Santiago de Chile, 6 de Abril 2011. (Radio del Mar. Fuente: Agencias). El 10 de abril de 2006 un DC-9 aterrizó en Ciudad del Carmen, en el Golfo de México. Los soldados mexicanos que lo esperaban para interceptarlo encontraron 128 cajas que contenían 5,7 toneladas de cocaína valuadas en US$100 millones. Pero también descubrieron algo más, y más importante,: la documentación de la compra del avión por parte del cartel Sinaloa.
Durante una investigación de 22 meses por parte de agentes de la agencia antinarcóticos de EE.UU. –la DEA– y otros organismos, se descubrió que los narcos habían comprado el avión con dinero que habían lavado a través de uno de los bancos más grandes de EE.UU.: el Wachovia, ahora parte del gigante Wells Fargo. Había miles de millones de dólares en transferencias electrónicas, cheques de viajero y envíos de fondos a esas cuentas a través de casas de cambio mexicanas. De inmediato se investigó al Wachovia por no haber aplicado un programa efectivo contra el lavado de dinero.
Las acusaciones contra el banco se presentaron, pero nunca llegaron a la corte. Wachovia pagó a las autoridades federales US$110 millones como multa por haber permitido transacciones que se demostró estaban vinculadas al narcotráfico.
Pero lo que resultó aún más indignante, y también más importante, se sancionó al banco por no haber aplicado los controles antilavado a la transferencia de US$378.400 millones –una suma equivalente a la tercera parte del PBI mexicano– a cuentas en dólares de casas de cambio de ese país con las que hacía negocios.
“La flagrante violación por parte de Wachovia de nuestras leyes bancarias dio a los carteles de la cocaína carta blanca para financiar sus operaciones”, dijo el fiscal federal Jeffrey Sloman. Sin embargo, el total de la multa fue de menos del 2% de la ganancia de US$12.300 millones del banco en 2009. Pero el caso no fue más que la punta del iceberg y reveló el papel del sector bancario “legal” en el lavado de centenares de miles de millones de dólares .
En plena crisis bancaria de 2008, Antonio María Costa –entonces jefe de la oficina de drogas y crímenes de la ONU– dijo que tenía datos que sugerían que las ganancias de los narcos eran “el único capital de inversión líquida” disponible a los bancos que se encontraban al borde del colapso. “Había indicios de que algunos bancos se rescataron de esa forma”, agregó.
The Guardian obtuvo documentos que antes se habían entregado a los organismos reguladores financieros. De allí surgía que la alarma ignorada procedía de Londres por diligencia de uno de los denunciantes, un hombre que en una serie de entrevistas reveló la historia de cómo Wachovia ocupó el centro de una de los mayores operaciones de lavado de dinero del mundo.
Martin Woods se incorporó a la oficina londinense del Wachovia en febrero de 2005 como funcionario de lucha contra el lavado de dinero. Fue seleccionado por su conocimiento en KYC –sigla en inglés de “conocer al cliente”–, o en cómo identificar el dinero sucio.
“Es una herramienta fundamental de la lucha contra el lavado de dinero, la evasión fiscal y el financiamiento del contraterrorismo. ¿Quiénes son los clientes? ¿La documentación es la adecuada?”, explicó. Cuando analizó el caso de Wachovia, lo primero que Woods notó fue una deficiencia de información KYC. Para agosto de 2006, había detectado una serie de transacciones sospechosas vinculadas con casas de cambio de México . Comprendían depósitos de cheques de viajero en euros. Tenían números consecutivos y se trataba de depósitos mayores que los que podría necesitar un simple viajero. Pero la data KYC era inadecuada y las firmas parecían dudosas.
En junio de 2005, la DEA, el IRS y la fiscalía del sur de Florida empezaron a investigar las transferencias de México a EE.UU. Se rastreó el dinero.
“A través de las casas de cambio” –se lee en las fojas judiciales– “personas en México pueden usar divisas y transferir el valor de esa moneda a cuentas bancarias estadounidenses para efectuar compras en EE.UU. u otros países”.
El 16 de marzo de 2010, Douglas Edwards –vice del Wachovia Bank– firmó un acuerdo de 25 páginas que admitía el rol del banco según lo establecido por los fiscales. El documento indica que el Wachovia daba tres servicios a 22 casas de cambio de México: transferencias; un “servicio de flujo de dinero en efectivo” y un “servicio de depósitos en valija”, para aceptar “depósitos girados a bancos estadounidenses, como por ejemplo cheques y cheques de viajero”, tal como había detectado Woods.
El documento proporciona un análisis fascinante de la forma en que funciona el lavado de dinero de los narcos. Detalla cómo los investigadores “encontraron pruebas inequívocas de señales de alarma por lavado de dinero”.
“Lo que pasó en Wachovia fue sintomático de la falta de aplicación por parte de todo el sistema regulador de un tipo de control apropiado, todo lo cual habría podido evitar no sólo el lavado de dinero, sino la crisis global”, dice Woods.*****FIN*****