21 - febrero - 2025

Escritor Fabio Morábito visita Chile durante la Feria Internacional del libro de Santiago.

fabioFabio Morábito   nació en Alejandría, Egipto en 1955. Es escritor y traductor. Vivió su infancia y parte de su adolescencia en Milán, por lo que su lengua materna es el italiano. Llegó a la Ciudad de México a la edad de quince años. Ha traducido la obra completa del poeta Eugenio Montale y algunos textos del narrador Torcuato Tasso. A lo largo de su trayectoria como escritor ha trabajado diversos géneros, entre los que se encuentran la poesía, el cuento y la novela, con títulos como: Emilio, los chistes y la muerte, También Berlín se olvida y Cuando las panteras no eran negras. Asimismo, ha obtenido distinciones como el Premio Carlos Pellicer (1985), el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1991), el Premio White Raven (1997) y el Premio Antonin Artaud de Narrativa (2006).
El sábado 22 de octubre, de 17:30 a 18:30, en la Estación Mapocho charlará con el escritor chileno Omar Pérez Santiago.
CUARTETO DE POMPEYA

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En Pompeya, entre otros cuerpos petrificados por las lavas y cenizas de la erupción del Vesubio (año 79), se conservan los de un hombre y una mujer en el acto amoroso.
I
Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,
nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.
Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravió mi orgasmo.
Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava
volvió para escondernos.
II
Me hiciste tanto daño
con tu boca, tus dedos,
me hacías saltar tan alto
que yo era tu estandarte
aunque no hubiera viento.
Me desnudaste tanto
que pronuncié mi nombre
y me dolió la lengua,
los años me dolieron.
Nos desnudamos tanto
que los dioses temblaron,
que cien veces mandaron
las lavas a escondernos.
III
Te frotabas tan rápido
los senos que dos veces
caí en sus remolinos,
movías el culo lento,
en alto, para arrearme
a su negra emboscada,
su mediodía perenne.
Abrías tanto su historia,
gritaba su naufragio…
Nos desnudamos tanto
que no nos conocíamos,
que los dioses mandaron
la lava a reinventarnos.
IV
Te desmentí de cabo
a rabo devolviéndote
a tus primeros actos,
te escudriñé profundo
hasta escuchar la historia
amarga de tu cuerpo,
pues sólo el amor sabe
cómo llegar tan hondo
sin molestar la sangre.
Esa noche la lava
mudó el paisaje en piedra.
Tú y yo fuimos lo único
que se murió de veras.
De «Lotes baldíos» 1985
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