Lo que Chile vivió fue de tal magnitud, que no sólo llegó ayuda internacional sino que han venido técnicos a aprender cómo afectaron los incendios porque obviamente ocurrieron acá, pero su grandeza atrajo la atención del mundo entero, incluyendo expertos.
El doctor Carlos Gracia, del Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona, valoró que el país esté analizando lo ocurrido, estudiando sus consecuencias y cómo prevenir a futuro. “Me parece que con la poca experiencia de Chile en incendios de esta magnitud, lo ha hecho muy bien”, opinó.
A juicio de estos expertos la prevención es clave y así lo recalcó el investigador de la Agencia Nacional para las Ciencias (Sciro) Australia, Andrew Sullivan, quien convino en que se puede evaluar la respuesta de Chile a los megaincendios a partir del conocimiento de prácticas positivas.
En su opinión, cualquier estrategia futura debe considerar que estos sucesos se van a repetir, por lo tanto, es vital tener la capacidad de predecir, desde un punto de vista meteorológico climático, las condiciones que van a generar un incendio como el acontecido.
Sabiendo que habrá condiciones de tiempo favorables a un siniestro gigantesco se debe intervenir tempranamente en bosques nativos y plantaciones. Ello se concreta controlando la cantidad de material que se puede quemar y diseñando los bosques de manera de evitar un incendio de esas características. Supone también gestión en prevenir y en el control de los medios de combate.
El doctor en Biología de la Universidad de Barcelona, Ramón Vallejo, comentó que en la lucha contra el fuego nadie tiene la solución mágica. “Lo que Chile vivió fue de tal magnitud, que no sólo llegó ayuda internacional sino que han venido técnicos a aprender cómo afectaron los incendios porque obviamente ocurrieron acá, pero su grandeza atrajo la atención del mundo entero, incluyendo expertos”.
Sobre lo que se está haciendo en el sur de Europa, Vallejo explicó que desarrollan estrategias para restaurar sistemas partiendo por identificar geográficamente los sistemas, es decir según características de cómo se queman: si después del incendio se degradan los suelos o pierden especies importantes.
Siendo el fuego un impacto muy drástico que cambia mucho y rápido un ecosistema en el caso de peligro de erosión, sostiene que hay que reaccionar en semanas o meses, en tanto que si se trata de recuperar especies críticas que desparecieron es posible planificar a más largo plazo.
Leonel Sierralta, gerente de Sostenibilidad y Medio Ambiente de CMPC, recordó que “a la compañía se le quemaron aproximadamente 19 mil hectáreas de plantaciones y nos preocupa la situación general tanto social como ambientalmente. Las hectáreas quemadas son una parte del estado de cosas, pero hay otras que no se ven a simple vista como es la eventual pérdida de suelo y de una riqueza que cuesta mucho echar a andar”, evaluó.
Sobre qué están haciendo, Sierralta dijo que están preocupados y ocupados en generar medidas para disminuir el impacto de los incendios, desde el punto de vista patrimonial y el ambiental. “Con esfuerzos por disminuir el riesgo de erosión con una serie de medidas entre ellas plantar herbáceas, redistribuir el material quemado sobre el suelo y plantando donde se ha podido terminar las primeras labores”.