Por Eduardo Henríquez P., periodista.
La promulgación en la década de los 60 del siglo pasado, de las leyes de Reforma Agraria y sindicalización campesina, constituyeron el proceso de transformación económica, social, política y cultural, más relevante ocurrido en la historia de Chile que puso fin a un sistema que obstaculizaba el desarrollo productivo del país.
La modernización y la incorporación de millones de campesinos dignificados por la extensión y profundidad del proceso democrático que cambió para siempre el rostro del medio rural, tiene hoy en la Agricultura Familiar Campesina (AFC) su heredera natural.
Al cumplirse 50 años de cuando partió ese proceso, los orgullosos hijos de la reforma agraria, argumentan avalados por los estudios de los organismos internacionales, por las estadísticas gubernamentales, las investigaciones de las universidades y de todos los especialistas en economía agraria, que la agricultura familiar es un sector clave para lograr la erradicación del hambre y el cambio hacia sistemas agrícolas sostenibles en el país.
Los campesinos chilenos son los aliados estratégicos de la seguridad alimentaria. Son los que producen el alimento de Chile, y con su esfuerzo generan un millón de empleos en el campo y a la vez aportan un 30 por ciento del Producto Interno Bruto de la agricultura.
Los hombres y mujeres de la tierra que continúan viviendo y trabajando en el campo, son sin lugar a dudas los actores protagónicos de los esfuerzos políticos que se vienen realizando en las últimas tres décadas por construir un patria agrícola buena para todos, sin hambre, sin contaminación, con mejores espacios de justicia e integración de todos los pueblos originarios que conforman Chile.
Las cifras del último Censo señalan con claridad que AFC está formada por 278.840 campesinos, que son dueños del 22,6 % del suelo agrícola, es decir de 4.010.096 hectáreas. Otro dato importante es que producen el 45 por ciento de los cultivos anuales y de las hortalizas; el40 % de las viñas; el 30 por ciento de los frutales y el 33 por ciento del ganado.
Así mismo, desde el retorno de la democracia se viene registrando un creciente y rápido desarrollo de la Agricultura Familiar Campesina, periodo en cual, las audaces políticas de Estado orientadas hacia este sector, logró que el 63 por ciento de los campesinos salieran de la subsistencia.
En el marco de este escenario de crecimiento productivo – comercial, la AFC se extiende con mucha vitalidad en el Turismo Rural, empieza a ganar espacios en las exportaciones de sus productos y está desarrollando con éxitos las tiendas rurales a través de las cuales está ofreciendo al mercado más de 600 productos de calidad y muy competitivos.
Finalmente, es necesario subrayar las conclusiones de los especialistas, quienes señalan que “la Agricultura Familiar Campesina junto con producir la mayor parte de los alimentos para el consumo, habitualmente desarrolla actividades agrícolas diversificadas, que le otorga un papel fundamental a la hora de garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad”.-