Por JCR.-
Genaro Arriagada en su columna de hoy sábado de El Mercurio es un calvo defensor del orden realmente existente:
-Ay chicos, dice, mantengamos la unidad de la DC y la Izquierda.
Arriagada, en su apuro, viene a servirnos este recalentado plato de comida de ochorrocientos años, como si fuese el último gourmet de la filosofía política. Naturalizando la relación entre la DC y la izquierda, dice el eterno pelao: sin unidad todos nos vamos a chucha. ¡Seamos fríos!
¡Cuántas semanas de estudio y análisis, quizá meses, le habrá costado a Arriagada llegar a tan sabia propuesta!
Para este calvo filósofo de la Política por Decreto no existe la putilla realidad, no existe una cabrona institucionalidad que se cae a pedazos. No existe el penetrante malestar ciudadano, no existen los tembleques políticos formalizados por la justicia, un alto porcentaje del Senado. Para Arriagada no existen los políticos desacreditados. No existe Jorge Pizarro, el político más malmirado de todos, el presidente de su partido, la Democracia Cristiana. Arriagada no ve que el sistema está infectado de políticos colonizados por el Poder del Dinero. La verdadera bomba de tiempo, el verdadero asunto que un analista serio y responsable debe hablar, es el asunto del hoyo oscuro en que se encuentra la actual institucionalidad.
Por otro lado, el gris de Jorge Correa escribe hoy también en El Mercurio. La columna se llama “Almas grises”. Ya el título es para la risita. Dan ganas de reírse desde el comienzo. Jorge Correa nunca ha tenido una sola idea sobre Chile y su futuro. Tampoco la tiene ahora en sus cuentos de hadas. Correa va siempre por las peleas de pasillos, las pequeñas asechanzas, las feas zancadillas. Jorge Correa no le ha ganado nunca a nadie. Es una araña de rincón. No conoce una feria pública. Nunca participó en una elección popular. Entró a La Moneda por un pituto. Correa es gris pero no tiene alma política. Le gustaría entrar de nuevo por la ventana. ¿Para qué? Jorge Correa es una piedra muerta sustentada por los contactos familiares. Jorge Correa es solo un pesado gris.
Correa espera que lo llamen y le hagan la siguiente pregunta: ¿Le gustaría ser Contralor de la República, señor Correa?
Mientras tanto Jorge Correa seguirá hinchando las pelotas.
