El sábado 27 de abril de 2013, la china Wendi Deng le avisó a Tony Blair que su marido, el magnate Rupert Murdoch de 82 años, no estaría porque se encontraba en Australia junto a su madre en su lecho de muerte. Entonces, Tony Blair viajó al rancho que el magnate tenía en Carmel, California; dejó a sus guardaespaldas en un hotel cercano y se fue al rancho a una velada de amor. “Durante las comidas Tony Blair y Wendi Deng se alimentaban entre sí y llegada la noche Blair entró en la habitación de Wendi Deng y cerró la puerta”. Eso escribe el biógrafo Tom Bower en el libro ‘Broken Vows, Tony Blair: la tragedia del poder’, que se publica ahora en Inglaterra.
La coartada de Wendi Deng fue simple y la común. Le contó a su marido que se había ido unos días con unas amigas. Pero, el millonario Rupert Murdoch, dueño de The Times, The Wall Street Journal y de la cadena FOX, entre otros medios de comunicación, a su vuelta comenzó a sospechar. Con la sangre en el ojo, el magnate interrogó a todos los empleados de la vivienda, y entonces le pidió el divorcio a Wendi y nunca más habló a Tony Blair.
Tony Blair, que fue primer ministro del Reino Unido entre 1997 al 2007 y creador de la llamada Tercera Vía, siempre negó públicamente esa aventura extramatrimonial con Deng.
-Todo es falso, dijo Tony Blair.
Pero Wendi Deng se había inculpado sola. Wendi Deng, quien tuvo dos hijas mientras estuvo casada por 14 años con Rupert Murdoch, había escrito varios emails que salieron a la luz donde ella escribía su gusto por la carne de Tony Blair:
“Echo tanto de menos a Tony… Es tan encantador. Él tiene un buen cuerpo y muy buenas piernas. Además es alto y delgado y luce una piel buena. Amo sus ojos azules. También me encanta su poder en el escenario. ¿Y qué más?”.
