22 - noviembre - 2024

A los 24 años de edad fallece Mara Rita Villarroel artista, escritora y activista trans chilena

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Falleció ayer Mara Rita Villarroel, poeta, estudiante y profesora de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, y activista por  el derecho a la identidad de género. Mara Rita murió de un repentino accidente cerebral, según informa el sitio de la Organizando Trans Diversidades OTD, una asociación nacional de personas trans.


 

Mara Rita Villaroel nació en el año 1991,  ingresó el año 2009 a  la Licenciatura en Lenguas y Literatura Hispánica en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. En la misma Facultad, en abril del año 2015, presentó su libro de poemas, publicado con Mago Editores,  titulado Trópico Mío, donde aborda poéticamente un proceso trans de formación de identidad.

La larva es muy violenta y me golpea
Me tumba al suelo y me abre las piernas De entre sus piernas
cae un huevo en mi entrepierna
Avergonzada cubro mi cara con mis manos
Avergonzada trato de cubrir mi cuerpo con mi cuerpo
Avergonzada de una vergüenza toda ajena

 

Mara Rita está siendo velada en la Casa de la Federación de Estudiantes de la U. de Chile (FECH), en la calle José Carrasco Tapia #9, Santiago.

Fotos: Felipe PoGa y Alejandra Fuenzalida

 

Jánica y Uboróbica: sobre Trópico mío de Mara Rita

(Mago Editores, Santiago : 2015)

Jessenia Chamorro Salas, Universidad de Santiago de Chile

Mara es quien compuso los versos que forman las estrofas de este poemario llamado Trópico mío, una mujer que tal como la hablante lírico de su creación, se ha descubierto en el proceso mismo de su forjación. Lo que genera Mara en este poemario es una acción ambivalente, por una parte, un proceso escritural al plasmar cada verso en el papel, por otra parte, no solo escribe, sino que se forja dicho proceso, configurando una cosmogonía que la sustenta, la valida, y la transforma en el resultado –pero a su vez también en el origen– de un proceso místico, biológico, histórico y ficticio de donde ella es el eje central. Mara recrea en su poética el universo conocido, nuestra galaxia, en donde los planetas orbitan alrededor de un único sol, sin embargo, en la poética de Mara no hay cabida a un universo estable, en donde todo permanece en su sitio impertérritamente, no, ya que la propuesta poética que nos presenta contiene la inestabilidad, fragmentariedad y fragilidad misma derivadas del ser-humano que por ser imperfecto, deambula en búsqueda de lo que pueda “estabilizar” o dotar de sentido su mundo. En cierta forma, Mara inconscientemente sigue la consigna de post-guerra o post-golpe: buscar el sentido, pero no como una forma de encausar su vida frente a las inclemencias que le ha tocado vivir, sino como una manera de encontrarse a sí misma, de re-descubrirse y de configurarse como un individuo genuino y válido pese a la dispersión de las partes que la componen, a la ambigüedad de su voz, y a la doble faz que la constituye.

La hablante lírico de este poemario –a quien podríamos vincular y asociar con la poeta, aunque dicha asociación está un poco oxidada en términos de la Teoría Literaria, recordemos por ejemplo lo que Roland Barthes nos dice respecto a la muerte del autor– se erige como una suerte de dios Jano de su propio mundo, un dios de dos caras cuya representación es tanto la ambivalencia de la existencia así como también lo es la bifurcación del ser-humano, esto se puede observar por ejemplo en los siguientes versos:

“Mi gemela quien yo soy busco /

Voy y vuelvo buscando mi gemela /

No siendo mi gemela sólo me encuentro”,

en donde se manifiesta una duplicidad en la existencia de este ser que se busca a sí mismo siendo otro, y que a la vez tiene miedo de verse siendo una imagen doble de sí mismo: “De mirar la cara de mi gemela tengo miedo”. Ambos conceptos están presentes en la propuesta poética de este poemario, cuya metáfora me atrevo a sugerir, corresponde a la iconografía del Uróboros o la de la serpiente que se muerde la cola eternamente, que simboliza el ciclo eterno, el esfuerzo eterno y la lucha eterna, cíclica, aunque en esta poética el concepto renovación está en juego, y éste no necesariamente es idéntico al comienzo, ya que el origen y final de las cosas es un descubrimiento que se va haciendo en cada ciclo, por lo tanto ninguno es igual al anterior. En este sentido cabe señalar que para esta hablante lírico el ciclo de su vida comienza y termina en ella, esto se manifiesta en que ella es a la vez su propia madre:

“Es mi madre la que está detrás de mí 

Soy la madre de mi madre 

Difícil es parir a mi madre que me pare a mí”.

La duplicidad jánica en conjunción con la metáfora uboróbica genera una poética particular que subsume los parámetros habituales del comienzo, del final, de la existencia, e incluso las concepciones del ser-humano, la hablante lírico es su propio comienzo y su propio final, su propia familia:

“Yo madre de mí de mi hermana de mi hija de mi madre 

Yo hija de mí de mi hermana de mi hija de mi madre 

Yo hermana de mí de mi hermana de mi hija de mi madre”.

Produciendo una propuesta en que la especularidad, el nacer-renacer, la fragmentariedad y la bifurcación se vuelven tópicos a lo largo del poemario.

Ahora bien, es importante considerar, para este acercamiento inicial a la poética que nos propone Mara, su título: “Trópico mío”. Trópico se refiere astronómica y geográficamente a elementos paralelos, pero por otra parte, tiene relación con la retórica y el uso  del lenguaje figurado. En esta propuesta ambos significados tienen lugar, puesto que por un lado lo paralelo se relaciona con lo jánico y la duplicidad, y por otro, el poemario se sustenta mediante el uso de lenguaje figurado y la constante utilización de referencias y tropos. Este poemario tiene el sello personal de su autora, Mara, los temas son sus temas, la cosmogonía es la suya, sus referencias son las suyas, de ahí que en el título esté presente el posesivo “mío”, que denota el vínculo complejo e íntimo que existe entre la autora y la hablante lírico, vínculo que representa también una doble faz, incluso triple cara, ya que al nombrar el lector el título del poemario éste se vuelve también suyo, convirtiéndose este trópico, este lugar íntimo, sacro y profano en algo “nuestro”. Es así como Mara Rita nos une en un nosotros en donde todo está vinculado, todo forma parte de ese gran ciclo que nos presenta su poética. La presencia de lo grotesco también forma parte de los tópicos que aborda Mara en su propuesta, lo grotesco como una alegoría de lo que rompe con los parámetros de la belleza y de lo que es digno de amor, esto se observa por ejemplo en los siguientes versos:

“Muchas larvas salen de mi huevo /

Una larva come a la otra quedando sólo una /

La última larva creció rápido y me jura amor”,

tópico de lo grotesco que a su vez se enlaza con lo cíclico generando una cosmogonía:

“La larva muerta se empieza a descomponer /

La larva muerta se la comen otras pequeñas larvas /

La larva tiene el rostro desfigurado y se parece a mi padre”.

Se vislumbra, casi al final del poemario, un acercamiento a concepciones religiosas que rozan lo sacrílego cuando la hablante señala:

“Yo toda soy innegable 

Yo toda soy verdad 

Yo toda soy líquido”,

afirmaciones que podrían tener su correspondencia en las palabras asociadas bíblicamente a Jesucristo: “Yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida”. Lo denota una vertiente contestataria frente a lo religioso, pero sobre todo, el planteamiento de una nueva concepción religiosa, propia, íntima, creadora y recreadora que guarda en su interior una ideología que se concibe a sí misma.

Por lo demás, cabe señalar algunas consideraciones respecto a la forma poética que nos presenta Mar. Nos hemos centrado en el contenido, sin embargo la forma también requiere algunas palabras de análisis. El poemario aparece fragmentado, en partes, partes numeradas que indican un avance, una continuación, un camino, un orden dentro de este cosmos errante, en donde la gramática parece errada pero es solo la consecuencia de una intencionalidad oculta, cuyo afán es el de mostrar, entre otras cosas, el caos de un mundo que se va creando a sí mismo en su propia decadencia, un mundo íntimo que se configura desde sus propias ruinas.

En este sentido, el uso del lenguaje y de las palabras, sin puntuación, errado y errante, como una continuación infinita le otorga un pulso y un ritmo al poemario que resulta pertinente de considerar. Este poemario contiene, además de todo lo anteriormente señalado, una visión nueva del ser y de lo que semánticamente es ser-humano, ser-mujer-híbrida, y ser-en-el-mundo, las marcas de la creación están plasmadas a modo de cicatrices en la hablante, las cuales se transforman en un poema que destella en cada verso y que abre un sinnúmero de perspectivas que en el presente prólogo sólo se han delineado, a modo de puertas que esperan ser abiertas por los ojos del lector.

Revista NOMADÍAS Nº 20, 2015


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