Madonna tiene 56 años, y no duda en posar en topless para los fotógrafos Marcus Pigott y Mert Alas en el último número de la revista «Interview».
Corsés y conjuntos de lencería provocativa, como es su estilo, y como si fuese un homenaje al Marquès de Sade, que hoy cumple 200 años de muerto, ilustran la entrevista de David Blaine en la que la reina imitada pero indiscutida del Pop, habla sobre la muerte, uno de los temas fuertes de la entrevista: «Me obsesioné mucho con la muerte y con la idea de que nunca sabes cuándo llegará, así que hay que aprovechar el tiempo al máximo para aprovechar la vida. Puede ser una fuerza motivante. La muerte fue una gran parte de mi vida en desarrollo. Fui a un montón de funerales».
Madonna habla de cine, de su relación con las primeras canciones que recuerda de niña y con las drogas: «He probado de todo por lo menos una vez, pero cuando ya estaba ‘volada’, me pasaba el resto del tiempo tomando toneladas de agua para sacarlo de mi sistema». «Es por eso que muchas personas se meten ácido o se drogan porque quiere estar cerca de Dios. Pero van a hacer corto circuito, y esa es la ilusión de las drogas, porque te dan las ilusiones de estar cerca de Dios, pero al final te terminan matando. Te destruyen».
Y sobre la influencia del arte en su propia carrera Madonna afirma:
«Recuerdo haber tenido conversaciones con Keith Haring y con Basquiat sobre la importancia de que tu arte sea accesible a las personas. Eso era una gran cosa – el arte debería estar disponible para todos. Era tan importante para Keith para poder dibujar en subtes y paredes. Y Basquiat solía decirme: Eres tan afortunada de hacer música, porque la música sale en las radios de todo el mundo. El pensaba que lo que hice fue más pop, más conectado a la cultura pop de lo que él hizo. Poco sabía él que su arte se convertiría en la cultura pop.”