Santiago, 08 de julio de 2015. (Radiodelmar.cl)– Un grupo de católicos de Osorno peregrinarán hasta Bolivia para contarle al Papa la difícil situación en la que está la iglesia de esa ciudad por la presencia como obispo de Juan Barros Madrid, vinculado a Fernando Karadima y a sus abusos sexuales contra menores.
«Por el bien de la Diócesis de Osorno y del mismo obispo Juan Barros, le solicitamos que procure su renuncia». Así dice la carta que Juan Carlos Claret, Mario Vargas y Felipe Navarrete quieren entregarle al Papa Francisco en Santa Cruz de la Sierra durante la visita que el Pontífice realiza a Bolivia. De este modo quieren lograr que el antigui discúpulo del sacerdote Fernando Karadima, castigado por el Vaticano por abuso sexual y abuso de poder e impedido de hacer misas públicas, deje el Obispado de Osorno donde fue designado a comienzos de este año.
Los laicos partieron este martes desde Santiago. «Lo estaremos esperando en Santa Cruz porque vamos a aprovechar todas las oportunidades que tengamos para verlo. Hay personas cercanas al Papa que se han comprometido a tendernos una mano para poder hablar con él y en subsidio poder entregarle por escrito lo que le vamos a decir» explicó Claret al diario La Segunda.
Agregó que el mensaje que le quieren trasnsmitir es que la situación en Osorno es «insostenible». Además, en la carta le aseguran que Barros «no puede celebrar confirmaciones porque los confirmados le piden que lo haga otro sacerdote, no puede visitar comunidades pues la asamblea no asiste a simplemente se retira cuando llega sin aviso, los sacerdotes no lo reconocen para trabajar con él, el aporte económico ha descendido y se ha generado una división en el pueblo de Dios entre los que están con él o no».
Los laicos definen este viaje como un «peregrinaje». Afirman que «la eclesiología de Juan Barros es la de El Bosque, que es igual a la eclesiología de Karadima. Es por esto que le manifestamos que el daño causado por él y sus discípulos, no se reduce exclusivamente al abuso sexual, sino que incluye el abuso de poder y una eclesiología que la misma COnferencia Episcopal ha catalogado de secta».