Por: Caudia Rivas Arenas, El Mostrador
08 de Agosto 2011.
Por la mañana del pasado jueves 4, la estrepitosa caída de popularidad en la CEP (26 por ciento) fue un uppercut al mentón. Luego en la tarde, el centro de Santiago sitiado por carabineros para impedir la marcha de los estudiantes le devolvió al gobierno un gancho de izquierda. Pero el insólito cacerolazo que se hizo escuchar en la noche fue una golpiza fuera de todo pronóstico y que configuró un nuevo escenario de poder, con La Moneda más debilitada que nunca.
Las cifras de la última encuesta CEP cayeron como un balde de agua fría sobre el oficialismo. Y aunque La Moneda estaba preparada para hacer frente a un resultado similar al mostrado por las Adimark que le precedieron, nunca esperaron que fuera tan demoledor. La aprobación de un escaso 26 por ciento a la gestión del Presidente Sebastián Piñera superó todos los récords. Si bien nadie está dispuesto a reconocerlo públicamente, son muchos los que admiten que “no esperábamos que fuera tanto más bajo que la Adimark”. Y que “pasar la barrera psicológica del 30 por ciento es pésimo”, como se lamenta un representante oficialista que no termina de comprender cómo se llegó a este escenario. Mientras que en lo que coinciden todos los analistas políticos es en que el capítulo del jueves, coronado por los “cacerolazos” caídos en desuso tras la dictadura, fue “impactante”, “un deja vu”. Uno de ellos incluso se aventura a pronosticar que el efecto de este verdadero “jueves negro” para la actual administración es que “la derecha va a dar por terminado este gobierno”.
Aunque otros expertos creen que la “debilidad” del gobierno es algo que deja de manifiesto la encuesta CEP, pero advierten que la parte positiva es que este es el momento exacto para generar un punto de inflexión. Y que ésta puede ser una oportunidad para Piñera, siempre que la sepa aprovechar, ya que “es tiempo de atreverse a modificaciones más profundas”, como por ejemplo en el ámbito político, según sostiene el analista del Instituto Libertad(vinculado a RN), Patricio Gajardo. Y para ello debería aprovechar el equipo político que armó en el segundo cambio de gabinete. Si bien Gajardo también admite que para ello se requiere un consenso amplio y transversal, lo mismo que para intentar solucionar el problema de la educación.
Por otra parte, advierte que la crisis por la que atraviesa el gobierno “se genera a partir de todos los autogoles que se infringió”, algo que se pretendió resolver a partir del último cambio de gabinete, pero que las encuestas aún no han reflejado. Esto porque aparentemente no ha variado la forma cómo el Presidente conduce su administración, ya que él sigue siendo el gobierno y no ha empoderado a sus ministros. Algo que debería cambiar a partir de la cita que el mandatario sostuvo este fin de semana con los ministros políticos en la Sexta Región, según sostiene un analista de gobierno que coincide con Gajardo en que las cifras de la encuesta CEP obligan a que se produzca un “punto de quiebre” respecto de la forma como el gobierno se ha conducido hasta ahora. Este también reconoce que el actual “escenario político es complicado, que duda cabe, por lo que no se puede seguir al mismo ritmo que hasta ahora”.
Los autogoles que menciona Gajardo son los mismos que incluso critican desde sectores de la UDI y RN. Por lo pronto, apuntan al grave error de haber insistido en un primer gabinete técnico, teniendo que revertir esa decisión debido a que ese equipo de “excelencia no dio el ancho”.
De hecho, tras el punto más alto de popularidad que le generó al gobierno el rescate de los mineros, todo fue en caída libre: el conflicto del gas, en Magallanes; la polémica por la construcción de HidroAysén; los nombramientos de ministros, sacando parlamentarios del Congreso; las designaciones sin ratificar la viabilidad de los mismos, como el caso de Fernando Echeverría y Sol Letelier; las vacaciones del ministro del Interior en medio de una crisis; y, el más grande de todos, las manifestaciones que han generado un clima de conflicto permanente, desde que los estudiantes salieron a la calle.
En este episodio, el ministro Rodrigo Hinzpeter ostenta un capítulo especial. Si bien, según Gajardo, la decisión de prohibir la última marcha de los estudiantes era la correcta y había que hacerlo, porque el gobierno tenía que “fijar un límite, dar una señal de autoridad”, admite que “el contexto no fue el mejor, porque antes de eso se estaba empezando a avanzar. Los estudiantes habían mostrado una disposición distinta. Por lo que no sé si era el momento para fijar ese límite. Había que hacerlo, pero no en la marcha del jueves”. Y plantea que ese ha sido uno de los problemas del gobierno, que muchas veces toma decisiones correctas en los tiempos equivocados. “Y en política es tan importante el momento para tomar las decisiones tanto como las decisiones que se toman”. En este sentido, el titular de Interior habría cometido una serie de otras equivocaciones, como cuando prohibió el uso de lacrimógenas y a las pocas horas las autorizó nuevamente.
A juicio de Marco Moreno, la derecha “no va a seguir apostando por Piñera, debido a su aparente incapacidad de asumir la conducción, porque el Presidente está inmovilizado, no sabe en qué dirección tomar decisiones”. Esto pues incluso se han ido erosionando los atributos duros que, hasta hace unos meses, le seguían siendo favorables. En su opinión la encuesta del Centro de Estudios Públicos da cuenta de que en estos meses, al mandatario “se le erosionó la mitad de su electorado, porque el sector más duro del ABC1 está completamente disconforme”.
De allí que desde la UDI se le haya criticado la forma cómo conduce el gabinete. Sin embargo, luego de que una serie de estudios han mostrado que también ha aumentado la delincuencia, desde la Alianza también se le ha reprochado un déficit en su labor sectorial. Al punto que se ha llegado a sostener que “no existe una política pública de gobierno en relación con el tema de la delincuencia”, se lamentan desde el propio oficialismo. Y desde el propio gobierno admiten que ese “es un lastre que tiene Hinzpeter y que le ha caído muy fuerte al gobierno”. Algo que también deja en evidencia la encuesta CEP, cuando revela que un 48 por ciento de los chilenos estima que el gobierno lo ha hecho mal o muy mal en este ámbito. Todo agravado por el hecho de que este era uno de los principales compromisos de campaña de Piñera: “Pondremos un candado a la puerta giratoria y recuperaremos para la gente honesta el derecho a vivir en paz y seguridad”, decía el entonces candidato.
Ensayo y error
El analista Eugenio Guzmán, de la Universidad del Desarrollo, plantea que el grado de desencanto con las expectativas incumplidas que generó este gobierno en la campaña es lo que quedó de manifiesto en las cifras arrojadas por la última CEP. Entre otras cosas porque el sondeo muestra que esa desafección es transversal, por cuanto sólo un 63 por ciento de la gente que se siente de derecha aprueba la forma como Piñera está conduciendo su gobierno, “cuando debería hacerlo por lo menos un 80 por ciento”, advierte Guzmán. Cosa que tiene bastante clara un importante sector de la Alianza donde, unos más discretamente que otros, se lamentan de que “por avanzar hacia el centro se está dejando de lado nuestro voto duro”.
Por otra parte, Guzmán plantea que, tal como muestra la CEP, este escenario que llama “de ensayo y error e improvisación” en el que se ha manejado el gobierno “empieza a horadar su base de apoyo”. A su juicio, “muchos desencantos se catalizan en el conflicto estudiantil, como por ejemplo la reconstrucción que ha sido bastante lenta”.
En la misma línea, un observador de la Alianza hace una crítica directa al jefe de Estado. Sostiene que “uno tendería a pensar que la biografía de Piñera indica que toma decisiones rápidas y buenas y lo paradójico es que no ha sido así en el gobierno. La lógica de lo público funciona distinta a lo privado y mientras eso no se entienda, se van a seguir cometiendo errores. Porque después de la más alta popularidad del gobierno, a raíz del rescate de los mineros, se empezaron a cometer fallas que se han seguido repitiendo. Como fue la decisión sobre la marcha del jueves pasado ya que en política no sólo hay tácticas, también una estrategia, que es a más largo plazo”.
Esto no va a terminar bien
Bastante menos optimista en su evaluación resulta ser el analista de la Universidad Central, Marco Moreno: “Para salir bien de esto, los sectores más duros de la derecha van a optar por blindar a un par de sus candidatos presidenciales y van a salir a dispararle a Michelle Bachelet”. Ello, porque en su opinión “los efectos políticos de los sucedido el jueves, encuesta CEP incluida, son complicados”. A su juicio, la derecha “no va a seguir apostando por Piñera, debido a su aparente incapacidad de asumir la conducción, porque el Presidente está inmovilizado, no sabe en qué dirección tomar decisiones”. Esto pues incluso se han ido erosionando los atributos duros que, hasta hace unos meses, le seguían siendo favorables. En opinión de Moreno la encuesta del Centro de Estudios Públicos da cuenta de que en estos meses, al mandatario “se le erosionó la mitad de su electorado, porque el sector más duro del ABC1 está completamente disconforme”.
Lo que no deja de ser llamativo, dado que el jueves pasado fue un empresario muy cercano al Presidente quien, a través de su cuenta de twitter, evidencia este descontento que se ha generalizado. Ante las manifestaciones que se prolongaron durante toda la jornada y que terminaron en distintos hechos de violencia, Jorge Errázuriz Grez se preguntaba “Dónde está el Gobierno??”.
Esta disconformidad cada vez más generalizada, estaría demostrando, advierte Moreno, “que hay problemas con el piso que es el que va bajando y no con el techo, y lo que marca la CEP es una percepción de que esto no va a terminar bien y que él (Piñera) no puede resolver los problemas. Por lo que hay que acostumbrarse a verlo en estos niveles de aprobación”. Y aunque este analista percibe además un cierto clima de polarización política, sus pares mayoritariamente lo descartan. Pese al “impacto” y efecto de “deja vú” que generó en varios de ellos el famoso “cacerolazo”. Este fenómeno se hizo popular durante el gobierno de la UP y se reprodujo en la dictadura de Augusto Pinochet. Lo cierto es que tanto Gajardo como Guzmán descartan que esto implique un estado de polarización política. De hecho, Guzmán lo atribuye a dos posibilidades: por un lado, sólo como una forma de adhesión de la gente a la manifestación estudiantil, que se mezcla con otro tipo de descontento; y, por otra parte, podría ser –dice- una estrategia muy inteligente de hacer un deja vú hacia el pasado, para generar un clima que no existe.*****FIN*****