22 - noviembre - 2024

Se busca en forma urgente países árabes que se comprometan en ataque militar a Libia

Santiago de Chile, 18 de marzo 2011. (Radio del Mar. Fuente: Agencia Reuters desde Varsovia en reunión de la OTAN). El innegable triunfo diplomático de Francia en el Consejo de Seguridad puede que no haya logrado salvar el último obstáculo antes de que se lleve a cabo una intervención militar en ayuda de los rebeldes libios. Si Estados Unidos ha accedido a apoyar esta iniciativa a la que era inicialmente reticente y Alemania ha aceptado a abstenerse –que no es lo mismo que votar en contra- es porque la resolución hace mención expresa al papel de la Liga Árabe como la organización a la que las Naciones Unidas otorgan la misión de apadrinar su puesta en práctica.

Con el voto de ayer en el Consejo de Seguridad, los estados mayores de la OTAN y el comité que gestiona los limitados medios de la Unión Europea siguen operando en lo que se ha definido como «planificación prudente», a la espera de conocer cuál será la participación de países árabes en la misión. Así, la posible participación de países árabes como Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Jordania -los cuatro más citados por los analistas- es, por ahora, el elemento simbólico más importante de toda la panoplia de medios militares que se han puesto sobre la mesa.

Las capacidades militares de Jordania y de Omán son altamente compatibles con las de la OTAN pero, al mismo tiempo, su adaptación sería también más complicada. Los bombardeos quirúrgicos de los que ha hablado el presidente francés, Nicolas Sarkozy, requieren de una precisión absoluta con medios de los que disponen muy pocas naciones.

No a una intervención terrestre

La compleja partida de ajedrez que se ha jugado en el tablero del Consejo de Seguridad recaba las dificultades y contradicciones de una comunidad internacional que, aunque lenta, se mantiene aún en facultades no desdeñables. En este caso, la ONU no ha hecho una solicitud expresa a la OTAN, como sucedió en anteriores crisis, como la de Afganistán. Ha sido la Liga Árabe la que el fin de semana pasado pedía al Consejo de Seguridad que regulase un espacio de exclusión aérea, para tratar de impedir que los militares leales a Gadafi aplasten a los rebeldes, que han retrocedido hasta Bengasi.

Pero Estados Unidos y Alemania han establecido como línea roja la exclusión de una intervención terrestre entre las opciones, tal y como recoge explícitamente la resolución aprobada en Nueva York esta madrugada. Quieren que haya aviones árabes participando abiertamente en esta misión porque nadie quiere que Libia aparezca ante el mundo musulmán como una nueva versión de Irak.

La Unión Africana, por su parte, cuyo apoyo se menciona también en las decisiones de la Unión Europea, ha estado retrasando el momento de implicarse diplomáticamente en la crisis, porque es una organización creada –y financiada- por el propio Gadafi y tiene muy poco margen de maniobra. Pero algunos países relevantes, encabezados por Sudáfrica todavía tienen esperanzas de que fructifique una última gestión este fin de semana a través del propio Jakob Zuma, presidente sudafricano, que ha hablado incluso de ir a Tripoli personalmente, lo que tal vez retrasaría los planes occidentales.

Pero lo más delicado en esta misión puede ser el papel de los países vecinos de Libia, sobre todo aquellos a través de los que le está llegando la ayuda militar. Según fuentes europeas, el embargo de armamentos que ha decretado la ONU no se ha de controlar tanto por mar, sino por tierra, y eso incluye un riesgo añadido de escenarios de pesadilla (diplomática), como la posibilidad de que el conflicto alcanzase repercusiones no deseadas a causa de un posible bombardeo fronterizo en una zona desértica y mal definida, por ejemplo.*****FIN*****

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