Por JCR.- El Armatoste Político ha visto esta semana un complot en un chiste festivalero. Es un irracionalismo que surge del actual Armatoste Político, unos políticos de limitado nivel intelectual. El Armatoste Político es un mueble grande, pesado y tosco de baja utilidad y calidad técnica. Ese Armatoste Político, de léxico pobre y una sintaxis elemental, considera las opiniones divergentes como traición y cataloga de intrusos a los que no opinen de su forma y fondo. No es el humor lo que les preocupa, les preocupa la pérdida del control eterno del espacio público. Para el Armatoste Político el ejercicio democrático debe estar en sus manos; el ejercicio democrático debe estar constreñido a ellos y su forma. No más.
Esta semana, por primera vez en la historia política chilena, el Armatoste Político en su conjunto, dio la hora hablando sobre la forma del humor farandulero.
Ningún rey, ningún dictador y ningún gobierno ha caído por la agudeza de un bufón o la valentía de un humorista.
El humor (blanco, negro o pícaro) nunca ha matado a nadie. Nunca ha derrocado ningún gobierno.
Sin embargo, el llamado Armatoste Político chileno reaccionó esta semana de modo visceral frente al modo en que se realiza el humor festivalero.
Respondieron dos ministras del gobierno de la presidenta Bachelet: la señora Javiera Blanco, ministra del trabajo; la señora Adriana del Piano, ministra de educación.
El presidente del Partido Socialista, el diputado Osvaldo Andrade.
Las juventudes comunistas.
La plana mayor de El Mostrador.
El anónimo o encapuchado editorialista de El Mercurio
La editorial anónima o encapuchada de La Segunda.
Los llamados analistas políticos, opinólogos de medios que trabajan en la franja del Armatoste, como Alberto Mayol, Cristóbal Belollio, Marco Antonio de La Parra y un largo etcétera.
«Es un síntoma», dicen.
¡Qué huevones perceptivos!
Y luego reaccionaron los operadores camuflados del Armastote en las redes sociales.
No ha caído ningún gobierno. No hay ningún diputado herido.
Son solo chistes festivaleros.
Y sin embargo, el Armatoste Político estuvo toda una semana hablando sobre el en que se expresa el humor estival. Es un fenómeno único.
El Armatoste político estuvo mandatado a dar la batalla.
No es la lucha por la defensa de la democracia.
No.
No es el honor de un policastro.
No.
Es el dominio del espacio público.
No quieren opiniones divergentes y desea controlar el modo en que se expresa.
Están acostumbrados a parlotear solo entre ellos.
El Armatoste Político quiere acosar hasta el último reducto. Es su pelea por el control del espacio, del derecho a hablar y de la forma.
Los miembros del Armatoste Político ya no van a los bares a los que vamos los chilenos. Ya no se curan con el pueblo, ya no echan la talla en el asado, ya no captan lo que piensa la gente.
Ni siquiera responden el teléfono.
Ahora quieren normalizar el humor farandulero.
Esta semana quedará en la historia política como la semana tonta.
