«Artista de la Vagina», la feminista Megumi Igarashi, es acusada de obscena y es declarada culpable
La japonesa Megumi Igarashi se ha convertido en una estrella feminista en el mundo luego que un tribunal japonés impuso una multa de 400.000 yenes , tras declararla culpable de distribuir imágenes de su vagina considerado obsceno.La artista desató un debate acerca de los derechos de las mujeres y la libertad artística en Japón. Japón tiene una considerable industria pornográfica. Pero las representaciones de los genitales femeninos siguen siendo tabú. Los genitales masculinos se muestran en algunos festivales, a través de falos gigantes que desfilan abiertamente por las calles como símbolos de la fertilidad y la salud sexual.Japan tiene una amplia cultura pop centrado en el síndrome Lolita. La fijación de imágenes de niñas están muy extendidos en la publicidad, el cine y los grupos pop. La pornografía se compra en cualquier negocio. La utilización de la feminidad infantil está en el centro de la sociedad, en una normalizada estructura patriarcal.Por el contrario, un tribunal de Tokio determinó que las obras con forma de vagina creadas por la artista japonesa Megumi Igarashi son arte mientras estén exhibidas, pero la halló culpable de obscenidad por distribuir datos digitales que pueden usarse para recrear de forma tridimensional y más realista sus genitales.El Tribunal de Distrito de Tokio condenó a Megumi Igarashi, conocida también como Rokudenashiko (“chica buena para nada”, en japonés), a pagar una multa de 400 mi yenes (tres mil 700 dólares) por la distribución ilegal de datos con una imagen escaneada de su vagina para que pueda imprimirse en 3D, explicaron sus abogados.La corte dijo que los ornamentos con forma de vagina exhibidos, decorados y pintados de colores brillantes no parecen piel a primera vista y tampoco sugieren de inmediato los genitales femeninos, por lo tanto no fueron considerados obscenos. El fallo explica, sin embargo, que la imagen escaneada de la vagina de la artista, aunque son datos planos e inorgánicos, representan algo realista y podría despertar sexualmente a los espectadores.
La artista ya había sido detenida en diciembre de 2014 por exhibir en una muestra realizada en Tokio obras que reproducían genitales femeninos, detención que desató la condena de colectivos culturales de distintas partes del mundo que lo consideran una grave violación de la libertad de expresión.Igarashi llevó a cabo una campaña de micromecenazgo y envió a aquellos que realizaron aportaciones datos que permitían imprimir una réplica en 3D de sus genitales. De este modo recaudó un millón de yenes de más de un centenar de donantes y financió la construcción de un kayak con la forma de su vulva.
Igarashi, que trabaja bajo el seudónimo «Rokudenashi-ko» («Chica mala»), siempre defendió que uno de los objetivos de sus creaciones es «desafiar los tabúes» y «luchar contra la discriminación» sobre la sexualidad femenina en la sociedad japonesa, y no inducir a la excitación sexual.