El escritor Omar Pérez Santiago participa el sábado 31 a las 11 horas, en seminario de Cultura y Patrimonio que se realiza en el ex Congreso Nacional y que organizan diversas organizaciones sociales y culturales.
Es autor de la reciente novela “Allende el retorno”, entre otras obras, vivió su exilio en Suecia, donde fundó la editorial Aura Latina. Fue uno de los creadores del parque del Comic en San Miguel, con Condorito, y Pepe Antártico y el paso del comic. Conversará mañana sobre la idea de una cultura ciudadana para los cambios, que sea inclusiva y participativa, sin los resabios burocráticos.
¿Por qué el énfasis en una cultura ciudadana para los cambios?
Creo que Chile vive una real crisis cultural de vastas y peligrosas dimensiones. Están los índices alarmantes. Chile cuenta con las más altas tasas de obesidad infantil, de alcoholismo y tabaquismo, las más altas tasas de presos por habitantes y una de las más altas tasas de suicidios en el mundo. Y veo un país fracturado donde cada vez es más difícil dialogar o relacionarse con diferentes.
¿Cuál es el peligro?
El flagelo desmorona la cooperación social y fractura el sentido de comunidad, que debe fundar un país. Si los adultos lo vivimos mal, es cosa de imaginarse como ocurre para una niño, que desde que nació se vio sometido a un gueto, y del que le será muchísimo más difícil salir a gestionar su vida. Según lo veo, es una real crisis cultural de vastas dimensiones.
¿Y a qué debe esa crisis cultural?
A las grandes desigualdades sociales. Chile es uno de los países más desiguales del planeta y la desigualdad genera stress y efectos negativos en todos los estratos sociales. La literatura de la neurociencia explica los efectos devastadores del stress. El ser humano es dependiente y una de nuestra estrategia es cuidar nuestro status en el grupo. La desigualdad abrumante nos estresa. No podemos comprender por qué si nosotros trabajamos tanto, recibamos tan poco. Las grandes diferencias de status crean stress que arrastra otros efectos sicológicos: nos retraemos y nos enfermamos. Enfermedades físicas y mentales, adicciones, sobrepeso, crisis de pánico, malos niveles educacionales, criminalidad, embarazos prematuros y limitada movilidad social, están en directa relación con la desigualdad económica.
¿Y cómo se puede comenzar a crear una cultura nueva?
Vamos. Nada es fácil. Primero, estimular el cotejo y circulación de ideas libres y de estéticas lúcidas, de la creación libre, para que los cambios sean profundos y permanentes. Por ejemplo, ahora que se habla de aborto, ¿Cuándo comienza la vida? ¿Hay una sola respuesta a esta pregunta? No. Hay varias respuestas posibles y plausibles. Hay gente que cree que está resuelto y no merece ser discutido. Tienen su fe ansiosa y la imponen. No escuchan.
Lo otro, felizmente estamos cruzando un portal e ingresando a un nuevo camino, impulsada por las nuevas generaciones. La mayoría pide una Nueva Constitución emanada de una Asamblea Constituyente, un nuevo Código Laboral, una Reforma Tributaria, una Reforma Educacional y un programa de Protección del Medioambiente.
Pero, y aquí va un modesto punto, Chile no podrá cambiar sin nuevos ejes culturales, que pasa por recuperar la cooperación social. No se trata sólo de subsidiar a los más expuestos, una visión paternalista, sino hay posibilidad de real de cooperación con otros, con otros de culturas y tradiciones diferentes. Por lo tanto, no se trata de una cultura para los pobres, o solidaridad entre pobres, o de ingeniería social a la vieja usanza burocrática sino de una cultura que incorpore y que habilite, que conexione y establezca lazos de unos con otros. Es decir, inclusión, una inclusión más social que política.
¿Qué significa cultura inclusiva?
Esto significa cosas directas: más acción cultural en terreno. Más conexión entre hacer y progresar. Más cooperación social. Más encuentros con diferentes. Más instituciones sociales dinámicas. Más diálogo. Más simpatía. Más desarrollo de talleres. Más tecnologías a favor del diálogo. Más compromiso con la educación pública, las calles del barrio, los clubes, el lugar de trabajo, pero también con la historia, el patrimonio y la memoria.
Y el Patrimonio ha tenido también un gran auge en los últimos años. ¿Cuál es su rol?
Uno de los aspectos de la cultura ciudadana es el tema de Patrimonio y la memoria. Ciudadanos que realizan acciones cooperativas para mejorar los barrios y defender sus derechos patrimoniales. Esa experiencia acumulada es aún una espontánea forma de organización y desarrollo. Es un colorido movimiento ciudadano que busca un desarrollo amplio de la Gestión Patrimonial Comunitaria. No se olviden que a comienzos de los años 90, comenzamos a hablar de gestión cultural y hoy existen carreras profesionales de gestores culturales. Creemos que del mismo modo, se debe desarrollar e impulsar la Gestión Patrimonial Comunitaria.