06 - noviembre - 2024

New York Times identifica 6 razones por las que este terremoto cobró menos víctimas

Toda muerte es una tragedia, sobre todo para los familiares. Sin embargo si nos abstraemos del factor emocional, existe un hecho que ha llamado poderosamente la atención de los medios internacionales. Esto porque mientras el terremoto 7.8 en Nepal cobró la vida de 9.000 personas, e incluso el terremoto 8.8 de febrero de 2010 se tradujo en 525 muertos, el reciente terremoto de 8.4 en Coquimbo “sólo” (y remarco las comillas) mató a 13 personas.

Sin desmerecer el sufrimiento de cada familia, ¿cómo puede ser que -en términos estadísticos- un terremoto de esa magnitud haya sido tan “inocuo” en términos de vidas humanas?

El diario estadounidense The New York Times examinó el curioso efecto y determinó 6 razones principales por las cuales el último gran sismo que afectó nuestro país no resultó más catastrófico. Algunas fueron afortunadas coincidencias, otras, méritos de nuestro país que no deben dejar de reconocerse.


Fuente: Radio Bio-Bio


 

A continuación los argumentos del NYT, en traducción de BioBioChile.

1. Este terremoto no fue tan poderoso

Aunque el terremoto de Coquimbo fue bastante fuerte con una magnitud de 8.4, liberó sólo un tercio de la energía del sismo 8.8 que afectó a Chile en 2010, que fue uno de los más violentos registrados en las últimas décadas. Recordemos que la magnitud de los terremotos se mide en una escala logarítmica (esto es, que se duplica, triplica y así consecutivamente según su escala).

Mauricio Torres | @matorres

2. Afectó un área más focalizada

El terremoto de 2010 afectó una vasta zona del área centro-sur de Chile, incluyendo grandes ciudades y áreas densamente pobladas, incluyendo establecimientos llenos de veraneantes. En aquella ocasión, al menos un tercio de la costa del país sufrió daños considerables debido al tsunami, e incluso se produjeron daños en lugares tan lejanos como San Diego, California, o Tokio, en Japón. Prácticamente todo Chile quedó sin energía eléctrica.

Por el contrario, el terremoto del miércoles afectó un área en particular y menos poblada, que fue la Región de Coquimbo.

Universidad de Liverpool

3. Los habitantes costeros estaban mejor preparados

Tras el terremoto de 2010, se han organizado simulacros de maremotos, evacuaciones preventivas y las rutas de evacuación están claramente demarcadas a lo largo de la costa. Como resultado, aunque el tsunami provocó graves daños en ciudades costeras y puertos, muy poca gente estaba en el camino de las olas cuando estas arribaron. De hecho ya en 2014, cuando un terremoto de magnitud 8.2 afectó el extremo norte de Chile, las zonas costeras fueron evacuadas de forma rápida y eficiente.

4. Las alarmas se gatillaron rápidamente

En 2010 no se advirtió la llegada de un tsunami y, peor aún, el gobierno advirtió de forma prematura a la gente que podía regresar a sus hogares. Los habitantes de las zonas costeras sabían de antemano que debían escapar a lugares altos, pero muchos veraneantes no.

Desde entonces las autoridades gubernamentales han sido en extremo cautelosas de advertir a la población sobre los riesgos, decretando evacuaciones preventivas inmediatas, tal como se pudo observar en 2014 y en el sismo de esta semana.

5. Se reforzaron normas de construcción que ya eran estrictas

En países pobres como Haití o Nepal, los terremotos de gran magnitud suelen ser devastadores en términos de víctimas fatales, con miles de personas muertas por derrumbes de edificios, puentes y represas. Chile solía ser uno de ellos, pero décadas de prosperidad permitieron reforzar los estándares de construcción, a la vez que sus amargas experiencias le llevaron a usar esquemas de seguridad similares a los que se utilizan en California.

Debido a esto, las construcciones modernas en Chile resisten bastante bien los remezones, aunque las estructuras patrimoniales y las de zonas rurales todavía son bastante vulnerables a los sismos.

6. Se mejoró la respuesta ante las emergencias

Desde 2010, el Centro Sismológico Nacional de Chile opera las 24 horas, todos los días del año, así como muchas de las oficinas regionales de emergencias. También han marcado una diferencia el tener un sistema de monitoreo de nivel del mar más robusto y mejores procedimientos para coordinar los esfuerzos de organismos de ayuda públicos y privados.

 

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