Fuente: TELAM 21 de abril de 2016
“Yo no hago música tradicional. Yo hago música”, afirmó a Télam Mariluán, quien cuenta con una trayectoria que incluye un libro sobre construcción de instrumentos, un documental antropológico, estudios en Buenos Aires y en Cuba y su participación en el grupo femenino de percusión Tamborelá.
Ella canta en mapuzungun, la lengua mapuche, y el título de su primer trabajo solista, también se encuentra en el idioma originario y significa “No estamos solas” (“Kisulelaiñ”).
El nombre de la placa habla no sólo de las mujeres mapuches, sino, también, de su condición de madre (quedó embarazada mientras preparaba el álbum) con cantos que reflejan los paisajes idílicos de las cercanías de Bariloche, donde ella vive.
“Tinariwen (el grupo de Mali que canta en taureg) me revolucionó. Fue maravilloso verlos cantar en su lengua madre. Casi como un hecho definitorio y político decidí no cantar más en castellano. Encuentro una belleza distinta en la palabra, se abren universos, los pueblos nómades tienen mucho para enseñar a este nuevo mundo”, sostuvo la cantante.
Mariluán, espera que otros artistas se animen a cantar en sus lenguas originarias y destacó que ella pertenece a “un pueblo que sufrió un genocido y en ese propósito de enmudecer la lengua, cantar en mapuzungun es un hecho político”.
“Sin querer, este disco es una militancia”, sostuvo a la vez que destacó que “el hecho musical es un hecho estético y el hecho de la palabra es un signo de la resistencia de los pueblos, por fortuna este arte que es la música, reúne esas dos vetas”.
En “Kisulelaiñ” hay canciones en español que quedaron de su etapa en Tamborelá, pero ya para «Amulete tain purrun» (“Que siga nuestro baile”), que tiene fecha de salida para mayo por el mismo sello discográfico, todas las letras estarán en mapuzungun.
“Transmitir los cantos es una responsabilidad de las mujeres. El primer canto que se nos graba como humanos es el de la madre, que son cantos que traen tranquilidad. Y a mí, cuando quedé embarazada, se me despertaron los propios”, explicó Mariulán, quien estará mañana a las 17 en la Feria del Libro.
A pesar del idioma (de todas formas, las traducciones al español están en la edición física), cuando uno pone el disco y se deja llevar por la hipnótica voz de Mariluán, no tarda en comprender ese mundo que la cantante retrata, repleto de valles, árboles, agua y las fuerzas de las naturaleza (“newweles”).
Hay canciones dedicadas a su hijo, otra a sus abuelas y varias más al pueblo que representa tocando el kultrun, una especie de tambor, angosto, que adoptó como instrumento de cabecera.
«Hace muchos años -indicó- vengo trabajando la percusión y la voz. En Cuba estudié mucho y me di cuenta de que tenía mi propio tambor. Decidí no despegarme más de él y comenzar a fabricarlos. Por otro lado mis ancestros han tocado ese instrumento”.
Luego de vivir en la isla caribeña y en Buenos Aires, Mariluán sintió que debía regresar a Bariloche, y allí se reencontró con la cosmovisión mapuche, que une a la naturaleza con todo lo que rodea al hombre.
“Estar cerca de la naturaleza te vincula con la forma de ver al mundo. Eso en Buenos Aires no está presente, aunque también es un territorio ancestral. La cosmovisión del mundo mapuche en la Patagonia se hace presente”, apuntó Mariluán, quien entre el 5 y el 8 de mayo en Comodoro Rivadavia tomará parte en el tercer encuentro de música y pedagogía.