totalmente pura. Sin embargo, para referirnos a los de las últimas décadas, Ronald Reagan fue un verdadero procónsul así como Jimmy Carter un auténtico redentorista. Por otra parte, sería conveniente tener en cuenta que Reagan fue, por lo menos hasta alcanzar la presidencia, subestimado, generalmente por parte de la clase política, y mucho más por los medios periodísticos y los ámbitos académicos, hecho que terminó siendo una ventaja, ya que sus opositores nunca esperaron tanta determinación y fuerza en su acción presidencial , aún con un estilo muchas veces cercano a ciertas formas de desatención o desinterés. Pero ahora, desaparecido en 2004, a cien años de su nacimiento y a treinta de su asunción a la presidencia en este mes de febrero de 2011, intentaremos delinear su perfil político-cultural, determinante de un modelo que todavía sigue imprimiendo carácter al conservadurismo republicano .

Siempre se dijo que la mente de Reagan era un verdadero enigma , y esa ha sido también la cuestión central en docenas de entrevistas con sus ex colaboradores, amigos y adversarios. Pero ni uno solo de ellos manifestó públicamente que el presidente fuera, en algún sentido convencional, analítico, intelectualmente curioso o bien informado. Y en cada oportunidad, pintaron el cuadro de un hombre que tenía ciertas deficiencias intelectuales , pero que políticamente era un peso pesado, un líder cuyos instintos e intuición eran a menudo más acertados que sus propios análisis. Y que su formación no estaba fundada en la reflexión originada en libros de historia o ciencia política sino en su propia historia personal . Tal vez fuese por ello que Reagan pensaba anecdóticamente y no en forma analítica.

Así las cosas, la mente del presidente, sugirieron, se movía alrededor de dos polos: la verdad y la necesidad. Para él, las verdades eran simples y las conocía. Podía momentáneamente ceder si sentía que no había otra alternativa política, pero casi invariablemente volvía a sus principios.

Sus críticos atribuyeron a menudo sus éxitos a su talento como “gran comunicador” o a una torpe buena suerte. Pero Reagan sabía lo que hacía, cuándo ceder y cuándo luchar, y de ello habló en una conferencia de prensa mantenida en el Salón Oval, cuando afirmó: “Los conservadores recalcitrantes pensaron que si yo no podía conseguir todo lo que pedía, debía saltar desde un acantilado con la bandera flameando y perecer en llamas. Pues no, si no puedo obtener el 70 u 80 por ciento de lo que trato de lograr, tomaré lo que pueda y luego continuaré tratando de conseguir el resto en el futuro. Y esto es lo que criticaron porque no podían soportar que yo transigiera y me conformara con menos de lo que había pedido”.

Frente a cualquier decisión, usualmente consultaba con su gabinete y aceptaba su consejo, pero a veces, daba un viraje repentino por su cuenta en una dirección completamente distinta y no probada. Podía también ser tan reservado que sus colaboradores quedasen en blanco en cuanto a llegar a saber con algún grado de seguridad qué tipo de compromisos podía asumir.

Una y otra vez durante su presidencia Reagan demostró su implacable determinación de salirse con la suya. En el proceso, cuando lo creyó necesario, agravió a sus partidarios, utilizó sofismas, y hasta cambió totalmente su posición al tiempo de negarla.

Durante su presidencia del Sindicato de Actores Cinematográficos desde 1947 a 1952, mientras luchaba contra una toma del sindicato por los comunistas, su nacionalismo comenzó a teñirse de un ferviente anticomunismo. Y éste se convirtió casi en una total cosmovisión, expresada en una dura retórica antisoviética , en una profunda desconfianza respecto a negociar con los soviéticos y en frecuentes demandas de un poder militar americano, cada vez mayor.

El pensamiento y la técnica de Reagan tuvieron un éxito enorme durante su primer mandato en las tareas negativas y más simples de atacar al gobierno sobredimensionado, y de golpear retóricamente a la Unión Soviética. Estos eran blancos relativamente fáciles, pero ya durante el segundo mandato, las cosas fueron complicándose, recayendo sobre su sucesor Bush, una pesada carga que le costó su derrota a manos de Clinton.

Sin embargo, debemos concluir que Reagan sigue siendo algo así como un ícono cultural-antropológico y político, representante de valores todavía muy vigentes en la sociedad norteamericana, cosa que Barack Obama lo está conociendo mejor que nadie.*****FIN*****

ALBINO GOMEZ- Periodista y escritor

 

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