17 - diciembre - 2024

Senado quiere etiquetar alimentos transgénicos pero sigue apoyando la privatización de semillas

Valparaíso, 08 de junio de 2011. (Senado.cl)– El senado chileno aprobó la idea de legislar acerca de la obligación de las compañías de alimentos de etiquetar sus productos destinados al consumo humano si en la fabricación de estos se utilizaron ingredientes genéticamente modificados. Los parlamentarios además siguieron apoyando su aprobación al Convenio UPOV 91 que privatiza las semillas.

El documento sobre el rotulado de alimentos transgénicos ahora comenzará a recibir indicaciones hasta el próximo 11 de julio. Los parlamentarios discutieron sobre la necesidad de regular la producción de vegetales transgénicos en el país ya que existe una situación que calificaron de «Kafkiana» pues: se pueden consumir productos genéticamente modificados, se exportan semillas transgénicas creadas en Chile, pero está prohibido que cultiven en el país.

Asimismo abordaron la conveniencia de suscribir el Convenio internacional sobre obtentores vegetales denominado UPOV ’91, ya que mientras algunos parlamentarios insistieron en que afectará a los pequeños y medianos agricultores; otros insistieron en que se trata de uno de los compromisos en materia de tratados de libre comercio en lo relativo a la propiedad intelectual.

TRANSGÉNICOS Y CONVENIO UPOV’91
En la discusión la senadora Ximena Rincón mencionó que «hay un conjunto de iniciativas que están relacionadas y que apuntan al tema de los transgénicos y, tanto es así, que le pedimos al Presidente de la República que decrete una moratoria para la reflexión, el análisis y el debate del UPOV ‘ 91, la ley sobre obtentores vegetales, la ley de transgénicos, la ley de plaguicidas y este proyecto sobre rotulado de transgénicos, donde existen muchas visiones». En lo personal, se mostró partidaria de respaldar la producción orgánica.

Por su parte, el senador Cantero, precisó que «este proyecto pretende la rotulación de aquellos alimentos que tengan sustancias transgénicas» y descartó que afecte el comercio de los mismos. Admitió que existe incertidumbre por la falta de información y estudios científicos ya que «aún no se pueden identificar los efectos que puedan derivarse del consumo de estos productos y los riesgos que pueden acarrear los alimentos transgénicos para la salud humana».

El senador Gómez compartió las aprensiones surgidas durante la discusión del proyecto ya que algunos especialistas han advertido que existe preocupación por la falta de un organismo regulador y fiscalizador de este sistema. Asimismo, mencionó a nivel de redes sociales existe inquietud por la ratificación del Convenio UPOV’91 porque «afectará a nuestros pueblos originarios y a los pequeños agricultores».

En tanto, el senador Coloma manifestó su preocupación porque mientras no tengamos definido un criterio sobre la situación de los transgénicos en Chile, este proyecto de rotulado parece extemporáneo. «Yo rotulo lo que no está bien y hay un juicio de valor respecto a los efectos de una acción determinada».

El senador Girardi, afirmó que «la transgenia es la posibilidad de tomar el gen de una especie y pasarla a otra. Una situación que en la naturaleza toma miles de años porque las especies son fronteras y, por eso, la transgenia viola la historia evolutiva». A su juicio, «no es bueno que entremos en esta senda de producción de transgénicos porque no vamos a poder competir con otros países». Por eso pidió mediante oficio al Ministerio de Agricultura que informe sobre los estudios de transgénicos que encargó a destacados científicos chilenos.

El senador Espina respaldó el principio de mayor información al consumidor, pero aclaró que no se debe confundir a la opinión pública sobre los fines del Convenio UPOV’91. «No se trata de proteger a empresas transnacionales. Es un instrumento que Chile suscribió en 1996 en el marco de los tratados de libre comercio y debe existir una ley para proteger a nuestros pequeños y medianos agricultores». Aseguró que Chile debe legislar para proteger las zonas de producción orgánica y permitir tener zonas de producción de transgénicos.

Una opinión distinta tuvo el senador Navarro quien recalcó que «está comprobado que hay cultivos transgénicos que han contaminado siembras convencionales», por eso valoró este proyecto porque significa «un paso adelante». Mencionó que los efectos de estos alimentos transgénicos en las personas solo podrán medirse de generación en generación porque en pocos años no producen efectos visibles. «Y sobre eso no hay estudios suficientes», dijo.

El senador Hernán Larraín es partidario de promover la mayor información y transparencia en todos los ámbitos públicos y políticos. Sin embargo, precisó que «no corresponde asociar la transgenia al UPOV’91», ya que es una obligación que Chile tomó en gobiernos anteriores. Añadió que «tampoco podemos eliminar la posibilidad de tener transgénicos en Chile por una eventual posibilidad de efectos negativos. Si así fuera habría que dejar de producir vino», dijo

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