Por Marco Muñoz Ortiz – Arquitecto ICA 10820, Santiago de Chile.
Los CIAM ( Congreso Internacional de Arquitectura Moderna 1928 – 1959) establecieron el término de “unidad vecinal”, al agrupamiento de viviendas sociales, siendo unidades urbanas básicas en el desarrollo de las ciudades, y sus características deben ser acordes a las tendencias del momento…”
En Chile, al preguntarse sobre el Devenir de la Vivienda Social y su futuro Destino. Resulta inminente pensar en una respuesta de cambio matricial en los prototipos habitacionales que hoy existen en el mercado… Si queremos construir ciudades integrales, inclusivas y democráticas. Debemos transformar esta carencia proyectual, en la oportunidad de un diseño comprometido, para dar el verdadero golpe al Circulo de la Pobreza.
“ Hacinamiento… intervenciones periféricas…ejemplos modelos… viviendas progresivas…” Conceptos escuchados más de una vez en la opinión pública… los que para bien o mal, son los tópicos recurrentes para referirse a un problema societal aplastante.
Hoy es el momento de darse cuenta que una solución real a la Vivienda social y su equipamiento. Es el Motor para transformar el agobiante determinismo social, en el verdadero cúmulo de oportunidades que aspiran las sociedades modernas.
El monto que determina el Estado de Chile versus el valor del suelo en sectores consolidados de la Ciudad de Santiago, obligó a construir las soluciones en la periferia de la ciudad, siendo una respuesta simplista para un problema complejo. Hoy se necesita un esfuerzo mayor para diseñar unidades habitacionales que sean parte de la ciudad, tanto en su imagen contemporánea, en su conectividad y en todos los beneficios que poseen las ciudades del siglo XXI… Transformándose en una oportunidad de diseño que revitalice antiguos conceptos utópicos. Poniendo en jaque a las nuevas tecnologías constructivas y forzando el uso de nuevos materiales en su máximo rendimiento.
Atreverse a dar el paso adelante y transformar a las viviendas sociales con una apuesta vertical y contemporánea. Generará mixtura y enriquecimiento societal. Haciendo que la totalidad de los habitantes de la región sean parte del crecimiento y progreso que tienen nuestras ciudades. Estamos en el momento que debemos repensar y cuestionar el modo de hacer arquitectura social y su inclusión en el crecimiento que poseen las ciudades contemporáneas. Sólo así, nuestras ciudades estarán vigentes para los próximos procesos urbanos. Tanto de crecimiento como de nuevas articulaciones.
Esta idea que nace como un cuestionamiento académico, es parte de las problemáticas que tendremos que abordar si deseamos construir ciudades acordes a las tendencias del siglo XXI. Cuestionamiento que ya han realizado países desarrollados. Esta carencia, es la oportunidad de demostrar y hacer de nuestras ciudades, el reflejo de la madurez de sociedad que estamos construyendo y volver a tomar la senda de hacer Arquitectura y Urbanismo Social, con aporte fiscal y visión de desarrollo contemporáneo.