Por JCR.-
Marilú Cuevas tiene su público. Eso se nota desde el comienzo. Sobre todo ella es reconocida por esos personajes populares que ha realizado en la tele. Un clásico de la tele es la vieja del político arribista que con unos tragos de más, dice lo que el político de medio pelo realmente piensa. No hay nada más típico y reconocible (y horrendo) que la esposa arribista del alcalde.
La comedia de Marilú Cuevas con Felipe Armas «Cambio marido usado por gomero» hace reír y se presenta en el teatro Mori de Vespucio.
Basta con que la señora Cuevas tire una chuchada, para que la platea se destripe de risa. La señora Marilú Cuevas tiene oficio y enfrenta a su marido, representado por Felipe Armas, en su mismo plano, y provoca hilaridad.
La comedia no es fina, no es intelectual, no es rebuscada. Es, como era de esperar, un comedia arrabalera, (es decir a garabato limpio) sobre ciertos asuntos de un matrimonio chileno, y la queja de la mujer, como la falta de sexo, el tamaño del pene, los peos hediondos de un hombre mamón y que, obviamente, es incapaz de orinar dentro del wáter. (No achuntarle al wáter es el tema infaltable de los comediantes chilenos).
El estilo es coloquial, a garabato limpio. Los personajes se apoyan en un taburete y nos hablan en directo sobre la vida en pareja como si fuéramos viejos amigos. El estilo también es confrontacional. escuchamos muchas cosas que decimos y escuchamos en un bar cuando estamos con una copa de más.
Es un humor franco, ácido y directo. Y el público ríe.
Las mujeres de la platea muy empoderadas toman partido por la mujer. Aplauden.
Los hombres de la platea empiezan a tomar partido, en parte para seguir el juego, toman partido por un machista rematado pasado de moda que interpreta Felipe Armas, aunque el contrapunto masculino es algo elemental y de real caricatura.
Así la comedia se va pareciendo a un pequeño circo romano. Un real momento de desahago para el público.
Así transcurren casi dos horas de espectáculo en el que nadie parece haberlo pasado mal.
Marilú Cuevas tiene su público y ese público la quiere. Los aplausos son sinceros.
Vaya a ver la comedia, es recomendable para relajarse un poco, no se arrepentirá.