En este contexto Veronika Mendoza, representante y candidata del Frente Amplio, llamó a votar por PPK, como la única posibilidad de impedir el retorno de la mafia fujimorista al gobierno. Ello, por cierto, no implica ningún tipo de pacto o acuerdo, por eso aclaró que el Frente Amplio seguirá siendo una fuerza de oposición
Por: Francisco Bazo Pacheco
04 de junio de 2016
El Perú enfrenta unas elecciones presidenciales con dos alternativas de la derecha neoliberal. De un lado Pedro Pablo Kuczynski, un economista formado en los Estados Unidos, fiel defensor del modelo neoliberal, ha sido ministro y apoyo a Keiko Fujimori contra Ollanta Huamala. Su propuesta: un clásico modelo neoliberal que recoge algunas experiencias de la aplicación del mismo en la región.
De otro lado Keiko Fujimori, sin mayor formación ni experiencia demostrable, pero sustentada por el equipo de la mafia fujimorista. Keiko llevara adelante la propuesta neoliberal en una variante populista, por ejemplo manteniendo la minería informal de extracción del oro que es donde hay mayor explotación de los trabajadores, incluido los niños, y menor respeto por el deterioro del medio ambiente
Las diferencias fundamentales están en el ámbito político. El de PPK sería un gobierno similar a la mayor parte de los de la región, y dado los conflictos existentes, estará marcado por la permanente lucha de los trabajadores, de los pueblo originarios, por el enfrentamiento al modelo y en particular a la economía extractivista. En cuanto a temas sociales y valóricos, posiblemente tome algunas medidas más liberales, como el aborto y el matrimonio igualitario.
El de Keiko trae un conjunto de particularidades altamente peligrosas para el país y la región. En primer lugar, el triunfo de Keiko sería validar la dictadura fujimorista que el país vivió en la década del noventa, validar la corrupción, la violación sistemática de los derechos humanos, el control de los medios de comunicación, la persecución y asesinato de los dirigentes sociales, de pueblos originarios, de dirigentes de izquierda y de la corrupción a todo nivel.
Instalada la mafia fujimorista en el poder, tendría el control total del Estado: el Ejecutivo, mayoría absoluta en el Congreso, control sobre el poder judicial y como lo demostró recientemente, control sobre el poder electoral. A diferencia de su padre que debió darse un autogolpe en 1992 para imponer su dictadura, Keiko, elegida “democráticamente” impondría su dictadura desde el control de las diferentes instancias del Estado. Pero no solo se trataría de una dictadura, sino que sería el inicio para transformar al país en un narco-estado ya que son bien conocidas las relaciones entre la familia Fujimori, numerosos parlamentarios de Fuerza Popular recién electos y su equipo de campaña, con el narcotráfico. Varios de estos personajes están siendo investigados por la DEA.
En este contexto Veronika Mendoza, representante y candidata del Frente Amplio, llamó a votar por PPK, como la única posibilidad de impedir el retorno de la mafia fujimorista al gobierno. Ello, por cierto, no implica ningún tipo de pacto o acuerdo, por eso aclaró que el Frente Amplio seguirá siendo una fuerza de oposición
