Por Elizabeth Neira
Publicado en Revista Taxi
de Guatemala en 2007
La cita con Raúl Ruiz, uno de los cineasta más excéntrico (Solo superado por Jodorowsky), que ha dado esta tierra de buenos poetas y horroroso transporte público, es al mediodía en “la oficina”, un antiguo bar, casi el último de estas características, que va quedando en el tradicional barrio Providencia de Santiago de Chile. “El maestro” como suele llamarlo de un tiempo a esta parte la prensa local, llega puntual, saluda a todo el personal de la cantina vacía aun a esa hora y pide para comenzar una copa de vino blanco.
“Cuando murió Pinochet nos quedamos sin vino, lo mismo que para el golpe. Yo y mi mujer, en ambas ocasiones, estábamos en la casa de mi madre a tres cuadras de aquí y el único lugar donde pudimos conseguir que nos vendieran una botella fue en este bar”, me comenta, aludiendo a la familiaridad con que es saludado y de paso a la circularidad de las cosas.
En el hemisferio sur es el final del verano y la visita de Ruiz a Santiago ha pasado casi inadvertida, algo inusual en este país que venera a sus artistas en el exilio, una vez que han tenido éxito afuera claro, con la misma fanática ceguera con que antes los ignoró.
Pero al “maestro”, que vive en Francia desde el golpe militar, tanto el fanatismo como los años de olvido lo tienen sin cuidado. “Chile me duele menos que un lumbago” ha comentado al respecto. De la misma manera no ha tenido problema en señalar que no volvería a vivir en su país natal por ningún motivo. “Vivir acá es desvivirse, es lo contrario de la vida”, declaraciones todas que le han valido la antipatía del sector nacionalista de la cultura.
Prolífico como pocos, con cerca de 100 filmes a su haber, entre películas estrenadas y no, super exitos, películas de culto y otras francamente olvidadas, donde se ha dado el lujo de dirigir a leyendas del cine como, Marcelo Mastroiani en «Tres vidas y una sola muerte», a Catherine Deneuve y John Malkovich en “El tiempo recuperado”, una personal versión de la célebre novela de Marcel Proust, en cada una de estas piezas Ruiz ha construido poética de exquisita rareza lo que le valió el reconocimiento temprano de la vanguardia europea. En los 80, la mítica revista «Cahiers du Cinema» le dedica un número exclusivo y elige su obra «La hipótesis del cuadro robado» entre las diez mejores del mundo de la década del setenta. El festival de Rótterdam del 1986, reconoció a Ruiz como uno de los veinte cineastas del futuro. Único realizador latinoamericano en esta lista.
Ya en los 90 sus obras comienzan a ser consideradas en Cannes con filmes como El Ojo que Miente (1991) y Tres Vidas y una Sola Muerte (1995). El 97 fue distinguido en el prestigioso Festival de Berlín, donde recibió el Oso de Plata a su trayectoria,. Por esa misma época es reconocido como autor de culto por el Círculo de Críticos de Nueva York. Más tarde vendría su acercamiento a Hollywood, donde dirige Shattered Image con William Baldwin y Anne Parrillaud en un experimento que lo dejó con mas frustración que otra cosa.
Al momento de esta entrevista se encuentra en Santiago grabando una serie encargada por la televisión chilena basada en leyendas del folclor popular y que espera salga al aire durante el segundo semestre de este año. “Siempre me ha interesado el folclor porque creo que ahí se encuentran las ruinas de lo que son las sociedades, es una suerte de mapa arqueológico de las culturas”, dice.
Entre tanto se prepara para lo que será la filmación de “Amor y Virtud”, una película que tiene como protagonistas a Malkovich y Darryl Hannah , cosa que al parecer lo tiene un tanto sin cuidado.
“Todavía no he revisado la lista entera de actores. Sé que está Malkovich en el reparto pero del resto no estoy seguro. Es mucha gente la que trabajará. En realidad eso lo ven los productores primero. No yo.”, dice como disculpándose por no dar detalles.
– Cuénteme más sobre este proyecto
– Es una coproducción entre el gran ducado de Luxemburgo y platas canadienses y americanas. Es curioso porque Luxemburgo es un país donde el duque tiene mucho poder y la particularidad de ser un cinéfilo empedernido que financia proyectos como éste. Peter Greenaway por ejemplo filma todo en Luxemburgo ahora.
– En este filme trabajara con estrellas como Darril Hanna y John Malkovich, con quien ya lo hizo en “El tiempo recuperado” junto a Catherine Deneuve, otra mítica figura del celuloide. ¿Cómo es trabajar con semejantes monstruos?
– Bueno, evidentemente cambia la cosa. Catherine, como todas las francesas es bastante caprichosa, pero también muy profesional y generosa. Con Malkovich es distinto. Como sucede con alguna gente que gana mucho dinero, que se inventan una buena acción para apoyar, niños lisiados, animales en extinción etc. En el caso de él, esta buena acción seria participar en películas de cineastas raros como yo. Cosa que también ha hecho con Oliveira por ejemplo con quién ha trabajado varias veces derechamente gratis, conmigo al menos gana algo. Trabajó también con Antonioni que no habla, hace unos ruidos que los interpreta su señora, en fin, se da el lujo de trabajar con gente que le interesa.
– ¿No hay divismo?
– En absoluto. En el caso de Malkovich es un tipo con mucha energía para trabajar, muy bueno para conversar también. Puede filmar todo un día en Europa por ejemplo, terminar a la medianoche, partir a las dos de la mañana en un avión a los Ángeles a cumplir un compromiso y estar a la mañana siguiente otra vez en el lugar de la filmación.
– ¿Cuáles diría usted que son las diferencias mas notorias entre trabajar como cineasta en Europa y hacerlo en Americalatina?
– Es difícil decirlo porque yo solo puedo hablar de mi caso y creo que “mi caso” es medio milagroso porque yo nunca he entendido cómo me fue tan bien como dicen me fue, siendo un cineasta que trabaja normalmente sin haber pasado por el Oscar, porque es un balazo en la cabeza el Oscar en general.
– Sin embargo usted trabajó para Hollywood
– Si hice una película pésima, Shattered Image, Imagen Intermitente o Imagen Interrumpida en castellano.
– ¿Es este filme uno de sus hijos no queridos?
– No. La película la reivindico. Digamos que no es la peor película que se ha hecho en el mundo. Mi sorpresa en Hollywood fue darme cuenta que lo malo era el sistema pero nadie era tan malo en particular. Están todos demasiado obsesionados con hacer la mejor película del mundo que es la mejor manera de hacer la peor. De todas maneras uno siempre termina haciendo cine con platas americanas, es el caso del filme que comienzo a realizar ahora.
Lo que sucede con la industria es que se gana mucha plata y nadie quiere perder nada. Entonces los cineastas ligeramente marginales, aunque esa no es la palabra, porque yo no me atrevería a llamar marginal haciendo películas de 20 millones de dólares, quedamos un poco fuera de esa vorágine. Pero yo me adapto, puedo hacer algo como la serie de televisión que acabamos de grabar con un costo 100 mil dólares y de ahí pasar a un proyecto como Amor y Virtud que cuenta con un presupuesto de 41 millones de euros.