17 - septiembre - 2024

Una mirada ciudadana a los avances ambientales en Talcahuano post terremoto

Por: Eduardo Alarcón Hernández, Coordinadora Talcahueño y Hernán Pino Seguel, concejal de Talcahuano.
Talcahuano 02 junio de 2011

La situación ambiental de la comuna de Talcahuano ha estado presente en el debate durante muchos años. Para algunos, los avances en términos de la recuperación ambiental del puerto son loables e innegables, no obstante para otros, esta situación dista mucho de lo que implica una verdadera recuperación.

Ante el escenario político, económico y social de la comuna se hace necesario efectuar un análisis crítico de la situación ambiental de ella, no con un afán de visibilidad política, sino porque en el tiempo hemos sido testigos de una infinidad de intervenciones, tanto empresariales, como gubernamentales y municipales, tendientes a bajar los negros niveles de contaminación del puerto. Pero a nuestro juicio, a simple vista, se puede  palpar, ver y sentir que dichas intervenciones no han tenido el resultado que los ciudadanos de la comuna, esperamos.  Ante ello, el descreimiento en las autoridades locales va creciendo día tras día.

2010 fue un año  particularmente difícil para Talcahuano en términos sociales, económico y ambientales. Un devastador terremoto y un posterior tsunami azotaron nuestro puerto  y dejaron su huella en la ciudadanía de la región y en particular de nuestro puerto. Este  evento dejó claros indicadores de lo mal que estamos en términos ambientales, lo que queda demostrado en los sedimentos  que fueron esparcidos por el tsunami a más de 4 kilómetros  en  la Bahía de Concepción. Más de 30.000 personas recibieron estos desechos que, según los ambientalistas y expertos, contenían metales pesados.

Por otro lado, el humedal Rocuant, uno de los pocos que quedan, fue  un verdadero disipador de la energía del mar, que llegó a tener  una velocidad de 3, 5 metros por segundo, permitiendo  con esto que las olas del tsunami solo llegaran a la zona urbana como inundación, especialmente aquellas poblaciones que fueron construidas en la zona del propio humedal.

La bahía de San Vicente, sin haber recibido el tsunami en forma directa, también sufrió daños considerables, un ejemplo de esto fue el puente aéreo para descargas de petróleo de Enap, que se vio dañado seriamente. 

Así, son varias las situaciones que  demuestran  que nuestra comuna no estuvo ambientalmente preparada para este terremoto y tsunami.

Aspectos que, previo al desastre, fueron anunciado por los ambientalistas y, en especial,  por la Coordinadora Talcahueño que desde 5 años ha levantado la voz de alerta sobre los serios problemas ambientales de la comuna.

Hemos elegido para esta evaluación tres sectores de la comuna que son de vital importancia y  en las cuales creemos se sustenta el desarrollo ambiental de Talcahuano:
La Bahía de San Vicente, la Bahía de Concepción y los  Humedales.

La situación ambiental de Talcahuano no se agota en estos sectores, son muchos más los temas que llaman la atención de la ciudadanía y que no han sido atendidos como corresponde, pero que en esta oportunidad sólo serán enunciados, ya que serán profundiza posteriormente.

Bahía de San Vicente: vertedero del desarrollo
 
En términos estéticos, el deterioro ambiental de esta Bahía es evidente  se observan incompatibilidades de usos. Las principales actividades de la bahía son el cabotaje, terminales de hidrocarburos (gas, petróleo), vertimientos industriales, 4 desembarques pesqueros, vertimientos de aguas municipales y navegaciones turísticas.

Los principales problemas ambientales de la bahía se pueden definir como: Contaminación del cuerpo de agua por vertimientos de residuos líquidos; descarga de pescado, aguas servidas y aguas industriales; congestión y desorden en la zona del puerto; cabotaje, pesquero industrial y pesquero artesanal; actividades industriales, terminales de combustibles; astilleros, servicio de naves, actividades de turismo y recreación; restaurantes en sector sur oeste (Lenga); descargas de material orgánico proveniente de la industria pesquera.

Según un estudio realizado por Ramón Ahumada en el año 2002, las concentraciones de los elementos como cadmio, cobre, plomo y zinc detectadas en el sedimento de la Bahía de San Vicente presentan una distribución asociada con los sedimentos finos, bajos en oxigeno y ricos en materia orgánica, en cambio para las concentraciones de plomo y níquel  éstas no presentan un patrón de distribución definido, pero se asocian a arenas gruesas y medias. El nivel de concentración de metales en el tejido de los organismos mostró que el zinc es el contaminante que se encuentra en mayor concentración de los metales estudiados
   

Bahía de Concepción: La puerta del tsunami
 

La Bahía de Concepción es casi diez veces mayor que la superficie de la Bahía de San Vicente. Posee 170 Km2 y una profundidad promedio de 18 metros.
 
Esta bahía posee una boca grande y otra chica. Está abierta al norte, lo que permite la intrusión de aguas pobres en oxígeno en forma estacional (Ahumada, 2002).

Esta condición reduce la capacidad asimilativa del cuerpo de agua receptor para recibir material orgánico durante el periodo de primavera-verano a sólo quince metros superficiales. A diferencia de San Vicente, la Bahía de Concepción no posee una alta concentración industrial y sus impactos son locales.

Los principales contaminantes que se introducen en la Bahía de Concepción provienen de     la industria pesquera (Puerto de Talcahuano, Marisma Rocuant y Tomé); aguas servidas (emisario de Penco, emisario Asmar, emisario Tomé, emisario Isla Quiriquina);aguas provenientes del Río Andalién; aguas residuales industriales (Astillero de Asmar) y residuos líquidos de la actividad; portuaria (puertos de Talcahuano, Penco y Lirquén).

Se estableció un listado de contaminantes críticos provenientes de las diferentes actividades industriales desarrolladas en los últimos 40 años en las riberas de la Bahía. La selección de estos contaminantes se centró principalmente en cromo, cobalto y cadmio, posibles contaminantes de la actividad textil (colorantes), cobre, plomo y zinc, provenientes de las actividades desarrolladas por los astilleros y otras trabajos de tierra, como maestranzas.

Las concentraciones de estos seis metales en los sedimentos superficiales de la Bahía de Concepción muestran gradientes que se incrementan hacia los sectores de mayor actividad industrial y/o de zonas de mayor sedimentación. (Según estudio de Ramón Ahumada, en el año 1989).

Como comprobamos a través del trabajo de Julio Vásquez, Ramón Ahumada y Alejandro Buschmann, existe una falta de estudios que nos permitan dimensionar el impacto que distintas industrias están generando hoy sobre nuestro mar, el cual sin lugar a dudas está siendo seriamente dañado.

Por otro parte, hay una carencia de medidas tanto de las empresas contaminantes para reducir la contaminación en sus procesos como de las autoridades para proteger la diversidad marina y la salud humana, esta última derivada de los productos que se están extrayendo de un mar cada vez más alterado y de los sedimentos que fueron esparcidos a las zonas urbanas producto del tsunami y que no fueron retirados manteniendo un protocolo ambiental  adecuado en la extracción  de sedimentos contaminados, exponiendo a la población a serios problemas de salud.

Humedal  Rocuant: disipador de energía natural
 
Los humedales constituyen barreras naturales a las crecidas fluviales convirtiéndose en un eficaz sistema de control de las inundaciones. Son una barrera natural de protección de las áreas costeras, frenando los efectos desbastadores de los riesgos climáticos litorales (tormentas, ciclones tropicales y tsunami).

Esto quedo demostrado en el tsunami del 27 de febrero del  2010.  La velocidad de entrada del mar fue de 3, 5 metros por segundo y con alturas que alcanzaron los 12 metros con una expansión de 4 a  5 kilómetros. El Humedal  Rocuant soportó toda la furia del tsunami, permitiendo con esto que se disipara la velocidad del mar y no produjera mayores daños que los que hubo.

Además,  el Humedal Andalién constituyó un filtro natural de la contaminación de la Bahía, ya que actúo como un sistema depurador de sedimentos y materia en suspensión. El Humedal Rocuant es  finalmente una reserva genética fundamental para el desarrollo y reproducción de especies silvestres amenazadas.
Plataforma Logística: peligrosa paradoja

Desde hace años existe el proyecto de construir una «Plataforma Logística» frente a la Bahía de Concepción, justo a lo largo del tramo que recorre la carretera interportuaria que une Penco y Talcahuano, en pleno corazón del Humedal Rocuant Andalién.

Serán unas 900 hectáreas de cemento para el acopio de materias primas que serán exportadas a través de los puertos de San Vicente y Lirquén.

Asmar es propietaria de unas 415 hectáreas a construir y la familia de la Sotta, a través de la Inmobiliaria Parque Andalién, es propietaria de 450 hectáreas. El negocio es prometedor. La Bahía de Concepción es una de las más calmas en la costa regional, muy apta para la construcción de puertos, pero además el sitio que albergaría esta plataforma es plano, muy funcional para el bodegaje de contenedores llenos de celulosa y madera.

Sin embargo, cuando se anunció en enero de 2011, el comienzo de la construcción de las vías de acceso, no se mencionó que este proyecto está asentado sobre gran parte de la superficie del Humedal Rocuant Andalién, uno de los más grandes de la provincia de Concepción.

La importancia de los humedales en el ecosistema de cualquier lugar es reconocido por el mismo Estado, pero también es reconocido que estos sirven para drenar las aguas lluvias o aguas que ingresen al continente producto de un maremoto.

Después del 27 de febrero de 2010, vecinos de Santa Clara del sector Las Salinas de Talcahuano denunciaron que la violenta entrada del mar a la población se debió a que se rellenó la parte del Humedal Rocuant que está frente a ellos y que el canal El Morro se había enangostado. Esto dejó el paso sin ninguna barrera que contuviera y restara fuerza al agua que devastó la población.

En la población Santa Clara, en el caso de un nuevo maremoto,  aumentará el riesgo de inundabilidad, pero esto también ocurrirá en invierno, porque el agua lluvia que escurre a través del Río Andalién, también lo hace drenándose por el Humedal que está en la zona de su desembocadura, y que ahora estará tapada de cemento.

Si planteamos la posibilidad de un nuevo maremoto, las cartas de inundabilidad del propio SHOA declaran que el mar puede llegar a cubrir casi por entero a Talcahuano y sin las barreras naturales, pueden darse situaciones inesperadas. Sin embargo, no debemos hacer esfuerzos en imaginaciones si consideramos que la propia carretera interportuaria quedó sumergida en el agua de mar que buscó drenaje en el mismo Humedal que se quiere rellenar.

Aportando a la soluciones para Talcahuano:  «Ciudadanizando las respuestas»

La ciudad no es un ente individual, está unido a un contexto, donde los componentes que la hacen vivir son los del medio ambiente: el aire, la tierra, el agua, el sol, la flora, la fauna, el ser humano, etc.  Desde la perspectiva ecológica, la ciudad debe ser estudiada bajo un enfoque integrador y holístico, que enfatice la consideración del ecosistema urbano como un sistema complejo dado por la multiplicidad de elementos que en él interactúan (Henríquez, 2005).

Ante ello, no podemos seguir pensando de una manera segmentaría, es evidente que estamos viviendo un cambio de paradigma y este paradigma integrador, holístico, nos muestra cómo para cada acción hay una reacción y todo en el mundo depende de algo.

Debemos ver a la ciudad como una parte integral del medio ambiente. La ciudad, desde la teoría ecológica, es considerada como un ecosistema «sustancialmente heterótrofo» (Oddum): «la ciudad es un sistema heterótrofo incompleto pues depende de zonas limítrofes para la energía, los 18 alimentos, las fibras, el agua y otros materiales». (Sempere y Riechmann, 2000:101-102). La ciudad demanda mayores flujos de entrada de energía concentrada (como los combustibles fósiles) pues requiere aproximadamente de 4.000 kilocalorías/día por metro cuadrado (Bettini, 1998). Las ciudades generan grandes modificaciones sobre el sistema natural en el cual están inmersas y gracias al que se desarrollan y conforman una de las «perturbaciones ambientales más completa e irreversible que el sistema natural puede tolerar» (Rojas et al, 2003:228).

Tenemos que cambiar la manera de pensar de los seres humanos y llevarlos a entender que los recursos son finitos, que tenemos obligatoriamente que convertir ese consumo lineal en un consumo cíclico, implementando el reciclaje, la renovación, la restauración, reutilización y recuperación.

Debemos pensar en el desarrollo sostenible de una manera integral, en todos sus aspectos, el económico, el político, social y ecológico, sobre todo debemos saber que lo más importante es la persona humana y que sin la aceptación de ésta nunca vamos a lograr evolucionar a esa ciudad del futuro deseable, sino que más bien vamos a alcanzar el futuro inevitable de destrucción, desolación y muerte.

Talcahuano hoy se debate entre dos miradas. La de ser una ciudad de producción  ilimitada,  en la cual conviven las zonas industriales con la urbana. Donde la producción marca el ritmo de las decisiones, donde los espacios naturales son verdaderos vertederos industriales, como queda demostrado en el caso de las bahías  y de los humedales que son cada día más degradados para luego ser vendidos para industrias y inmobiliarias.

Y por otro lado, está la mirada ciudadana, de querer  recuperar esos espacios y conservarlos como espacios públicos de interés que permitan el desarrollo  integral de  la comuna y permitir con esto que las futuras generaciones de choreros gocen de  sus puertos como fue hasta los años 40.

Esta mirada es urgente ya hemos llegado a límites insostenibles, pues no es solo la naturaleza la que está en peligro, también se trata de un problema de salud serio, que hay que abordar con la mirada puesta en el ser humano.

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