El próximo 10 de diciembre se cumplen 70 años desde que la Academia Sueca entregó el Premio Nobel de Literatura a Gabriela Mistral, quien se convirtió en la primera autora latinoamericana que recibió esta distinción.
El Ministerio de Educación nombró a Jaime Quezada como comisionado para la celebración de este hito. Desde septiembre el poeta y académico está trabajando junto con un equipo del Mineduc en esta tarea, con la intención de visibilizar y relevar el aporte literario, intelectual y social de la escritora, a través de acciones en todas las regiones del país.
Jaime Quezada es poeta, ensayista y crítico literario, con una amplia contribución a la difusión de poetas latinoamericanos y chilenos. Actualmente es presidente de la Fundación Premio Nobel Gabriela Mistral. El escritor destacó la importancia de este festejo. “Gabriela Mistral no solo representa a la literatura chilena y latinoamericana, sino que también a la educación misma. Desde muy temprano, ella se relacionó con la enseñanza, con su tarea de educadora, recorrió el país como maestra y eso tiene una significación”. Quezada agregó que “esta celebración contribuye precisamente a hacer trascendente la figura de nuestra Gabriela Mistral en su amplitud como mujer, educadora, maestra, y como la gran poeta que fue”.
Gabriela Mistral será conmemorada en todas las regiones de Chile. También la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) 2015 estará dedicada a la figura de Mistral, mientras que durante este año, todos los espacios de Chile en las ferias del libro internacionales homenajearán a la autora con una gráfica común y con actividades paralelas. Así sucedió en Lima, iniciativa que se replicará en las muestras de Frankfurt, Guadalajara y Quito, donde Chile es el país invitado de honor.
Discurso de Gabriela Mistral ante la Academia Sueca al recibir el Premio Nobel de Literatura, el 12 de diciembre de 1945
Tengo la honra de saludar a sus Altezas Reales los Príncipes Herederos, a los Honorables Miembros del Cuerpo Diplomático, a los componentes de la Academia Sueca y a la Fundación Nóbel, a las eminentes personalidades del Gobierno y de la Sociedad aquí presentes:
Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nóbel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del Continente Americano tan poco y tan mal conocido.
Hija de la Democracia chilena, me conmueve tener delante de mí a uno de los representantes de la tradición democrática de Suecia, cuya originalidad consiste en rejuvenecerse constantemente por las creaciones sociales valerosas. La operación admirable de expurgar una tradición de materiales muertos conservándole íntegro el núcleo de las viejas virtudes, la aceptación del presente y la anticipación del futuro que se llama Suecia, son una honra europea y significan para el continente Americano un ejemplo magistral.
Hija de un pueblo nuevo, saludo a Suecia en sus pioneros espirituales por quienes fue ayudada más de una vez. Hago memoria de sus hombres de ciencia, enriquecedores del cuerpo y del alma nacionales. Recuerdo la legión de profesores y maestros que muestran al extranjero sus escuelas sencillamente ejemplares y miro con leal amor hacia los otros miembros del pueblo sueco: campesinos, artesanos y obreros.
Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivio de la vida nórdica, toda ella asistida por su folklore y su poesía milenarias.
Dios guarde intacta a la Nación ejemplar su herencia y sus creaciones, su hazaña de conservar los imponderables del pasado y de cruzar el presente con la confianza de las razas marítimas, vencedoras de todo.