Temuco, 19 de Mayo de 2011. (Radio del Mar)– Entre Lican-Ray y Coñaripe a orillas del lago Calafquen se sueña con antiguas abuelas y con erupciones volcánicas. Esta zona fue una de las últimas que ofrecieron resistencia al ejército chileno cuando la aún inestable Republica chilena ordenó ocupar los territorios Mapuche al sur del Bio-Bio, en la segunda mitad del siglo 19. Entonces, las comunidades indígenas fueron totalmente arrasadas por la milicada chilena. Los pocos sobrevivientes, que no fueron tomados prisioneros, escaparon a los lugares más recónditos de esos selváticos territorios, incluso con el fin de atravesar la cordillera y huir al Puelmapu, donde lamentablemente estaba ocurriendo lo mismo con la ocupación de la Patagonia y territorios mapuche por parte del ejército argentino, en la llamada “Campaña del Desierto”.
El Calafquen ahora es rodeado por una carretera que hacia el lago muestra hermosos chalet de veraneo y hacia las cordilleras, el impresionante volcán RucaPillan o Villarrica, siempre activo indicando con su fumarola si el viento es puelche. En esta zona habitan numerosas comunidades mapuche que viven de la agricultura de susbsitencia, pequeña ganadería, recolección de frutos del bosque y una serie de otras faenas como carpintería, construcción, servicios, aseo y comercio detallista.
A pesar que esta zona aún no es la favorita de las compañías forestales, ya hay algunos terrenos cubiertos del invasivo pino, especie exótica que se yergue como soldado invasor en territorio indígena. Pero frente a lo que representa esta nueva ocupación, y en forma silenciosa, la resistencia cultural y espiritual se desarrolla vinculada a los nuevos tiempos. Aquí aún se habla Mapudungun, el idioma de los Mapuche, y existen ancestrales ceremonias y autoridades tradicionales y religiosas. A esta zona viene gente incluso de Santiago a atenderse con Machis, y las consultas duran horas, pues lo esencial es conversar y sentirse. Mucho mejor incluso es conversar con toda la familia, pues el concepto de enfermedad se entiende de otra forma.
Aquí se vive el mundo Mapuche terrenal y espiritual, donde todo está conectado, las caminatas, los atardeceres, la política, los alimentos, los sueños, la tecnología, la música, el volcán, la economía y el lago. En este lugar conversamos con el artista y Machi Cristian Collipal, un día de verano, cuando junto a otros dos peñi, terminaba de fabricar los imponentes Chemamull que reemplazaron a otras dos de estas esculturas de madera que desde las alturas del Cerro Ñielol, dominan la ciudad de Temuco.
-Muchos de lo que andan de vacaciones en esta zona no saben que es lo que están haciendo
-Nosotros estamos reactivando una tradición antigua Mapuche que son los Chemamull y que quiere decir gente de madera. Antes se hacían estas figuras con carácter conmemorativo para personas muertas. Los Rehues y todas estas formas totémicas pertenecen a lo que se llama la tradición de los Chemamull. Algunas gentes piensan que son moais. Los confunden. La gente no tiene idea de esta tradición que se perdió durante tanto tiempo y que en los últimos 10 años se ha ido reactivando incluso dentro de nosotros los Mapuche. Ahora hay más gente que hace Chamamull y que está reactivando tanto la parte tradicional como la parte creativa y más contemporánea.
– En este caso, que es lo que Ustedes conmemoran haciendo estas figuras
– Para mí se conmemoran dos cosas. Esta tradición escultórica había desaparecido por un buen tiempo, entonces de algún modo estamos reactivando esta tradición, volviendo a levantarla. Para mí, ya eso es una conmemoración. Las figuras que están en el Ñielol tienen 16 años en ese lugar. Entonces realizar la práctica de volver a retomar la discusión acerca de lo que eran los chemamull es valiosa. Ahora la gente ya habla de los chemamull, pero durante mucho tiempo no se hablaba de este término. Conversando con los más antiguos, hace 16 años, cuando trabajamos con José Ancan, salió una conversación con un abuelo, que era Negpin, y el nos dijo ‘esa figura se llama Chemamüll’. Entonces ahí tuvimos la necesidad inmediata de saber más. Es un aprendizaje, pero también la práctica de realizarlos, de construirlos, es sumamente valiosa.
– Y el otro punto
– Las figuras en si, conmemoran a los cuatro primeros padres del pueblo Mapuche. Aquí lo que estamos haciendo es volviendo a reactivar un pacto con esta esencia espiritual de nuestros cuatro primeros padres. Las figuras que estamos haciendo ahora son Ilcha y Weche Huentru. Entonces son las cuatro figuras que están rindiendo homenaje ahí en el cerro Ñielol: Kuze, Kucha, Ilcha y Weche Huentru.
– Podrías resumir que es lo que representan estas figuras
– Kuze es como la anciana, Kucha es como el anciano. Ahí hay una dualidad, son los ancianos que llevan la sabiduría. Es el conocimiento antiguo y la tradición. E Ilcha y Weche Huentru, son los jóvenes, los que perpetúan la familia, los que siguen adelante con la energía nueva y renovadora.
– Con qué árboles están hechos y cuál fue el proceso hasta que llegaron a ser Chemamull
– Estos chemamull están hechos con pellines de Coigue. Fue largo el proceso. Fuimos a buscarlos cerca de Coñaripe, camino a Panguipulli. En esa montaña que está allí, esa que se ve ahí al frente. Nos demoramos varios días en sacarlos de la montaña. Primero hubo que ir a buscar y decidir entre los palos que se podían sacar. Había unos más grandes que eran difíciles de sacar, y los más chicos no eran aptos para la forma de la figura. Buscamos entonces los fáciles de sacar y que cumplieran con las condiciones que estamos viendo ahora. Los sacamos de la montaña, los bajamos a la planicie y después los trajimos en camión aquí al sector de Lluncura, que pertenece al sector de Pucura, al orilla del Lago Calafquen.
– Que destacas de los Chemamull que están en el Ñielol, que llevan 16 años con infinidad de ceremonias.
– Hay innumerables actos que han ocurrido en ese lugar. La mayoría de la sociedad Mapuche en Temuco, cuando ha tenido actos grandes, los hace en el cerro Ñielol, y busca el espacio donde están estas figuras. Quizás porque también representan la idea de levantarse de resurgir, de levantar la cultura, también tomar espacio, ocupar el territorio. La enorme ciudad de Temuco es como la negación del mundo rural, del mundo indígena, pero con estas figuras nosotros decimos aquí estamos vivos, aquí estamos presentes. Innumerables sectores Mapuche, de diferentes áreas, como el Consejo de Todas las Tierras, harta gente de instituciones y de gobierno, como la CONADI, han hecho grandes encuentros allí. Pero me recuerdo mucho de los encuentros del Consejo que fueron muy bonitos porque se juntó gente de todos los sectores, en ese entonces había grandes ceremonias. Ahí en el cerro han habido muchos actos, actividades innumerables. Ha sido un punto de reunión de muchos sectores. Hay gente que de pronto critica, que dice que los Chemamüll eran figuras conmemorativas de los cementerios, pero yo creo que están equivocados. El tema de Chemamüll es todo tipo de figura totémica Mapuche. Que en distintas instancias cambia de nombre, como son los kemu kemu, los Rehue, porque cumplen funciones diferentes. Y en algunas partes se les dice wenteche, gente Pehuenche también le dice Pewenteche. Hay diferentes denominaciones. Pero yo creo que lo importante no es la forma sino el contenido. Y el contenido de esto es reforzar la identidad, marcar territorialidad y demostrar que la cultura está viva. Esto es algo tradicional y que puede proyectarse en cuestiones modernas también. Cosas artísticas, en creación nueva, tanto dentro de lo espiritual, como quizás también fuera de esos espacios.
– ¿Y en los espacios políticos también?
– Claro. Muchas de las ceremonias que se han realizado en el cerro Ñielol son políticas. En el mundo mapuche todo está mezclado, la política está mezclada con lo espiritual. No se podrían dar pasos, si es que lo espiritual está de por medio o no esté. Tienen que estar las cosas siempre conectadas. Ni el arte, ni la creación, ni las cosechas, nada está desconectado de lo espiritual. Todo está cruzado en forma vertical por la espiritualidad.
– Y los dos Chemamull que van a salir del Cerro Ñielol, porqué salen.
– Salen porque han cumplido un ciclo. Hay que reactivar. Y la manera de reactivar es renovar la energía de ese lugar.
– Qué es lo que han acumulado en todo ese tiempo, y que van a traer para acá, porque van a ser reinstalados acá en tu ruca, en Lluncura, mirando al Lago Kalafken y al volcán PiruPillan
– Van a traer mucha historia de nuestro pueblo. Ahí han pasado muchas cosas. Ha habido muchos acuerdos, muchas pérdidas también en la lucha, batallas ganadas y muchas pérdidas, momentos buenos, momentos malos, momentos de unidad. Pero sobre todo momentos de unidad. Ahí van a haber guardado momentos de unidad. Porque muchas veces tenemos diferencias, pero en ese plano hay unidad. Eso es lo que se va a traer para acá.
– La pregunta al revés, que es lo que quieres que estos recién formados Chemamüll lleven al Ñielol
– Que sigan reforzando la unidad, que sigan reforzando el espíritu Mapuche y que nuestros niños tengan claro por qué estas figuras existen, qué significan, y que esos niños puedan hacer otras figuras mejores. Que la sociedad en general respete y reconozca ciertos valores de nosotros. Somos una sociedad como cualquier otra, no somos perfectos, tenemos valores y defectos. Y dentro de nuestras virtudes está nuestra parte espiritual. Y por supuesto levantar nuestras banderas de lucha en momentos de desigualdad.*****FIN*****