El desarrollo socio-económico de la provincia de Ultima Esperanza, ha estado centrado y determinado históricamente, desde fines del siglo XIX y hasta fines del siglo XX por la actividad ganadera dedicada principalmente a la ganadería ovina. Una peculiar “economía ganadera de exportación” instalada desde la ocupación colonizadora de finales del siglo XIX dió paso a grandes explotaciones de ganadería ovina extensiva, además de la industria frigorífica, industria extractiva forestal y una incipiente actividad marítima y portuaria asociada al comercio y a la pesca artesanal.
Por: Manuel Luis Rodríguez U.
22 de diciembre de 2016
Mas de 55.000 kilometros cuadrados de territorios de una belleza escénica única en el mundo, poblados por alrededor de 20,000 habitantes, forman el patrimonio natural de Ultima Esperanza, corazón del turismo patagónico chileno. Un territorio que cuenta además con el patrimonio inavaluable de los últimos descendientes del pueblo originario kaweskar.
Entre 1890 y 1970 el desarrollo de Ultima Esperanza ha dependido principalmente de la ganadería y es en el seno de la actividad ganadera que se iniciaron los primeros atisbos de la industria turística. Las primeras actividades pioneras del turismo se iniciaron precisamente en estancias ganaderas que innovaron y orientaron las típicas faenas rurales hacia los intereses de los turistas y exploradores.
A su vez, desde la década de 1980 en adelante, Ultima Esperanza se ha ido convirtiendo en el territorio privilegiado del turismo mundial en la Patagonia chilena y Puerto Natales ha ido derivando gradualmente desde el comercio asociado a la ganadería, hacia los servicios turísticos en dirección del Parque Nacional Torres del Paine y otros atractivos, uno de los tres destinos turísticos más visitados de Chile.
Natales y Ultima Esperanza es la joya turística de Chile y de la Patagonia austral chilena. En Ultima Esperanza, además, se desarrolla una creciente actividad científica y paleontológica y arqueológica que marca un hito en la ciencia patagónica, con sus hallazgos en Cerro Castillo, Cerro Guido, en la fronteriza cordillera de Baguales y en cueva del Milodón, dando inicio incluso al paleoturismo.
La ciudad cuenta con una importante dotación de hoteles, hostales, restaurantes, servicios turísticos, un moderno terminal de buses y un aeropuerto recién ampliado, así como rutas modernas para acceder a los puntos de interés turístico. Puerto Natales se ha modernizado en los recientes 20 ó 30 años precisamente porque se asume que su vocación económica fundamental es el turismo.
El turismo en Ultima Esperanza ha ido dejando gradualmente su condición de servicio de carácter artesanal y estacional, para instalarse como la actividad cada vez más profesionalizada y decisiva en la economía local y aquella que presenta más futuro dadas las ventajas geográficas y climáticas de la zona.
La conectividad en Ultima Esperanza, que conecta a esta zona con el sur argentino, con Aysén y con el resto de Chile y del mundo, se ha ido construyendo progresivamente siguiendo las rutas terrestres, marítimas y aéreas que llevan y traen desde los destinos turísticos del territorio.
Si se escribiera una Estrategia de Desarrollo para la provincia de Ultima Esperanza, no cabe duda que la mayoría de sus habitantes y actores económicos y sociales fundamentales, identificarían el turismo como la actividad de servicios mas promisoria para su territorio y aquella que produce un menor impacto ambiental por la presencia humana. Ultima Esperanza y Puerto Natales se merecen un turismo sustentable, de alta calidad y un esfuerzo sistemático en materia de formación de técnicos y profesionales para atender la creciente afluencia de turistas.
Esta vocación turística de Ultima Esperanza se contradice violentamente con el riesgo de introducir en las proximidades de Puerto Natales una explotación de carbón a cielo abierto, fuente de contaminación y punto negro en el territorio más importante del turismo de la región de Magallanes.
Ultima Esperanza es destino turístico, no destino carbonífero.