Se debe elegir una representación parlamentaria que vele por lo que somos y queremos ser como región y de acuerdo con las ventajas comparativas que posee el territorio, que es el turismo, la ganadería, agricultura y la fruticultura. Por eso la importancia y la urgencia que en estas elecciones parlamentarias se vote en conciencia de lo que es bueno para la región y nos olvidemos de los partidos políticos, si queremos armonía, sustentabilidad y sentido común en la forma en cómo desarrollaremos la región y cómo implementaremos el modelo regional de producción y servicios.
Por Andrés Gillmore
08 de febrero de 2017
Uno de los grandes problemas al cual nos enfrentamos desde el mundo ciudadano en lo que a política se refiere, es que no sabemos en quién confiar como representante en el congreso por Aysén. Pocos son los candidatos que tienen un curriculum virtuoso, que entreguen seguridades plenas que lideraran como dicen que harán y se podría decir, que en Aysén estamos pasados de vuelta con los actuales senadores y diputados y ha sido duro constatar la traición a los intereses regionales con que han actuado nuestros seudos representantes.
Lo que también complica en todo el mundo regional y que Aysén no esta ajeno a ello, es el actuar de los partidos políticos tradicionales. Todos sabemos lo egoístas que son y que no dudan en arrendarse al mejor postor para conseguir garantías que les permitan estar en el poder usufructuando de la maquinaria estatal, sacando tributos para sus arcas, con porcentajes de los sueldos de los operadores que ocupan los cargos, que van directamente a las cuentas corrientes de los partidos. Poco escuchamos hablar a los partidos políticos de desarrollo regional, comunidades, planificación, cultura, historia, desarrollo y las palabras medio ambiente y sustentabilidad no está en su diccionario; pero se manejan bien con la falta de ética y la traición, son buenos para esconder la verdad y son sectarios y apatronados y no es chiste.
Si de algo no podemos dudar desde el mundo ciudadano no importando seas de izquierda, centro, derecha y independiente, es que a nivel regional el formato de sustentación de cualquier planificación estratégica de desarrollo sería y profesional con proyección de futuro, debe estar fundamentado hacía el cuidado, la defensa y la preservación del medio ambiente y que las actividades productivas cualquiera estas sean, deben estar en concomitancia y armonía con el medio ambiente. Si nos despreocupamos de esta base de sustentación primordial para el mundo aysenino, por mucho esfuerzo y trabajo que desarrollemos cualquier actividad productiva, estaremos destinados al fracaso y destruiriamos cualquier esperanza de futuro que podamos tener y perderiamos lo más preciado que tenemos, nuestra denominación de origen y el sello verde que nos caracteriza y nos transformaremos en una región bonita pero mal cuidada y con serios problemas de contaminación de norte a sur, de cordillera a mar.
Los intereses del mundo empresarial desde hace rato que están puestos en Aysén, por lo que representa su calidad escénica, ambiental, cultural e histórica en todo lo que se produzca al interior de sus fronteras y no hablo solo de la actividad turística, ya que debemos sumarle la minería, ganadería. energía, salmonicultura, pesca, agricola y fruticola. La actividad minera y especialmente la del oro, se ha estado transformando en un gran punto de interés de las transnacionales del rubro en la región, tanto es así, que esta naciente actividad tiene una superficie concesionada que es el equivalente a cien veces lo que pretendia intervenir HidroAysén en la cuenca del Baker. La empresa canadiense GoldCorp tiene 70 reclamaciones mineras en las comunas de Chile-Chico y Cochrane, con un área de trabajo de unas 21 mil hectáreas aproximadamente. También esta la empresa de capitales franco-ingleses, Patagonia Gold, que posee 25 mil hectáreas en el sector de Coyhaique y con 66 concesiones entre los lagos Pollux, Castor y Thompson. Otra empresa con capitales Australianos que está operando en Aysén es la RedHill, que cuenta con 18 zonas de 5 mil hectáreas de concesiones en Río Ibáñez; sumándose a la minera Terrane Minerals, con 26 concesiones en un área de 9 mil hectáreas en las comunas de Chile-chico, Río Ibáñez y Coyhaique.
La Compañía de Aceros del Pacífico (CAP) tiene 93 áreas de exploración con más de 230 mil hectáreas en las comunas de Aysén y Río Cisnes. Sumándose a las que están operando desde hace rato en la región, como la Minera El Toqui, de propiedad de la multinacional belga Nyrstar, con 192 concesiones en un área de 40 mil hectáreas en Río Ibáñez, Aysén y Coyhaique, que produce 51.600 onzas de oro y 113 mil de plata. También esta la conocida Cerro Bayo Mining Company de Mandalay Resources de Canadá, que esta explotando 10 mil hectáreas en el lago General Carrera y en la Laguna verde en el sector de Fachinal, con 7 minas de oro y plata y que además posee la mina El Furioso al sur poniente del lago General Carrera por el río Avilés hacia Chile chico por el paso la leonera, ampliando su área de operación bajo la Laguna Verde, donde la calidad del mineral es de mejor calidad, con índices de producción de 7 gramos de oro y 1.000 gramos de plata por tonelada extraída.
Si a todo ese mundo minero que se nos viene encima en los próximos años, es entendible desde la perspectiva de la producción minera y de los intereses creados, que explican el alto interés del gobierno por represar los ríos de Aysén y dejar que se construya la Central Hidroeléctrica Río Cuervo en Puerto Aysén, a pesar que las fundaciones de esta represa esta sobre la falla geológica Liquiñe Ofqui de gran peligrosidad para la comunidad de Puerto Aysén y que el gobierno a través del ministerio de energía, esta haciendo gestiones bajo la mesa para reactivar HidroAysén, que intervendrá la cuenca del Baker, destruyendo así la magnífica proyección turística, ganadera y agrícola de las comunidades del sur de la región, desde Villa Cerro Castillo a Villa O’higgins y dejando entrever, que también se quiere exportar energía a Argentina. Además de todos esos intereses creados, tenemos el mundo salmonero que han intervenido desde hace décadas una vasta zona del litoral contaminandolo y que la reserva nacional de Las Guaitecas esten en la actualidad a disposición de las empresas salmoneras, cuando deberían estar protegidas e intocadas por la mano del hombre.
Esta desconcertante realidad en contra de los intereses regionales, están impidiendo el desarrollo de Aysén y la de sus comunidades en forma sustentable, haciendo que la tarea de los futuros representantes en el congreso sea por decir a lo menos estratégica y preponderante ante el escenario en el que estamos, poniendo sobre la mesa que en las próximas elecciones se debe elegir una representación parlamentaria que vele por lo que somos y queremos ser como región y de acuerdo con las ventajas comparativas que posee el territorio, que es el turismo, la ganadería, agricultura y la fruticultura. Por eso la importancia y la urgencia que en estas elecciones parlamentarias se vote en conciencia de lo que es bueno para la región y nos olvidemos de los partidos políticos, si queremos armonía, sustentabilidad y sentido común en la forma en cómo desarrollaremos la región y cómo implementaremos el modelo regional de producción y servicios.
Esto no quiere decir que Aysén deba cerrarse a proyectos de desarrollo, pero si se debe tener claridad desde el mundo ciudadano, que debe tenerse la capacidad de exigir a las autoridades competentes, que se respeten los intereses regionales y se defienda el medio ambiente que sustenta, identifica y proyecta a las comunidades, para que la fiscalización sea profesional, exigente, objetiva y despolitizada y que aquellos proyectos de desarrollo que no cumplen con las normas ambientales exigibles, no se concreten y pasen a mejor vida, si queremos un Aysén para todos y no solo para algunos como suele suceder.