DEMOSTRACIÓN
Las putas y los grandes poetas deberían
evitarse unos a otros:
sus profesiones son peligrosamente
similares:
desde el Imperio Romano hasta nuestra
Era Atómica
ha habido más o menos el mismo
número de putas y
poetas,
y las autoridades siempre han
intentado ilegalizar
a aquéllas
y hacer caso omiso de éstos,
lo que demuestra
lo peligrosa
que es
la poesía
en realidad.