09 - noviembre - 2024

Los «sutiles» asesores del gobierno de Bachelet que estarían pasando piola en eventual cambio de gabinete

nuevo asesores
Ganan millones. Pero no han hecho nada para evitar la caída.
Están en la sombra.
Enfrían la política. Les conviene que nada se mueva.
Aquí hay cuatro ejemplares, que a lo mejor tú conoces:

1. Súbdito del corre ve y dile:
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Es súbdito, ya que no ciudadano. Vive en el mundo feudal y pre moderno. Tributario de un sueldo estatal, no puede decirle al ministro que anda desnudo. Su rol es votar por el ministro en las elecciones internas de su partido y armar las máquinas partidarias, para que el ministro mantenga o recupere la dirección del partido, los llamados partidos-feudos. Es silencioso, solapado como una ameba. Su poder está en enterarse primero del corrillo, el corre ve y dile. Se juntan en piño en los cafés alrededor de La Moneda a mediodía, para pasar y recibir corrillos. De ideas y de manitos cortas. Usa camisas plisadas y le gusta la marraqueta con mantequilla.

1. Maquiavelo en el Mapocho
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Ejemplar individual que busca la auto legitimación de ideas conservadoras y del statuo quo. Como vivió en Italia, se ve a sí mismo como Maquiavelo, aunque es más instrumental y mucho más vano que el florentino. Maquiavelo orientaba al Príncipe en el manejo del poder. El mapochino es un instrumento de un Príncipe. Es un escudero carirredondo y canoso. Es invitado a los programas de análisis políticos donde habla como cura católico, aunque fue comunista en su juventud, o comunista secular. Engolosina la voz de pito y reafirma su idea fagocitante: “todo tiene su tiempo”. Es una célula que fagocita a las otras células, sus enemigas políticas, para destruirlas o controlarlas. Este cura o monja, es un activador de los miedos de la gente con una cuña: “Todo puede ser peor”

2. Encuestologo
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Es operador de gabinete que prefiere dar factura que boletear. Son iguales a los protagonistas de la serie televisiva Vee o Vice, donde la vicepresidenta Selena Meyer se mueve con sus asesores cínicos. La asesoran en su imagen, en su vestuario, y de ideas inmediatas (o cuñas) para confundir a los medios, principalmente la televisión e internet. Su tarea es hacer que el ministro aumente o no caiga en la encuesta. Se educó mirando esas series americanas de ficción política. Es un tipo vacuo, pero entretenido e ingenioso que sugiere, por ejemplo, que el ministro se empareje los dientes y se peine hacia atrás. Es feliz en eso. Tienen un papel marginal en las decisiones políticas. Para él hay un solo momento orgásmico: el día que aparece la encuesta. Entonces toda la oficina celebra con champán si el ministro aumentó un punto en popularidad. Y se deprime cuando el ministro baja un punto. Son proclives a los ansiolíticos.

3. Los pollitos nuevos
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Recién salida del cascarón, ella está allí como impulso del movimiento estudiantil. Saltó como maní desde la chopería estudiantil de la avenida Vicuña Mackenna a la poblada oficina de asesores del ministro. Ella está allí para mantener el dialogo con el movimiento social. Pero descubrió en estos cortos meses que el movimiento estudiantil era una corriente como lo es un río, donde todo pasa y quizás algo queda. Es la historia de una idealista mujer joven, honesta y moderna que quería transformar la vieja, gris y pesada estructura política desde dentro. Ella sería incorrupta, como Rosa Luxemburgo. Pero descubre que la oficina es un lugar de cuervos, intrigas y conspiraciones, entretejidas por rudas aves de rapiña, dispuestas a todo por conservar el puesto. Pobrecita, se le ha visto llorar en la oficina.

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