Hidroaysén llegó a la región avasalladoramente, se sentían los dueños de la verdad y la frase “ es mejor pedir perdón que permiso” era parte de su estrategia para construir sus cinco represas. Dos en el río Baker y tres en el Pascua. Irrumpían en los predios como Pedro por su casa para hacer prospecciones y comenzaron a hacer faenas en el río Baker en el sector de Chacabuco sin permiso de Sernageomin.
Por Andrés Gillmore
18 de mayo de 2017
La sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, que al comienzo de esta semana le negó la apelación presentado por HidroAysén, para continuar reteniendo los derechos de uso del agua de los ríos Baker y Pascua para construir represas, demuestran que el sentido común ha empezado a reinar. La corte con su fallo, priorizo la reserva hídrica de los caudales de los ríos en virtud del artículo 147 del Código de Aguas y el proyecto energético sufrió un nuevo revés en sus intenciones. Esto no significa que el proyecto energético este descartado, pero el camino esta trazado.
Pocos recuerdan que HidroAysén fue lo que corrió el cerco entre ciudadanía, políticos y los gobiernos. Fue la gota que rebalsó el vaso y dio inicio a la toma de conciencia por parte de la ciudadanía, que los intereses creados de las grandes transnacionales dominan las decisiones en el congreso y compraban políticos y gobiernos. Recuerdo perfectamente y siento gran orgullo por ello, como el 18 de mayo del 2011 una semana después de haber sido aprobado HidroAysén en Coyhaique por el SEA (Servicio de Evaluación Ambiental) con la Corporación Costa Carrera (agrupación de dueños de tierras, pobladores y empresarios turísticos de la cuenca del Baker) organizamos junto a Acción Ecológica (dirigida por Luis Mariano Rendón) la gran marcha por la Alameda, con más de 180 mil personas entonando PATAGONIA SIN REPRESAS, que dio inicio al nuevo Chile. Ese noche fría de otoño, en Aysén bajo nieve la gente también marchaba por un Aysén Sin Represas.
Era una tarde de otoño fría a orillas del lago General Carrera al sur de Aysén del año 1997, había un esplendoroso sol, de un azul prístino en el cielo, que permitía ver el monte San Valentín (el más alto de la patagonia chileno-argentina con sus 3098 m.s.n.m.) en todo su esplendor. Era uno de esos días en que uno se siente pleno y agradecido. Sentí el motor de una camioneta que bajaba por el camino de acceso y estacionaba al lado de la bodega. Era la camioneta de capitanía de Puerto de Chile Chico, que hacía visitas regulares para verificar los empadronamientos de naves que navegan por el gran lago General Carrera.
En esos años tenia un lazo especial con los marinos, al haber trabajado con ellos, para que los pilotos de embarcaciones menores que prestaban servicios turísticos en el lago Carrera, fueran enrolados y se les otorgase la certificación de Patrón de Bahía, para hacer más seguros los servicios de navegación. Ese día el tema fue otro, querían saber cómo surtía de agua las instalaciones. Bajamos a la orilla del lago y les mostré la bomba Pedrollo modelo PKM que subía 120 metros el agua desde el lago a los estanques. Ese día me informaron oficialmente que necesitaba un permiso especial del ministerio del interior para consumir las aguas del lago Carrera. Porque los derechos de agua le pertenecían a ENDESA España. Desde ese momento mi vida cambio para siempre, fue un punto de inflexión importante; desde ese entonces gran parte de mi tiempo y por muchos años, los dedique a defender la cuenca del Baker, marcando mi forma de ser para siempre y respondiendo el por qué el destino me había traído a este magnifico lugar.
En esos años habíamos desarrollado una Corporación sin fines de lucro, para hacer desarrollo sustentable en las localidades del lago Carrera y en el río Baker, que llamamos Costa Carrera. Básicamente fue creada para defender estas estupendas masas de agua de los salmoneros, que estaban intentado intervenir las aguas de los lagos Carrera, Bertrand y del río Baker. Entramos en batalla, en contra de un gremio que en esos años era fuerte y poderoso y contaba con la venia del gobierno y considerados como la estrella productiva de Chile. Logramos frenar a las empresas salmoneras, al solicitar estudios ambientales y de capacidades de carga. Rematamos la situación, al solicitar que la cuenca del lago General Carrera fuese declarada como Zona de Interés Turística (ZOIT). Para ello hicimos un trabajo en conjunto con Sernatur Aysén y la Universidad Católica de Santiago y logramos la primera declaratoria ZOIT en Chile y desbancamos la intención y lógicamente usamos este preciosa herramienta para defendernos de HidroAysén.
Hidroaysén llegó a la región avasalladoramente, se sentían los dueños de la verdad y la frase “ es mejor pedir perdón que permiso” era parte de su estrategia para construir sus cinco represas. Dos en el río Baker y tres en el Pascua. Irrumpían en los predios como Pedro por su casa para hacer prospecciones y comenzaron a hacer faenas en el río Baker en el sector de Chacabuco sin permiso de Sernageomin.
El Chile ciudadano de ese entonces poco y nada entendía de evaluaciones de ninguna especie y al ver como el primer gobierno de Michelle Bachelet apoyaba la intención dejando que entrara al proceso de evaluación aceptó el tema. El gobierno de Sebastián Piñera, quien finalmente aprobó el proyecto, manipulo el Servicio de Evaluación Ambiental en Aysén, cuyos miembros eran seremis para aprobar la intención, a pesar que se demostró que los estudios de impacto ambiental habían sido manipulados y no correspondían. Aysén ardío literalmente y la represión se dejó caer, liderada por la intendenta de la Alianza por Chile, Pilar Cuevas.
Las organizaciones que estábamos en contra del proyecto en Aysén, entendíamos que la intención más que desarrollo significaba la destrucción de la sustentabilidad de las comunidades del sur de Aysén y de la región como un todo, que dependía y continua dependiendo de su calidad social, cultural, escénica y ambiental para desarrollarse sustentablemente.
Por muchos las organizaciones fuimos considerados parias y nos llamaban despectivamente “ecologistas” nos acusaban que éramos financiados por intereses creados de fuera; cuando solo eramos pobladores, defendiendo su terruño de las garras de las transnacionales y no teníamos nada que ver con las ONG, que decían ser nuestros representantes en Santiago o con Douglas Tompkins y que la organización a la cual representaba, Costa Carrera, aunque éramos miembros de la CDP (Consejo de Defensa de la Patagonia) nunca habíamos conseguido que se nos tomara en cuenta en las decisiones y nunca estuvimos de acuerdo en cómo se manejaba la CDP y menos con la imagen que proyectaban de Aysén. Fundamentalmente, porque considerábamos que Aysén es mucho más que bosques y ríos y que la naturaleza aysenina y su maravillosa calidad ambiental y escénica, era para ser utilizada como medio de desarrollo en las comunidades, a través del turismo de intereses especiales, la ganadería y la agricultura. En cambio la CDP proyectaba la imagen de los ecologistas de profundis que representaba Douglas Tompkins, que sustentan que la naturaleza estaba por encima de lo social y debía prevalecer.
Las organizaciones en Aysén dábamos la batalla con lo poco y nada que teníamos. Lo que hacíamos desde la Corporación Costa Carrera, era estudiar el tema con toda la profundidad posible para mejorar el discurso y participábamos de todos los seminarios posibles incluidos los de HidroAysén en Santiago, para contestar a la empresa y hacer que la ciudadanía y el gobierno de turno entendieran, que intervenir los ríos más emblemáticos de Aysén no era desarrollo y representaba la obstrucción de la sustentabilidad y la proyección de futuro de Aysén y del país como un todo y que las represas con muros de contención y embalses eran tecnología del pasado en el mundo del futuro y no eran energía renovables y que los dichos de HidroAysén que “Aysén era el patio trasero de Chile” y que “Aysén se merecía el mismo desarrollo de Santiago” eran ridículos, inapropiados y demostraban ignorancia; porque Aysén más que ser el patio trasero de Chile, “era el ante jardín más hermoso que un país pudiese tener” y que “Aysén no se merecía algo tan destructivo como el desarrollo de Santiago”.
Los contrarios al proyecto eran acusados de vende patrias y organismos de dudosa reputación se dedicaban a intervenir computadores, paginas web, teléfonos celulares y correos electrónicos. A los funcionarios públicos que osaban ir en contra del proyecto y denunciaban la manipulación de los Estudios de Impactos ambientales( EIA) se los obligaba a renunciar.
HidroAysén no dudo (y se denunció cuando era poco creíble que eso sucediera en el Chile de esos años) en intervenir el congreso. Repartió dinero a senadores y diputados y los gobiernos de turno para que apoyaran la causa de las represas y dijeran que eran energía renovable y necesaria. No tuvieron empacho en decir que Aysén era una región sin futuro y que ellos posibilitarían su desarrollo sustentable. HidroAysén llevó adelante una campaña de desprestigio sistemático de todas las personas que lideraban la defensa en contra del proyecto, que dividió profundamente la región, a través de un programa de radio llamado “Conversando con HidroAysén”, dedicado exclusivamente a difamar a los que osaron ir en contra de esos intereses.
La batalla por un Aysén sustentable continúa hasta la fecha y por lo que se ve, será por siempre. Porque los intereses creados siempre estarán al acecho y en Aysén lo están desde principios del siglo pasado con las Sociedades Explotadoras. La diferencia radica en que Aysén la mayoría de las veces siempre ha salido victorioso. La única vez que Aysén se vio doblegado ante los intereses de las transnacionales; fue cuando Iván Fuentes el vocero de Movimiento Social, se vendió a los industriales pesqueros, traiciono a la región y ayudó a privatizar el mar y transformar a los pescadores artesanales en mano de obra barata para las salmoneras.