Santiago de Chile, 5 de Mayo 2011. (Radio del Mar). Cuando las agencias internacionales de noticias, difundieron la información de la muerte en Buenos Aires de Enrique Arancibia Clavel, asesino del general Prat y secuestrador y torturador de dos chilenas en el marco de la Operación Cóndor, el gobierno de Chile, a través de Rodrigo Hinzpeter Ministro del Interior y vice presidente de la república, declaró estar conmocionado y ordenó al Ministerio de Relaciones Exteriores recabar todos los antecendentes del caso. Las investigaciones en Argentina no han clarificado si se trató de un delito común o de un crimen pasional, vinculado a las relaciones delictuales que mantenía Arancibia Clavel, u a sus oscuros vínculos con ex torturadores de la dictadura argentina.
Esa conmoción por la «muerte de un chileno», de ese chileno, muestra donde están de verdad los sentimientos del gobierno y del Ministro, que sueña con una «cruzada» para terminar con el supuesto terrorismo nacional que tanto busca como excusa para reprimir a discreción y para lo cual contrató al siniestro ex Fiscal Alejandro Peña.
Pero no sería malo que el Ministro Hinzpeter recordara que hace pocos días en Mulchén murió otro chileno producto de 9 impactos de bala disparadas por carabineros y que otro joven se encuentra internado con riesgo vital en el hospital de Los Angeles, por circunstancias similares.
Y esta semana en Chuquicamata, Dany Cruz Morales, minero, chileno, en plena jornada de trabajo, falleció producto de un accidente laboral. Nadie lo nombró, nadie se acordó de él ni de su familia, no generó ninguna conmoción ni se pidió a ningún ministerio que recabara todos los antecedentes. El chileno de Mulchén y el minero Cruz Morales, eran chilenos comunes, trabajadores, y que sólo preocupan a sus famillias. Los asesinos, como los militares violadores de derechos humanos que saldrán pronto en libertad y un asesino, secuestrador y torturador, como Arancibia Clavel, parecen ser más chilenos y su suerte conmociona al Gobierno.*****FIN*****