Santiago de Chile, 23 de Mayo 2011.(Radio del Mar. Fuente. Agencias). Decenas de millones de animales arrojados por la borda
La flota pesquera mundial descarta y devuelve al mar tortugas, delfines, peces de interés comercial, tiburones, esponjas, moluscos y corales. Casi todos mueren o quedan heridos de forma irreversible
Muchos países de la Unión Europea ya han agotado sus cuotas de pesca. Sin embargo, todos los años despilfarrran 1,3 millones de toneladas de los animales atrapados en sus redes (el 13% de las capturas totales), que arrojan por la borda. Además, se llevan por delante especies que no son su objetivo como tortugas, delfines, tiburones, esponjas, moluscos y corales. Casi todos mueren o quedan heridos de forma irreversible. Estos cálculos proceden de un informe que ha elaborado la ONG Oceana. En el mundo la cifra se aproxima a los 8 millones de toneladas. Las consecuencias están claras para Oceana: «este desperdicio innecesario de recursos marinos socava la salud de los stocks, amenaza la sostenibilidad económica a largo plazo de las pesquerías europeas y desequilibra el ecosistema y su biodiversidad».
La flota pesquera mundial descarta y tira al mar millones de ejemplares marinos, que han capturado por error. La mayor parte mueren. La organización internacional de conservación marina ha solicitado a la UE que acabe con esta situación y que la prohibición de los descartes vaya acompañada de un límite de capturas razonable. – s
La repercusión sobre la biodiversidad ya la hizo notar a mediados de abril la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en otro estudio sobre el estado de conservación de fauna marina del Mediterráneo. Más de 40 especies de peces podrían desaparecer en los próximos años según el informe, y en concreto cita a casi la mitad de los tiburones y rayas (peces cartilaginosos) y al menos 12 especies de peces óseos, con el atún rojo a la cabeza, seguido del mero, la corvina y la merluza. ¿Culpable principal del asunto para la UICN? La pesca excesiva.
Los descartes masivos forman parte de esas capturas desmesuradas y, en ocasiones, ilegales. Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana, denuncia que «la pasividad de la política pesquera europea permite el uso de técnicas poco selectivas que generan tasas de descartes que en ocasiones alcanzan un 70%, un 80% e incluso 90% de lo que se atrapa. En muchos casos, esas artes, entre las que se encuentra el arrastre de fondo, dañan el propio ecosistema del que dependen especies de interés comercial y no comercial». La Comisión Europea solo incluye en la categoría de descartes a peces, mamíferos, aves, crustáceos y moluscos. En Oceana señalan que «otros organismos marinos, como esponjas y corales quedan excluidos, así como especies no animales que conforman la base de importantes hábitats marinos, como las praderas de fanerógamas, el maërl o el coralígeno, que también sufren esta práctica».
Aparte del impacto sobre la biodiversidad marina está la incongruencia económica de desechar 1,3 millones de toneladas, cuandonueve de cada 10 de los stocks pesqueros europeos evaluados están sobreexplotados. Por eso mismo, Oceana reclama medidas urgentes, sobre todo de cara a la inminente reforma de la Política Pesquera Común. Entre esas medidas destacan el establecimiento de un máximo aceptable de capturas accidentales, el desembarco de todas ellas, cierres temporales y espaciales de algunas zonas y mecanismos de control y de sanciones efectivos. Maria Damanaki, comisaria de Asuntos Marítimos y Pesca, estima necesario evitar los descartes y reconoce que «si no se aborda correctamente en la reforma, esta nacerá coja». También advierte de la imposibilidad de establecer un control en cada barco y confía más en la preparación y el incentivo a los pescadores.
Mientras tanto, la ciencia quiere aportar su grano de arena ante este despilfarro. El Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo (IIM/CSIC) desarrolla un programa que busca, primero, reducir esas capturas, y segundo, dar una salida comercial a los descartes con su aprovechamiento en industrias alimentarias, cosméticas y farmacéuticas, entre otras. Se investiga incluso con un sofisticado sistema de comunicación mar-tierra que permita que una empresa vea la composición de los descartes y valore si le interesa o no su utilización.*****FIN*****