28 de marzo de 2015. (Reuters)– Aún con los constantes acuerdos internacionales que prohíben la cacería de ballenas, países como Japón persisten en la persecución de estos animales. Y el día jueves de esta semana, las flotas balleneras del país del sol naciente, regresaron después de un año de cacería, arrastrando los cuerpos de más de 300 ballenas.
La Corte Internacional de Justicia lanzó una prohibición en el año 2014, para que los balleneros japoneses no pudieran cazar en el océano Antártico, sin embargo, esto solo sirvió para detenerlos un tiempo ya que como podemos ver han vuelto a sus actividades en esa zona.
Las flotas japonesas partieron en diciembre, a pesar de las fuertes críticas, incluso de la de su mayor aliado, los EE. UU. El gobierno japonés prometió disminuir el número de animales cazados, solo trayendo un tercio.
Los 4 navíos regresaron a Shimonoseki, al sudeste de Japón, el jueves de esta semana, trayendo consigo 333 ballenas de minke. Siendo 103 machos y 230 hembras, de las cuales al menos 207 se encontraban preñadas.
Japón se ha excusado diciendo que la mayoría de las especies de ballenas no se encuentran en peligro de extinción, además de que el consumo de su carne forma parte de su cultura. Iniciando así la “cacería científica” en el año de 1987, argumento que siguen utilizando para continuar con esta actividad.
Japón pretende cazar cerca de 4 mil ballenas en los siguientes 12 años, como parte de sus “investigaciones”, argumentando que su objetivo es el de volver a revivir la cacería comercial de estos animales.
La más triste del asunto, es que una gran parte de la población japonesa ya no consume la carne de ballena.
COn información de
http://www.skynews.com.au/news/world/asiapacific/2016/03/24/japan-confirms-whaling-on-antarctic-expedition.html