La opinión de Ripper.-
La Democracia Cristiana perdió más de 350 mil votos en las elecciones municipales.
La Democracia Cristiana bajó en 3,1 puntos su votación de concejales, desde el 15% obtenido en 2012 a un 11,9%.
En la elección de alcaldes la DC también registró un retroceso. Mientras en 2012 anotó un 16,51% con 56 alcaldes electos, ayer este porcentaje bajó a 11,8%.
En la Región Metropolitana la DC perdió los municipios emblemáticos de Maipú y Macul, por razones estrictamente de mal manejo de política local, por incapacidades absolutamente propias. En Maipú tenían la escoba con la corrupción y en Macul tenían un feudo eterno con Puyol.
Con esos tan malos resultados la presidenta del partido, la señora Goic, si realmente tiene sentido autocrítico, debe renunciar. Hacer un gesto de honestidad y responsabilidad política. Abrir un debate honesto dentro de su partido.
Pero, en lugar de renunciar y enfrentar su problemas caseros, la señora Carolina Goic, la presidenta de la DC, le pide a la presidenta Bachelet cambio de la «conducción política».
Desmesura obvia, pues la derrota de la Democracia Cristiana es resultado de una ya crónica incapacidad de sus viejos cuadros de leer los hechos. Se niegan a ver los datos, se ciegan a ver la curva descendente de sus resultados electorales en las elecciones municipales:
1992: 30,88%
1996: 27,96%
2000: 23,9%
2004: 21,8%
2008: 18%
2012: 15%
2016: 11,9%
La Democracia Cristiana viene desde hace muchos años con crisis crónica.
Las cifras duras dicen que la gente hace mucho rato que se viene agotando de la Democracia Cristiana.
No quieren admitir que sufren un grave fracaso de su proyecto político saturado y de que su incapacidad autocrítica les traba la circulación de la sangre, les quita el aire y se ahogan. Puesto que han acumulado demasiada grasas saturadas en sus venas, les sube la presión rápidamente y, como los enfermos de alta presión, sufren de irritación crónica.
La DC no muestra ninguna capacidad de renovarse la dieta y sigue comiendo muy salado y grasas saturadas.
Así como Carolina Goic le pide «cambio de conducción política» a Michelle Bachelet, eso le permite a la presidente Bachelet, ya que le dan la confianza, de decirle a Carolina Goic que se comporte y que vaya primero a arreglar su casa.
Carolina Goic puede decir miles de cosas. Pero su realidad es muy dura, en su casa tiene que lidiar con señores que no sabe que tienen hipertensión, una enfermada silenciosa, y están muy malhumorados. y como toda persona irritada, piensan mal y poco.
La casa de Carolina Goic, la DC, puede ser la primera que se derrumbe en caso de sismo mayor.
Así es la política, se corta por los más tenso.
La señora Carolina Goic puede estar a punto de tomar una lección algo triste para ella, y es que en medio de su propia crisis, con su cuña altisonante («con la DC no se juega») , cree que está estremeciendo al mundo. El Mercurio amplificará la frase, porque les conviene.
Pero ella es perspicaz y se dará cuenta de algo simple. A nadie le importa mucho su voz altisonante.
La vida política seguirá su curso.
Esto ya lo vimos con Jorge Burgos. ¿Se acuerdan? ¿Alguien se acuerda de Burgos y su gallito con Michelle Bachelet por que no lo llevaron a Temuco?
¿Se acuerdan que El Mercurio lo lanzó en Reportajes del domingo como la nueva carta presidencial de la DC? ¿Que había aparecido el nuevo dedo de Lagos?
¿Y quién es Burgos hoy?
Un lento comentarista de hechos políticos en un programa de televisión, un programa tan fome como él.
Y la política sigue sin Burgos.