22 - noviembre - 2024

ALERTA: Chile avanza a ser un desierto de pinos y eucaliptus y de pobreza en las zonas ocupadas por las forestales

Una de las organizaciones más longevas que ha luchado por la defensa de la biodiversidad en Chile y el Mundo, el Comité de Defensa de la Flora y Fauna, emitió una declaración en que informa acerca de como los monocultivos de la industria forestal sigue dañando la biodiversidad y la vida de las comunidades de Chile y del Pueblo Mapuche.


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Santiago, 20 de septiembre de 2016. (CODEFF)– En el año 2004, organizaciones que luchan contra la expansión de plantaciones de árboles a gran escala declararon al 21 de septiembre como el Día Internacional Contra los Monocultivos de Árboles. Desde entonces, organizaciones de todo el mundo llevan a cabo acciones en esta fecha para generar conciencia sobre el tema.

Chile es el país de Latinoamérica que se considera como modelo de una gestión forestal basada en plantaciones de monocultivos exóticos por parte de grandes empresas. Actualmente la actividad del sector forestal se concentra principalmente en dos grandes grupos económicos: CMPC y Arauco, llegando a facturar más de U$4952 anual.

Con ello, las Plantaciones forestales han aumentado, siendo un preocupante ejemplo la región del Biobío que ha llegado a tener sobre 800.000 hectáreas de plantaciones, trayendo consigo importantes consecuencias en la calidad del suelo, destrucción de fuentes de agua, desplazamiento de fauna y flora nativa, y la situación de empleo que en los últimos diez años se ha mantenido constante,  alrededor de los 135 mil empleos- siendo  mayoría no permanentes. A esto se suma que donde hay más plantaciones forestales se asocian  los mayores niveles de pobreza.

Este modelo, que a la luz de la crisis económica, se quiere intensificar con el pretexto de que el establecimiento de nuevas plantaciones sea un aporte a la generación de empleo. Sin embargo, esto significaría ampliar la superficie de plantaciones en más de un millón de hectáreas como un medio para aumentar también la capacidad industrial de producción de celulosa con la instalación de nuevas plantas.

Ante esta situación, CODEFF hace un llamado de alerta y mantiene su rechazo a la prórroga a la vigencia del Decreto Ley 701 de Fomento Forestal, propuesta por el Gobierno y aprobada por la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados.

De volver a extenderse el decreto, continuaría operativo el método de asignación de recursos públicos al sector forestal, que ha generado perjuicios ambientales sin grandes avances para las comunidades locales.

“Esta ley ha sido la herramienta para la implementación de un modelo forestal profundamente concentrador de los medios de producción y de los beneficios, y además generador de  graves  impactos sociales y ambientales con un aporte muy limitado al desarrollo local”, afirmó el miembro del directorio de CODEFF y experto en bosques, Hernán Verscheure.

Entre los cuestionamientos a la normativa, se encuentra la sustitución del bosque nativo por plantaciones forestales de monocultivos, lo que ha implicado una pérdida de biodiversidad, de hábitats para la fauna nativa y un deterioro de las cuencas hidrográficas asociadas a tales  plantaciones, entre otros efectivos negativos.

Según Verscheure, dicho análisis “debería ser el paso previo a la construcción de instrumentos de política que apunten a un desarrollo forestal real donde los intereses de los ciudadanos, sobre todo de aquellos que viven en o de los bosques, sean considerados, como también el cuidado de la naturaleza y en especial de los servicios ambientales que los bosques generan para la sociedad”.

CODEFF llama a los poderes Ejecutivo y Legislativo a ver el término de la vigencia del decreto ley 701 como una oportunidad para hacer los ajustes necesarios a través de instrumentos de política que permitan un desarrollo real del sector forestal, basado en proceso productivos sustentables que garanticen el respeto a las comunidades, trabajadores y nuestro entorno, que finalmente «es el capital natural que debemos salvaguardar para las futuras generaciones”, sentenció Verscheure.


“Las plantaciones no son bosques: Detengan la expansión de los monocultivos de árboles!”

DECLARACIÓN PÚBLICA COMITÉ NACIONAL PRO DEFENSA DE LA FAUNA Y FLORA CODEFF – AMIGOS DE LA TIERRA CHILE

CAMPAÑA BOSQUES DE VERDAD PARA CHILE: LAS PLANTACIONES NO SON BOSQUES

 

Las plantaciones forestales son un conjunto de árboles dispuestos uniformemente sobre un terreno variable. Generalmente en Chile son de una sola especie exótica y de rápido crecimiento (pino radiata y eucalipto), los cuales, a gran escala,  generan un sin número de disturbios en el ambiente físico y social  donde se establecen, ya que, entre otros impactos  afectan el ciclo del agua y la biodiversidad de los territorios.

Chile, posee a la fecha más de 3 millones de hectáreas de estas plantaciones, correspondientes fundamentalmente a especies como Pino Insigne y Eucalipto en sus distintas variedades, establecidas en una primera etapa, fundamentalmente en suelos degradados que en un pasado fueron bosques nativos, los que fueron  arrasados para la habilitación de suelos agrícolas y posteriormente en suelos con renovales de bosques nativos y en suelos agrícolas. Estas plantaciones de árboles a gran escala, que se han querido promover hacia la opinión publica, de manera sesgada, como los bosques chilenos han sido el eje en torno al cual se ha desarrollado el sector forestal monopolizando casi la totalidad de los subsidios del Estado,  la investigación forestal y los planes de formación profesional especializada universitaria y técnica en estos últimos 40 años.

En nuestro país las plantaciones forestales han causado un continuo proceso de abandono del campo por parte de campesinos  debido a la transferencia de la propiedad de sus tierras a las empresas forestales con todo lo que esto implica en términos sociales,  culturales y económicos en la medida que desaparecen oportunidades de desarrollo de actividades económicas  de largo plazo que normalmente genera un ambiente rural diverso en términos de recursos naturales y por consiguiente mas estable en términos ambiéntales. Cabe destacar que el impacto social de las plantaciones queda en manifiesto al observar que las comunas con mator cobertura de plantaciones son las que ostentan los niveles más bajos de desarrollo humano según los índices calculados por el PNUD. Otra situación que es digna de destacar es que la mano de obra entre los años 1997 y 2007 se ha mantenido constante y un 25-30 % de la misma corresponde a trabajadores con contrato permanente.

En Chile y a nivel internacional, las plantaciones forestales corresponden a un modelo de agronegocio  orientado principalmente para la producción de pulpa para papel, madera, aceites y agrocombustibles. Por lo que los grupos económicos que poseen las empresas forestales, en Chile, también poseen entre sus activos, plantas de fabricación de celulosa las cuales, en gran parte de los casos,, han sido cuestionadas por la sociedad debido a los grandes impactos ambientales que han generado.

Otro aspecto de gran preocupación por parte de la comunidad nacional e internacional es el rol que los empresarios forestales y los gobiernos, le atribuyen a las plantaciones forestales a gran escala las cuales son promocionadas como sumideros de carbono constituyendo un incentivo aún mayor al establecimiento de plantaciones a gran escala en países donde es económico y viable, y esta vez, para contrarrestar las emisiones de empresas contaminantes, que por lo general se encuentran en países desarrollados. Todo esto aun cuando los resultados de la utilización de las plantaciones de árboles como sumideros son tan inciertos, que su contribución a la reducción del cambio climático no ha podido ser verificada.

Ante este escenario CODEFF pone a la opinión pública las siguientes propuestas.

  • Las plantaciones forestales a gran escala generan grandes impactos ambientales y sociales, por lo que exigimos que el gobierno revise las políticas, leyes e instrumentos que promueven estas plantaciones
  • Que el Estado  priorice el fomento, conservación y preservación del Bosque nativo como una posibilidad real de desarrollo a las comunidades locales, sobre todo en el marco de la implementación de la nueva ley de recuperación del bosque nativo y fomento forestal.
  • Incentivar, promover un consumo responsable de los productos derivados de las plantaciones (celulosa, papel, cartón, etc.), así como también informar a la población nacional del manejo y de los costos sociales y ambientales que implica el manejo de dichas plantaciones.
  • Realizar estudios acabados sobre la capacidad de amortiguación de medio ambiente para resistir el nivel de expansión y del manejo (talas rasas) de las áreas de plantaciones.
  • Informar con claridad a la opinión publica, el uso de especies transgénicas para la expansión de monocultivos, no tan solo de especies forestales, sino que también de especies agrícolas
  • Abrir espacios de diálogo con la comunidad local y a nivel territorial para dar respuesta a sus demandas y a sus dudas con respecto a los efectos de las plantaciones forestales y cultivos agrícolas.
  • Comunicar las negligencias que empresas forestales pueden estar cometiendo a nivel social y ambiental, y establecer mecanismos donde dichas empresas puedan restablecer los procesos ecológicos, ambientales y sociales alterados provocados por las actividades del manejo forestal.
  • Obligar a las empresas forestales a que sean consecuentes y coherentes en lo relativo a informar a la comunidad local sobre el impacto  social y ambiental de sus actividades.
  • El Estado debe generar políticas coherentes con una visión de futuro donde las plantaciones forestales, como sistema de producción, se desarrollen  hacia entidades más diversas y más cercanas a sistemas boscosas naturales, donde no haya lugar a la tala rasa como practica habitual de cosecha,  y capaces de integrarse con la forestación, recuperación y el manejo de bosques y plantaciones nativas.

El bosque es vida y prosperidad ambiental, espiritual y económica. Las plantaciones socavan la soberanía alimentaria de los pueblos, sobre todo cuando son establecidas en suelos agrícolas,  y la consecución de la justicia social, cultural, política, económica y climática.

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