10 - noviembre - 2024

El cambio climático como factor de cambio

El análisis del impacto producido por el cambio climático en nuestro querido y amado Chile, se transforma en imprescindible para construir modelos de desarrollo. Es importante entonces poder contar con estrategias para la protección del medio ambiente, que mejoren la calidad de vida de las comunidades que sufren sus consecuencias; entendiendo que el cambio climático esta afectando a la globalidad del planeta y la totalidad de los ecosistemas y las soluciones parciales no son más que un alivio momentáneo para la crisis general.



Por Andrés Gillmore

El clima siempre ha producido diferenciación cultural y social. No es lo mismo adaptarse a climas lluviosos, secos, vivir en la costa del mar o en la montaña o en las grandes extensiones de hielo. La diferenciación climática marca profundos contrastes desde los tiempos prehistóricos, en la que neandertales y homosapiens se disputaban los grandes territorios. Por eso es relevante tomar conciencia de los cambios climáticos y de las razones que lo producen. En Chile también tenemos diferenciaciones climáticas de mucha relevancia entre norte y sur, este y oeste, cordillera a mar, del extremo norte a las regiones australes, por ello es un tema trascendental y parte de lo que somos como cultura y entender cómo debemos proyectarnos en los modelo de desarrollo social, económico, ambiental y financiero y se hace urgente entenderlo como un factor de cambio social

Cuando nos informamos sobre la evolución y la variabilidad del clima a nivel planetario, nos damos cuenta que históricamente el clima ha cambiado por causas naturales desde los tiempos inmemoriales. Sin embargo, el cambio del clima en la actualidad tiene características muy diferentes al pasado y se esta produciendo por razones netamente sociales y más que nada por la masiva emisión de gases efecto invernadero (CO2, metano, óxidos de nitrógeno) y el uso excesivo de energía fósil (petróleo y sus derivados) desde los inicios de la revolución industrial en Inglaterra hace unos 150 años.

El petróleo, el gas natural y el carbón se transformaron en las principales fuentes energéticas utilizadas para manipular el medio ambiente y extraer los recursos naturales de las entrañas de la tierra. Su uso indiscriminado ha causado el efecto invernadero (calentamiento atmosférico). El desarrollo industrial de los sistemas de producción y el desarrollo social del mundo occidental, con modelos sustentados en la economía de mercado y en el consumo de bienes y servicios, donde el lucro ha sido sustituido por la codicia, ha creado una movilidad tan grande que ha desarrollado la actual crisis del clima.

A pesar de toda la información científica existente, que sustenta el porqué de la problemática climática, los diversos intereses creados de las grandes potencias mundiales y sus grandes corporaciones energéticas y mineras, han hecho caso omiso de esta realidad para continuar con los mismos procedimientos. Donald Trump, el recién elegido Pdte de Estados Unidos, se ha transformado en el líder de esta posición ante el cambio climático y llegó a la Casa Blanca con el objetivo de desmantelar la política ambiental del ex Pdte Obama y los acuerdos medioambientales tomados en París 2016 por los países desarrollados, desvalorizando la posibilidad de crear una estrategia global, que permita bajar la dependencia de los combustibles fósiles y optar por soluciones sustentables con ERNC (Energías Renovables No Contaminante) que obliguen a la humanidad a cambiar los paradigmas energéticos; aduciendo que el cambio climático es una invención China, para limitar la producción y sacar ventajas corporativas.

El consumo energético mundial ha crecido en las últimas décadas más de un 30 % y esta previsto que aumentará en un 53 % de aquí al 2030. De ese 53 %, el 83% será de combustibles fósiles y no de ERNC como debería ser y sin considerar que la tercera parte de la población del planeta vive todavía sin acceso a electricidad y usa residuo animal o leña para cocinar y calentarse.

El Consejo Mundial de la Energía en su Informe Mundial de Energía, publicado conjuntamente con el Programa de Desarrollo de las Nacionales Unidas, concluyeron que no existen en la actualidad límites para el suministro mundial industrial de energía fósil durante los próximos cincuenta años y que la matriz energética continuará teniendo como base de sustentación el petróleo, el gas y el carbón. Esta terrible contradicción proyecta innumerables problemas medioambientales, económicos, sociales y políticos y serias implicaciones para la proyección de la raza humana.

El análisis del impacto producido por el cambio climático en nuestro querido y amado Chile, se transforma en imprescindible para construir modelos de desarrollo. Es importante entonces poder contar con estrategias para la protección del medio ambiente, que mejoren la calidad de vida de las comunidades que sufren sus consecuencias; entendiendo que el cambio climático esta afectando a la globalidad del planeta y la totalidad de los ecosistemas y las soluciones parciales no son más que un alivio momentáneo para la crisis general.

El cambio climático ha perjudicado la salud de la población mundial y de muchas regiones en Chile. Las olas de calor han producido miles de muertes en Europa. El Centro Nacional de Epidemiología cifró las muertes solo en España en el año 2003 en 6.500 y Europa sumó cerca de 30 mil muertes aproximadamente. En Latinoamérica todos los años ocurren miles de muertes por catástrofes producidas por el cambio climático. La diseminación de un sinnúmero de enfermedades infecciosas producidas por la crisis climática, es responsable del 2,4% de los casos de diarrea producidos en el planeta y del 2% de los casos de malaria y zika. El aumento del cáncer de piel subió un 20%. Cataratas y otras lesiones oculares han aumentado en las últimas décadas del 0,6 al 0,8% por cada 1% de disminución de la capa de ozono. Las enfermedades infecciosas por la pérdida de la inmunidad por la excesiva radiación UVB aumentó considerablemente y se pueden relacionar al cambio climático una serie de problemas respiratorios y mala nutrición, aumentando los índices de desnutrición en un 10% en los países tropicales por las intensas olas de calor que tienen que enfrentar esas poblaciones.

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