Santiago de Chile, 30 de Marzo 2011. (Radio del Mar. Alvaro de Cózar desde Libia). Eman el Obaidi va camino de convertirse en el rostro de las revueltas en Libia. Ella representa a todos los que han alzado su voz contra el régimen en un país donde impera la ley del silencio. En una guerra que necesitaba símbolos, su gesto se ha adoptado ya como un ejemplo.
La historia de Eman es conocida. El sábado, 26 de febrero, entró por su cuenta y riesgo en el hotel Rixos, donde se aloja un centenar de periodistas. Era por la mañana y los reporteros desayunaban mientras comentaban las últimas noticias del frente del este, las tácticas de la propaganda del régimen y lo malo que estaba el café. Eman se acercó a una de las mesas, se sentó y empezó a contar su historia a la prensa. Les dijo que había sido detenida en Trípoli por ser de Bengasi, la capital de los rebeldes. Según su relato, los captores 15 hombres la violaron e insultaron durante dos días. Contó que los hombres orinaron encima de ella y le pegaron.
Cuando la mujer empezó a levantarse parte de la ropa para enseñar a los periodistas sus heridas, los camareros y la seguridad del restaurante se abalanzaron sobre ella. Una camarera le colocó una tela por la cabeza para impedirle hablar. Otra sacó un cuchillo y la llamó traidora. Un tipo de seguridad desenfundó su pistola. Hubo gritos, golpes y una pelea que acabó con un periodista pateado en el suelo y alguna cámara rota. Aquí puede verse lo que grabaron los reporteros gráficos.
Después de ser interrogada en los jardines del hotel, la mujer fue llevada a un lugar que los funcionarios del Gobierno libio no quisieron concretar. “Está bebida y tiene un problema mental”, dijeron para justificar su conducta.
La historia de Eman dio rápidamente la vuelta al mundo y se convirtió en la noticia más vista en muchas webs. En Bengasi, un grupo de mujeres salió a la calle con su retrato. En Trípoli, el asunto monopolizó las conversaciones de partidarios y contrarios al régimen.
Eman encontró su antagonista. Su nombre es Hala al Musrati, presentadora de un programa de la televisión libia en el que habla durante horas y recibe llamadas de los espectadores, todas ellas para expresar el amor que sienten hacia el líder del pueblo, el coronel Gadafi.
Hala al Musrati dedicó varias horas de su programa a poner de vuelta y media a Eman. “Muchas mujeres que han pasado por lo mismo no se han comportado así delante de los periodistas”. Hala sugirió que Eman era una prostituta, versión que también dejó caer el propio Gobierno, y habló de la falta de orgullo de la mujer y de cómo su familia había quedado avergonzada ante los ojos de todos por su testimonio.
Pero la familia de Eman no estaba avergonzada. Su madre, entrevistada por Al Jazeera dos días después manifestó públicamente su orgullo por el arrojo de su hija y se preguntó dónde estaban los hombres de Trípoli para defender a su hija. Aseguró que había recibido una llamada del Gobierno pidiéndole que tratase de convencer a su hija para que cambiara la historia. Según la mujer, Eman se negó.
Pese a que el régimen anunció la liberación de Eman, su familia dice sigue retenida en Bab el Aziziya, el cuartel del coronel Gadafi. El portavoz del Gobierno, Mussa Ibrahim, aseguró ayer que se han presentado cargos contra Eman aunque no especificó cuáles. La mujer sigue en paradero desconocido pero ya es un símbolo para quienes, poco a poco, se atreven a alzar la voz contra el régimen.*****FIN*****
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