09 - noviembre - 2024

Qué valientes los suecos si le dieran el Premio Nobel de literatura 2016 a Ngugi Wa Thiong’o . Se sabrá mañana

keniaPor Omar Pérez Santiago.-
Serían valientes los discretos académicos suecos si mañana jueves le dieran el Premio Nobel de Literatura al escritor de 78 años de edad, Ngugi Wa Thiong’o  de Kenia. En estos momentos, en estos momentos de nubarrones pardos en Europa, de ascenso de los xenófobos, la determinación de la Academia Sueca revitalizaría la señal humanista del Nobel. Sería el primer africano galardonado que escribe en su lengua africana originaria, en su caso en kikuyu, una de las muchas que conviven en Kenia.
Ngugi wa Thiong’o  renunció a escribir literatura en la lengua del colonizador. Escribió  una obra de teatro en kikuyu de crítica al gobierno, traducida como Me casaré cuando yo quiera. La obra se montó  con campesinos y trabajadores.
En 1978, el dictador Daniel Arap Moi (que aterrorizó el país por 24 años entre 1978 y 2002) ordenó su encierro en prisión.
En la cárcel de máxima seguridad de Kamiti, usando como papel el papel higiénico de su celda, duro como la lija, escribió la primera novela moderna escrita en lengua kikuyu, Caitaani mũtharaba-Inĩ  (El diablo en la cruz).
Salió de cárcel. Perdió su cargo de profesor en al universidad, sus libros fueron prohibidos. En 1982 cuando supo que el dictador pensaba liquidarlo, se exilió en Estados Unidos, donde trabaja como profesor universitario de literatura.
Después de 22 años de exilio, en 2004,  después de que el dictador Arap Moi perdiera las primeras elecciones libres y democráticas en Kenia,  Ngugi volvió con su familia a Kenia,  para presentar su novela El diablo en la cruz.
Vivió una nueva experiencia terrible: cuatro sicarios armados asaltaron la casa donde se alojaba el escritor y lo saquearon. Lo golpearon y a su mujer la violaron en su presencia.
Detrás de la barbarie había gente vinculada con Daniel Arap Moi, cuyas fuerzas oscuras aún permanecen vivas.
La crítica anticolonial de Ngugi Wa Thiong’o  incluye las relaciones postcoloniales de poder,  la violencia, el autoritarismo y la corrupción de la frágil democracia, y la omnipresente y corrupta nomenclatura política asociada con las grandes corporaciones.
Según me informo, sólo dos de sus numerosos libros han sido traducidos al castellano: El diablo en la cruz y Descolonizar la mente.
En sus memorias ha dejado un recado a los jóvenes lectores, es esto: que no abandonen:
«En este libro tiendo mi mano a los jóvenes lectores y les digo que no abandonen la escritura, ni siquiera cuando la vida les proporcione tiempos duros«
«Se trata de levantarse cuando uno esté hundido, y no abandonar sus sueños.«
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