Los desastres dan descanso a tantos parlamentarios, políticos y empresarios que enfrentarán el cadalso.
La Justicia es perro manso si no le pisan la cola; mas no bastará ella sola pa’ meterlos en vereda: el pueblo ya no se queda contento mientras lo inmolan. (Intendencia de Antofagasta, hace tres días…)
Escribe Jorge Lillo Tomado de Politika
29 de marzo de 2015
I
Para nadie es un misterio:
se enojó Madre Natura
y manda señales duras
de que habla muy en serio.
Sorprendido, el ministerio
contea damnificados
y pierde tiempo en “recados”
a las bestias que especulan.
Sólo confiscando, anula
más Desgracia en los poblados.
II
Corrían de arriba abajo
torrentes desaforados
llevándose lo logrado
por el pueblo y su trabajo.
Todo aquel que pela el ajo,
a merced del aluvión,
sufre la imprevisión
de nuestras “autoridades”.
No planean las ciudades
pensando en la población.
III
No hay camino a Tocopilla;
sin agua está Chañaral,
tampoco tiene TalTal
y sin luz, Tierra Amarilla.
Y sigue la seguidilla:
Se reporta que hay “clientes”
(no personas), sin corriente.
Hay personas aisladas,
bloqueadas en las quebradas
por aludes inclementes.
IV
Ardiendo está el sur de Chile,
y sus parques nacionales;
incendios descomunales
quemando árboles por miles.
Hay dinero pa’ misiles,
pero no hay para brigadas
aéreas, bien equipadas,
que la tarea acometan.
Hay aviones pa’ piruetas
pero para incendios, nada.
V
–“Ya se acabó el retardante”–,
decía el subsecretario;
¿Tal vez sea necesario
encargarlo cuanto antes?…
Ante un siniestro gigante,
enorme es la indecisión;
más grande, la confusión
pa’ fijar las prioridades,
y están las autoridades
discutiendo en un salón.
VI
Más allá, el Ruca Pillán
amenaza de erupción
y mantiene a la región
al borde de un leviatán.
Desde Santiago va un plan
de emergencia y salvataje;
esto muestra sin ambages
que está mal pelao el chancho:
que la Onemi no da el ancho
pa’ proteger al perraje.
VII
Los pobres y las regiones
son los que pagan el pato
y sufren los malos ratos
con temblores y aluviones:
nunca llegan soluciones
que acaben con la pobreza.
Mientras lucran las empresas,
hay acciones solidarias,
buena onda —y solitarias—
para mitigar la tristeza.
DESPEDIDA
Los desastres dan descanso
a tantos parlamentarios,
políticos y empresarios
que enfrentarán el cadalso.
La Justicia es perro manso
si no le pisan la cola;
mas no bastará ella sola
pa’ meterlos en vereda:
el pueblo ya no se queda
contento mientras lo inmolan.