19 - enero - 2025

Albergues en Valparaíso: ¿Libertad de información o mercantilización del dolor?

Si la prensa quiere imágenes mías, en caso de verme involucrada en una noticia, no puede entrar a mi casa sin mi autorización y filmarme a su antojo. ¿Por qué podrían hacerlo con quienes están en el momento, tal vez, más vulnerable de su vida? ¿Por qué la prensa supone que tiene derecho a exhibir el dolor ajeno para obtener ganancias?




Por: Trinidad Lathrop
04 de enero de 2017


Jorge Sharp, el nuevo alcalde de Valparaiso tomó una decisión, que para algunos resultó polémica.
Y que a otros nos parece de absoluto sentido humano.
Prohibió el ingreso de periodistas al albergue donde se refugiaron los damnificados del último incendio en la comuna.
De inmediato surgieron voces criticando o alabando la medida.

Incluso algunos dijeron que era antidemocrático… o sea un dictador…

Por su parte, la prensa reclama su derecho a informar.
Soy una convencida que cualquier censura violenta gravemente a una sociedad, y por tanto, cualquier censura debe ser condenada.
Cualquiera.
Creo que hasta Patricia Maldonado tiene derecho a estar en TV… La doctora Cordero, cualquiera, por muy tonto o violento que sea lo que diga.

Pero ¿estamos hablando de censura? ¿Se le está prohibiendo a la prensa informar sobre los albergados, sobre el albergue mismo o sobre como se vive dentro?
La respuesta obvia es NO.
Solo tiene que esperar afuera que la gente salga del albergue. No hay prohibición para las personas albergadas de hablar sobre lo que quieran con la prensa.

Incluso, pueden voluntariamente, ir a contar su dolor, y llorar en TV si es lo que quieren hacer.

¿Cual es la prohibición?
Entrar.
Exactamente como se les prohíbe entrar a un regimiento, a un monasterio, a la UCI de un hospital, a la sala de un enfermo o la casa de un privado sin invitación a pasar.

Si la prensa quiere imágenes mías, en caso de verme involucrada en una noticia, no puede entrar a mi casa sin mi autorización y filmarme a su antojo. ¿Por qué podrían hacerlo con quienes están en el momento, tal vez, más vulnerable de su vida?
¿Por qué la prensa supone que tiene derecho a exhibir el dolor ajeno para obtener ganancias?
¿Es de interés público informar que la gente que perdió todo lo que tenía se encuentra devastada?
¿No es obvio lo que están pasando?
Pensemos, muchos arrancaron con lo que tenían puesto, en el albergue secaran su ropa, sus calzones, que obviamente no son de diseñador, y no son nuevos… ¿por qué creen que deben permitir cámaras en su intimidad?
Porque perdieron su casa y están en un albergue público.

La misma desgracia que le aqueja quiere ser usada por estos medios para vulnerar su derecho a la intimidad, su dignidad.
¿Y quien puede protegerlos?
El alcalde. Y decidió hacerlo.
Tiene la capacidad de empatizar, de imaginar, de comprender lo que sienten esas personas. De ponerse en sus zapatos y al mismo tiempo, tiene la fuerza para protegerlos.

La prensa puede informar sobre el albergue. Si, si puede, desde afuera. Puede hablar con los albergados, cuando ellos quieran salir a hablar con ellos.
Y ahi veremos de que están hechos estos periodistas y noteros.
Veremos si son capaces de mostrar humanidad y no tirarse como buitres encima de los que salgan, tratando de hacerlos llorar para la cámara.
Veremos si son capaces de respetar la dignidad humana…
Veremos si pueden hacer su trabajo sin denigrar a otros…

Ahora, en lo personal, dudo que tengan el más mínimo interés en informar. Si así fuera, llevarían a urbanistas a explicar el problema, el porque de los incendios en Valparaíso, a agrónomos que hablaran sobre como aumenta el riesgo de incendio en terrenos de eucaliptos, etc. Pero llevan videntes, tarotistas, chamulleros varios, o a niños llorando porque lo perdieron todo.
No, no quieren informar, quieren vender el dolor del otro.
El dolor como mercancía para los medios, el morbo disfrazado de información.
Cuando vivimos en una sociedad donde todo está a la venta, la ética es lo primero en venderse.

No hay censura, no hay prohibición de informar, no hay una actitud poco democrática, solo hay empatía y autoridad para proteger al más vulnerable.

Aplausos señor Alcalde.

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